El oficio de ser lechero, regresa con impronta amigable
VIDA SUSTENTABLE02/05/2021Josefina EchezárragaFue hacia la década del 70´y 80´, cuando el oficio del lechero logró su apogeo. Por aquellos años, la tradicional imagen era de un hombre que llegaba casi siempre en viejas camionetas donde cargaba cajones de metal y envases de leche recién ordeñada que repartía casa por casa. El avance de la industria extinguió el oficio sobre todo, en las grandes ciudades. ¿Qué dirías si te contamos que el lechero ha regresado?
En el marco de la celebración del Día del Trabajador, quienes hacemos Quintaesencia decidimos salir en la búsqueda de esos oficios que comienzan a regresar, en este caso el del lechero, que vuelve. Pero ahora, lo hace con una impronta amigable con el medio ambiente y sin perder la esencia, llevar leche en este caso vegetal, recién producida a la casa de los clientes.
Para eso entrevistamos a Leonardo Budzovsky, más conocido como Leo, un joven de 32 años que desde hace seis, de la mano de cambios alimenticios que decidió implementar a su vida, también llegó lo que con el tiempo se convirtió en un emprendimiento: produce leche vegetal (de almendras y de coco) para una importante cantidad de clientes.
¿Cómo comenzó todo?
Primero fue un cambio que decidí dar a mi vida. Decidí cambiar mi alimentación y uno de los alimentos que más me costaba conseguir era la leche vegetal, asi que es que empecé a investigar como se hacía, luego empecé a producir para familiares y amigos. El primero en pagarme por una botella de leche fue mi abuelo. Todo teñido una impronta moral, enlazada con estos cambios de hábitos donde buscamos nutrir el cuerpo sin dañar el medio ambiente y evitando desde nuestro lugar, el maltrato animal.
¿Hace cuánto fue eso?
Unos seis años.
Hace seis años hablar de leche vegetal era algo bastante raro, ¿verdad?
Sí, muy raro, lo es hoy aún para muchas personas. Pero en ese tiempo había más activismo sobre este tema en Resistencia y allí me fui asociando con gente que me enseñó todo sobre la producción, y me sostenían porque no era fácil. Al principio necesité que me muestren que sí se podía y allí, era como que todo estaba más naturalizado.
¿Cuándo te diste cuenta que dejaba de ser un hobbies para ser tu trabajo?
Llegó un punto donde habían ganancias, la gente se sumaba y había que tomar una decisión, invertir y seguir creciendo o quedarme donde estaba. Decidí hacer la primera inversión que fueron unas licuadoras industriales, que ayudaron a mejorar la producción y aumentarla. Ahí el negocio se formalizó, si bien se dieron una infinidad de cambios en la composición del empredimiento, pero siempre seguí adelante.
¿Así te convertiste en el lechero?
Sí, fue una cosa llevando a la otra y un día todos me decían el lechero. Entendí que desde otro lugar, pero estaba retomando ese oficio que se había perdido y lo hacía desde la esencia, que es llevar un alimento fundamental para muchas personas a la puerta de sus casas. Algo que va de la mano con la posibilidad de entablar una relación cara a cara con el cliente, saber sus problemas, escuchar sus críticas y también sus halagos.
¿Qué podés decir de tu trabajo?
Que me encanta. Mi trabajo me formó, me enseño todo. Jamás pensé que sería mi forma de vida pero acá estoy. Mirando atrás, puedo decir que gracias a este emprendimiento aprendí un montón de cosas, te das cuenta que hay personas que esperan tu producto, las cosas hay que pensarlas día tras día porque los cambios son una constante.
¿Qué es lo más difícil?
La inestabilidad, trabajo con almendras, cuando comencé un kilo de almendras salía $17 hoy supera los $1500, los proveedores juegan con el precio y muchas veces, no venden porque están especulando, ahí es cuando los emprendimientos tambalean.
¿Qué es lo más grato?
El contacto con la gente es genial, es ir tocarles la puerta, intercambiar algunas palabras. Hoy hago algo que me gusta, pero que también está parado sobre valores morales de cuidado del medio ambiente, la sustentabilidad. Siempre quise vivir de acuerdo a lo que pienso, este trabajo me lo permite, además de ir enseñando a quienes no saben del tema. Las satisfacciones son diarias.
Quienes quieran contactar a Leonardo y su emprendimiento L-milk lo pueden hacer en el instagram lmilk.corrientes o al whatsApp 3794 - 35-9560