Creer en el sueño de emprender más allá de la edad

HISTORIAS QUE INSPIRAN06/10/2024Redacción QuintaesenciaRedacción Quintaesencia
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𝐋𝐚 𝐂𝐡𝐢𝐥𝐚, 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐢𝐧𝐪𝐮𝐢𝐞𝐭𝐚 𝐲 𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐞𝐝𝐨𝐫𝐚.

Desde Barbosa, un pequeño pueblo en el corazón de Santander, Colombia, Alcira Román Hernández, más conocida como La Chila, nos comparte su inspiradora historia de emprendimiento. A sus 65 años, Alcira decidió reinventarse y emprender un camino que comenzó en su cocina, y que hoy en día ha tomado vuelo. Lo que para muchos parecía imposible, para ella fue una oportunidad de seguir sus sueños. “Todo empezó cuando mi nieto tenía dos años. Él no podía decir mi nombre, me llamaba ‘Chila’, y así quedó. Me gustó tanto ese apodo, que lo adopté para mi emprendimiento”, nos cuenta con una sonrisa llena de orgullo en el inicio de la charla con Quintaesencia.

Hoy, su proyecto “La Chila Vinagres” no solo es una fuente de ingresos, sino también una forma de inspirar a otras mujeres a seguir sus pasiones, sin importar la edad o las dificultades. “Yo siempre fui inquieta, hacía de todo: tejía, pintaba, cocinaba... Pero fue cuando mis hijos se fueron y me quedé sola, que decidí hacer algo más grande, algo que me apasionara. Así fue como me nació la idea de hacer vinagre de manzana. Se me prendió el bombillo”, recuerda con entusiasmo.

Comenzar desde cero

Los primeros pasos en su emprendimiento no fueron sencillos. Con un capital inicial de tan solo un dólar, Alcira se aventuró a hacer vinagre, pero se encontró con varios desafíos. “Al principio fue un desastre. Hice vinagre que se explotaba, que se inflaba, que salía mal... Fue un año entero de errores, pero algo dentro de mí me decía: ‘Seguí adelante’. Ese ‘animalito’ como el que tenía Pinocho en el hombro siempre estaba ahí, diciéndome que lo intentara una vez más”, comparte Alcira con franqueza.

Su abuela le había enseñado a hacer vinagre de manera artesanal, una tradición que pasó a su madre y, finalmente, a ella. “Mi abuela hacía vinagre casero, y mi mamá también. Yo sabía cómo hacerlo, pero claro, una cosa es hacer vinagre para la casa, y otra muy distinta es sacarlo al mercado. Ahí tuve que aprender mucho”, aclara. Fue gracias al apoyo del SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje de Colombia) que Alcira pudo ajustar la receta a los estándares requeridos. “Aprendí los parámetros de acidez, la higiene adecuada... Antes yo le metía el dedo al vinagre y si sabía bien, ya lo envasaba, pero así no era”, dice entre risas.

Con perseverancia y mucho aprendizaje, La Chila logró que su vinagre de manzana tuviera la calidad necesaria para ser comercializado. Y aunque el camino no fue fácil, Alcira nunca perdió la fe en que su proyecto tendría éxito. “La clave está en seguir adelante, no importa cuántos errores cometás. Siempre hay que seguir”.

“Mi abuela hacía vinagre casero, y mi mamá también. Yo sabía cómo hacerlo, pero claro, una cosa es hacer vinagre para la casa, y otra muy distinta es sacarlo al mercado. Ahí tuve que aprender mucho”.

Reinventarse a los 65

Alcira no solo tuvo que aprender sobre vinagre, sino también sobre áreas en las que no tenía experiencia, como la tecnología. “A mi edad, uno ya está acostumbrado a hacer las cosas de una manera. Yo hacía mi contabilidad a mano, con libros de tres columnas. Pero un día el perro de mi nieto se comió mi libro de cuentas, y ahí me dije: ‘Tengo que aprender a manejar el Excel’”, cuenta entre carcajadas. Con la ayuda de su nieto, logró adaptarse al mundo digital. “Me costó, pero lo logré. Ahora llevo todo en Excel, aunque todavía me acuerdo de mi libro comido por el perro”, bromea.

No solo se limitó a la tecnología, también enfrentó otros desafíos, como superar su miedo a hablar en público. “No sabía cómo hablar frente a la gente. Siempre me ponía nerviosa. Pero hice un curso de oratoria y me ayudó mucho. Ahora puedo dar charlas sobre mi emprendimiento sin problema”, relata con orgullo.

IMG-20240930-WA0037𝐋𝐚 𝐂𝐡𝐢𝐥𝐚 𝐟𝐞𝐫𝐢𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐲 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐫𝐜𝐢𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐬𝐮𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐭𝐨𝐬.

Pandemia: Innovar para sobrevivir

La llegada de la pandemia fue un reto para muchos emprendedores, y Alcira no fue la excepción. “Con la pandemia todo se volvió digital, y para mí fue un golpe fuerte. Tenía que aprender a vender por internet, hacer redes sociales, cosas que nunca pensé que haría”, explica. Sin embargo, la pandemia también trajo nuevas oportunidades. “En esos meses empecé a innovar, a hacer vinagres de jengibre y cúrcuma, que la gente pedía mucho porque eran buenos para el sistema inmunológico”, comenta.

La resiliencia de La Chila durante la pandemia es un claro ejemplo de su capacidad para adaptarse y aprovechar los cambios. “Me di cuenta de que, aunque fue un momento muy difícil, me obligó a crecer y a pensar en nuevas formas de hacer las cosas. Las ventas aumentaron, y eso me permitió seguir adelante”, añade.

El poder del pensamiento positivo

Una parte fundamental del éxito de Alcira ha sido su actitud positiva y su creencia en el poder de la mente. “Yo leí El Secreto y ese libro me cambió la vida. Me hizo darme cuenta de que lo que uno piensa, lo atrae. Si te repetís cosas positivas y creés en vos misma, las cosas buenas llegan”, explica con convicción.

Para Alcira, la clave está en mantener siempre una mentalidad optimista. “Todo está en la mente. Si vos te decís que podés hacerlo, lo vas a lograr. Claro, no es magia. Hay que trabajar duro, pero si tenés una actitud positiva, las oportunidades aparecen”, sostiene.

Además, Alcira habla de la importancia de escuchar esa voz interior que todos tenemos, pero que muchas veces ignoramos. “Esa voz que te dice qué hacer o qué no hacer, esa intuición, siempre está. El problema es que no siempre la escuchamos. Yo aprendí a escucharme más, a confiar en lo que siento”, confiesa.

“En esos meses empecé a innovar, a hacer vinagres de jengibre y cúrcuma, que la gente pedía mucho porque eran buenos para el sistema inmunológico”.

Empoderar a otras mujeres

Más allá de su emprendimiento personal, Alcira ha utilizado su éxito para ayudar a otras mujeres en situaciones de vulnerabilidad. “En mi equipo de trabajo, la mayoría son mujeres cabeza de familia. Sé lo difícil que es ser mamá sola, porque yo también lo fui. Por eso, para mí es fundamental darles trabajo y oportunidades a esas mujeres que, como yo, buscan salir adelante”, explica con una mirada de empatía.

El deseo de Alcira es claro: empoderar a otras mujeres a que sigan sus sueños, sin importar las dificultades. “Muchas mujeres me dicen que están muy grandes para empezar algo nuevo. Y yo les digo que nunca es tarde. Si yo pude emprender a los 65, cualquiera puede hacerlo. Lo importante es no dejarse llevar por el miedo al fracaso. El miedo va a estar, pero no puede ser lo que te detenga”, afirma con determinación.

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𝐄𝐥 𝐞𝐪𝐮𝐢𝐩𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐋𝐚 𝐂𝐡𝐢𝐥𝐚.

Dejar una huella, no una marca

A sus 65 años, Alcira está dejando un legado que va más allá de los vinagres que produce. “Siempre quise dejar una huella, no una marca. Porque las marcas son algo que te duele, te dejan cicatrices. En cambio, las huellas son lo que inspira, lo que otros pueden seguir”, reflexiona.

Hoy, su nieto mayor está tomando el control del negocio, mientras Alcira comienza a delegar. “Le estoy soltando el negocio a mi nieto. Él tiene muchas ideas nuevas y yo ya estoy en otra etapa. Ahora quiero dedicarme más a apoyar a otras mujeres, a ayudarlas a encontrar su camino, como yo encontré el mío”, comparte con emoción.

Alcira nos deja con un mensaje inspirador para todos aquellos que piensan que ya es tarde para comenzar algo nuevo: “Cerrá los ojos, preguntate qué es lo que realmente querés, y no dejes que nadie te diga que es tarde. Si creés en vos misma, si te lo proponés de verdad, podés lograrlo. El único límite es el que vos te ponés”.

Si querés conocer más la labor de La Chila, podés pasar por su perfil de Instagram: La Chila Vinagres.

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