La ciencia al servicio de la conservación y la educación ambiental
VIDA SUSTENTABLE09/12/2024Redacción QuintaesenciaEn la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), las cuartas Jornadas de Ecología y Paleontología, más conocidas como “EcoPAl”, se convirtieron en un espacio único para reflexionar sobre la relación entre ciencia y sociedad. La Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y Políticas, fue el ámbito en el que -del 2 al 6 de diciembre- convergieron investigadores, becarios y estudiantes para compartir avances, inquietudes y soluciones en temas clave como la biodiversidad, la conservación y el cambio climático. Entre ellos se encontraba Verónica Romero, doctora en Biología y referente en la región, quien destacó por su entusiasmo y claridad al abordar los desafíos ambientales desde una perspectiva interdisciplinaria. En una entrevista con el programa radial Mirá Corrientes, la investigadora brindó detalles sobre su participación.
“Estas jornadas no son solo para mostrar resultados científicos; son una oportunidad para conectar, para aprender de otros enfoques y enriquecer nuestras perspectivas. Eso es lo que las hace tan valiosas”, aseguró Verónica, quien presentó dos trabajos de investigación que reflejan su compromiso con la educación ambiental y la preservación de los ecosistemas.
Educación ambiental: conectar a los jóvenes con el entorno
Uno de los proyectos presentados por el equipo de trabajo dirigido por Verónica se enfoca en las aulas de naturaleza dentro de áreas protegidas, como el Parque Provincial San Cayetano en Corrientes. “La idea es simple pero poderosa: llevar a los estudiantes al corazón de los ecosistemas para que aprendan en contacto directo con la naturaleza. Eso genera una conexión que ningún libro puede igualar”, explicó.
En estos talleres, tanto estudiantes secundarios como universitarios tienen la oportunidad de explorar el entorno, identificar especies y comprender los procesos que sostienen la biodiversidad. “Es increíble cómo cambia su perspectiva después de una jornada en el parque. Empiezan a notar detalles, a hacerse preguntas y, sobre todo, a valorar lo que tienen cerca”, relató.
Para esta investigadora, la educación ambiental es fundamental no solo para formar a futuros profesionales, sino también para crear ciudadanos más responsables y comprometidos con su entorno. “Si queremos un cambio real, tenemos que empezar por las nuevas generaciones. Ellos son los que tomarán las decisiones en el futuro”, reflexionó.
“La idea es simple pero poderosa: llevar a los estudiantes al corazón de los ecosistemas para que aprendan en contacto directo con la naturaleza. Eso genera una conexión que ningún libro puede igualar”.
Biodiversidad: entender para proteger
El segundo trabajo presentado por Verónica en las jornadas se centra en el estudio de la biodiversidad de mamíferos en áreas protegidas y campos de Corrientes. “Cada especie tiene un rol en el ecosistema, y entender esas interacciones nos permite tomar decisiones más informadas sobre su conservación”, señaló.
Estos estudios no solo ayudan a identificar las especies presentes en la región, sino que también revelan cómo están adaptándose a los cambios en su entorno, como la deforestación o el impacto del clima. “En muchos casos, lo que encontramos no es alentador. Hay especies que están desapareciendo o desplazándose a zonas menos favorables. Eso nos obliga a actuar rápido para protegerlas”, advirtió.
Verónica resalta que este tipo de investigaciones no sería posible sin el trabajo en equipo. “Desde los becarios que hacen el trabajo de campo hasta los colegas que aportan análisis genéticos, cada aporte suma. La ciencia es un esfuerzo colectivo, y eso es algo que siempre intento transmitir”, comentó.
Fósiles y el pasado: lecciones para el presente
Un punto destacado de las jornadas fue la exposición de fósiles en la reserva paleontológica de Bella Vista, un lugar emblemático en Corrientes. “Es fascinante lo que podemos aprender de los gigantes que habitaron esta región hace miles de años. Sus restos no solo nos cuentan cómo era el ambiente en esa época, sino que también nos ayudan a entender cómo las especies actuales podrían adaptarse a los cambios”, explicó Verónica.
Entre los hallazgos más impresionantes se encuentran los restos de grandes mamíferos, como gliptodontes y mastodontes, que alguna vez caminaron por estas tierras. Sin embargo, Verónica enfatizó que la paleontología no se limita a los fósiles de gran tamaño. “Cada pieza, desde invertebrados hasta troncos fosilizados, tiene una historia que contar. Es como un rompecabezas que nos ayuda a reconstruir nuestro pasado y a reflexionar sobre nuestro futuro”, afirmó.
Reserva Toropí, un reservorio natural de restos fósiles.
Ciencia y pasión en tiempos de desafíos
A pesar del entusiasmo que transmiten las jornadas, Verónica no oculta los desafíos que enfrenta la ciencia en Argentina. “El financiamiento siempre ha sido un problema, pero lo que más me sorprende es cómo, a pesar de todo, seguimos adelante. Hay una pasión y un compromiso que son difíciles de explicar”, aseguró.
Un ejemplo de este esfuerzo es el trabajo de Julieta Arzuaga, integrante de su equipo, quien realizó una tesis sobre la regeneración de plantas en el Parque Provincial San Cayetano tras los incendios de 2020. “Ese tipo de investigaciones son fundamentales para diseñar estrategias de restauración en áreas afectadas. Es increíble ver cómo, con pocos recursos, se pueden lograr resultados tan significativos”, destacó.
La investigadora también señaló la importancia de generar espacios de apoyo y reconocimiento para los jóvenes investigadores. “Ellos son el futuro de la ciencia, y es nuestra responsabilidad brindarles las herramientas y el acompañamiento que necesitan para crecer”, comentó.
Un puente entre la academia y la comunidad
Uno de los grandes objetivos de Verónica es que el conocimiento generado en la academia llegue al público general. “La ciencia no tiene sentido si no se comparte. Tenemos que salir de los laboratorios y hablar con la gente, explicar lo que hacemos y por qué es importante”, enfatizó.
Durante las jornadas, se organizaron actividades abiertas al público, donde los asistentes pudieron interactuar con los investigadores y conocer de cerca sus proyectos. “Es emocionante ver cómo los chicos se interesan, hacen preguntas y empiezan a imaginarse a sí mismos como futuros científicos. Esa es la semilla que queremos plantar”, reflexionó.
“La ciencia no tiene sentido si no se comparte. Tenemos que salir de los laboratorios y hablar con la gente, explicar lo que hacemos y por qué es importante”.
Mirando hacia adelante: más ciencia, más comunidad
Con la vista puesta en el futuro, Verónica espera que las próximas ediciones de las jornadas sigan creciendo y sumando participantes de distintas disciplinas. “Queremos que sea un espacio abierto, inclusivo y diverso, donde todos puedan aportar desde su perspectiva. La conservación es un desafío global, y necesitamos trabajar juntos para enfrentarlo”, indicó.
Para ella, la ciencia es más que un trabajo: es una forma de contribuir al bienestar colectivo y al cuidado del planeta. Desde sus investigaciones sobre biodiversidad hasta su labor educativa, su compromiso es un ejemplo de cómo la pasión y el conocimiento pueden generar cambios reales.
Una invitación al conocimiento y la acción
“Cuidar nuestro entorno no es solo una tarea de los científicos; es algo que nos compete a todos. Invito a cada persona a observar, a preguntar, a aprender. El primer paso para proteger lo que tenemos es conocerlo”, finalizó Verónica, con una invitación que trasciende las palabras y se convierte en un llamado a la acción.