El Dr. Leoni, un personaje de vanguardia

Esta es la historia de un misterioso hombre que no tenía hogar ni rumbo alguno, siendo tildado de loco y vagabundo. Un personaje que se entregó al mundo y vivió en plena libertad, pasando de objeto de burlas a ser visto como un adelantado a su época y a la nuestra. Las imágenes aquí expuestas pertenecen a la colección de Amílcar Carena (padre), quien le tomó varias fotografías que aún se conservan

HISTORIAS QUE INSPIRAN09/11/2019 Pepe Lucero

Finalizaba la década de 1920 cuando un misterioso peluquero de la localidad de Susana irrumpía en las calles de Rafaela, llamando la atención por su excéntrica vestimenta y forma de pensar, saludando a todo aquel que se le cruzara por en frente y parando en las esquinas a dar discursos políticos y filosóficos. El hombre no hablaba solo, ya que la gente se detenía a escucharlo y su influencia se expandió hasta la capital santafesina.

A pesar de no tener hogar, dinero ni trabajo, Víctor Leoni no era un vagabundo, sino un hijo de esta tierra que había entregado su vida a merced de los vientos. Además de atraer a la muchedumbre, no tardó en llamar la atención de la aristocracia, siendo adoptado por los ricos como un bufón distinguido (lo llamaba "Doctor" en tono burlón) y durmiendo en sus casas, donde se alimentaba y obtenía ropa que combinaba de manera extraña.

Cualquiera pensaría que se trataba de un loco, pero sabía muy bien lo que hacía. Esperaba que la gente salga de los lugares de reunión como cines o teatros y comenzaba a vociferar su "plan de obras" que consistía en puentes, caminos, canales y políticas sociales. Uno de sus proyectos más sorprendentes era el de un acueducto entre Santa Fe y Rafaela, el mismo que hoy se está necesitando con urgencia y que era visto como un disparate.   

Además de planificar el bienestar social, se dedicaba a divertir a quienes se aprovechaban de su inocencia. Era objeto de bromas muy pesadas que posiblemente terminaba disfrutando más que los bromistas, ya que eso le garantizaba un contacto con la gente que al mismo tiempo le ofrecía lo que necesitaba. Así fue como se comenzó a jugar con la idea de postularlo a un alto cargo administrativo, en parte debido a que la clase política no se ganaba la simpatía del pueblo, y Leoni representaba el sarcasmo generalizado. 

Amílcar "Kuky" Carena pudo compartir momentos con el "Doctor" en su juventud debido a que en el trayecto de Rafaela hasta Santa Fe, Leoni se hospedaba en su casa de Nuevo Torino. Siendo muy joven, Kuky recuerda al Dr. como un hombre sobrio: "No era bebedor, se lo podía ver en los bares pero los frecuentaba porque le gustaba socializar. Cuando viajaba (a dedo) de Rafaela a Santa Fe paraba en todas las casas que podía de camino, incluida la de mi padre, quien le tomó muchas fotografías. Se detenía en tantos lugares que terminaba llegando semanas después, y lo mismo a la vuelta".  

Este hombre de baja estatura pregonaba utopías para Rafaela que en ese momento parecían fuera de lugar pero que hoy son una realidad, como la idea de colocar focos eléctricos en todas las calles, adoquinar la ciudad y brindarle agua potable a cada barrio. Llegó a representar tal amenaza para los políticos de la época que incluso fue secuestrado para evitar que sea nombrado intendente y su presencia en el este provincial despertó el interés de todos. Tanto que los empresarios santafesinos le pagaban un café con medialunas tras otro para sentarse a conversar con él (sabiendo además que no contaba con recursos para comer).

"Una vez me pagó un submarino con medialunas en el Café de Los Japoneses, lo que me resultó extraño porque él nunca tenía dinero. A mí me avergonzaba por su manera de vestir", recuerda Carena, luego de que a los nueve años fuera invitado por quien resultaba ser siempre el invitado.

Una vez más, como en Rafaela, Leoni fue tomado con poca seriedad, pero sus ideas lo convertían en un posible candidato a jefe municipal de la capital provincial, aunque sea en broma. Al llamar la atención de los periodistas, fue entrevistado y quedó registrado su visionario plan de obras públicas que incluían "un surtidor de leche en cada barrio pobre" (hoy existen las copas de leche), o "un puente que una a Santa Fe con Paraná por debajo del agua". Había propuesto un túnel subfluvial décadas antes de que fuera una realidad, cuando algo así resultaba impensado hasta para el ingeniero más adelantado. 

Nadie sabe por qué Víctor Leoni terminó abandonando su tranquila vida de peluquero pueblerino para entremezclarse con la muchedumbre urbana. La mayoría pensaría que se volvió loco de golpe y perdió el sentido de la ubicación, pero Amílcar Carena tiene otra visión de los hechos: "Aquel que se anima a cruzar esa delgada línea que el común de los hombres no se atreve no es un loco, es alguien diferente, gracioso, genial y ocurrente, cuyo recuerdo perdurará en el tiempo y se convertirá en leyenda". 

Pero el común de la gente dejó de prestarle atención y ofrecerle su ayuda. Ya no tenía donde dormir y se lo veía descansando bajo los árboles o refugios que improvisaba, hasta que de pronto nadie supo más de él. "Según la información que tengo, habría fallecido en la provincia de San Juan", aporta Kuky Carena a Región Oeste. Tiempo después, el Dr. Leoni se convertiría en el personaje principal de una comedia teatral musical con la participación de distinguidos actores locales, aunque su vida fue una verdadera obra de teatro con una temática difícil de definir. 

Podría decirse que se trató de una comedia trágica, ya que debió resultar divertido mientras todos se reían con y de él, pero era la única forma en que una persona inocente y libre de toda malicia podía sobrevivir en un mundo donde a la gente solo le importaba ascender socialmente

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