La fuerza sanadora del canto para conectar voces y emociones
HISTORIAS QUE INSPIRAN27/10/2024Redacción QuintaesenciaBelén Majul es una reconocida cantante en el ambiente chamamecero del litoral argentino, pero no solo es artista, también es coach y desde hace un par de meses, retomó su pasión por la docencia con un taller de canto. Con su particular enfoque, ella busca crear un espacio donde cada voz, cada ser humano y cada historia encuentran un lugar. “Para mí, cada persona que llega al taller es un mundo, y mi misión es ayudarlos a conectar con su voz y con su ser auténtico”, explica Belén en una charla telefónica con Quintaesencia, mientras del otro lado de la línea telefónica podemos imaginar que su rostro se ilumina con una sonrisa que revela la pasión con la que vive y comparte su arte.
Desde pequeña, Belén sintió la atracción por la música y la enseñanza. A los diez años ya daba clases de guitarra a otros niños y, con el paso de los años, la docencia y el arte se volvieron sus pilares. Tras una época en la que su carrera de cantante tomó protagonismo, decidió retomar la enseñanza, convencida de que el arte puede ser una herramienta para sanar. “No podía dejar de compartir lo que la música me ha dado; sabía que tenía que volver a enseñar y que era el momento justo”, cuenta Belén.
Hoy, sus talleres no solo enseñan a cantar; se han convertido en un espacio de crecimiento personal para todos los que buscan una conexión profunda consigo mismos. “El canto puede ser un lugar donde uno se reencuentra y, a la vez, supera miedos y sanaciones. No se trata de tener una gran voz, sino de descubrir todo lo que tenemos para expresar y aportar al mundo”, explica.
Un espacio único para el aprendizaje y la sanación
En sus talleres, Belén crea una atmósfera de confianza y apertura. “Los grupos son pequeños, nunca más de diez personas. Quiero estar pendiente de cada uno, conocer sus miedos, sus talentos, y trabajar con ellos desde lo que son”, relata. Su objetivo es que el canto no solo sea una práctica, sino una experiencia que empodere a cada persona. “La idea es que se sientan bien en el escenario, pero también en la vida”, agrega con convicción.
La música y la enseñanza van de la mano para Belén, quien desde hace años también se ha formado en coaching y en programación neurolingüística (PNL), herramientas que integra en sus talleres. “El coaching y la PNL me permiten trabajar las creencias limitantes que solemos arrastrar los adultos. Muchos vienen con la idea de que no tienen buena voz o que ya es tarde para aprender”, observa. Para ella, el canto es una forma de romper con esas limitaciones y de redescubrir el placer de aprender algo nuevo.
Belén Majul, cantante litoraleña.
Sanar a través del canto, una propuesta inclusiva
Para muchos adultos, el canto despierta recuerdos difíciles de experiencias pasadas. “Hay personas a quienes, de chicos, les pedían que ‘canten bajito’ o que ni siquiera los aceptaron en el coro. Esas heridas quedan, y mi misión es ayudarles a transformar esos recuerdos en momentos de liberación”, explica Belén.
Con un enfoque sensible y hasta terapéutico, ella acompaña a sus alumnos en este proceso de sanación a través de la música. “Cada clase es una invitación a descubrirse y a aceptarse, a dejar los miedos de lado y a dar lugar a la voz que todos llevamos dentro. El canto es una vía de expresión y de sanación”, afirma con empatía. En sus talleres, lo que podría ser una clase de canto se convierte en un espacio de desarrollo integral, donde cada alumno no solo canta, sino que también crece y se conecta consigo mismo.
La relevancia del arte en tiempos de tecnología
En el tramo final de la entrevista, Belén se refirió a estos tiempos en que todo parece estar dominado por la tecnología y la inteligencia artificial y ella, tiene una postura clara: El arte es un refugio indispensable. “Estamos en un momento en que la tecnología se vuelve una herramienta cotidiana, pero yo creo que necesitamos más que nunca mirarnos a los ojos, estar cerca y conectar. Por eso no uso música enlatada ni pistas en mis talleres, sino que trabajo desde la experiencia humana, tocando, cantando y compartiendo”, señala.
Para Belén, el valor de la música en vivo y la autenticidad artística no tienen sustituto. “La tecnología es genial para ayudar y potenciar lo humano, pero no para reemplazarlo. Por eso, defiendo que el canto y la interpretación en vivo no pueden negociarse; nos conecta de una manera que nada más puede hacer”, sostiene.
El cierre de año y la magia de un repertorio diverso
Este año, Belén y sus alumnos preparan una muestra muy especial para cerrar el ciclo. “Cada uno eligió las canciones que quiere cantar, y lo que seleccionaron los chicos es increíble, lleno de alegría y diversidad. Ellos no tienen límites; para mí es una lección constante de libertad y creatividad”, cuenta con entusiasmo.
La muestra se llevará a cabo el domingo 3 de noviembre en el Teatro de la Ciudad (Pasaje Villanueva 1470), con dos funciones: una para los más pequeños y otra para los adultos. “Quiero que todos se lleven la alegría de haber superado un miedo y la satisfacción de haberse animado a hacer algo nuevo. Es la mejor recompensa”, dice Belén, quien reconoce que las funciones de los adultos estarán centradas en ritmos más folclóricos y festivos, ideales para una noche de celebración.
Un futuro lleno de posibilidades
Después de estos meses de aprendizaje, desafíos y logros, Belén mira hacia adelante con entusiasmo y cierto respeto. “Este año fue hermoso, pero también me mostró la cantidad de gente que quiere sumarse a esta propuesta. Me encantaría poder recibir a todos, y ya estoy evaluando cómo ampliar el espacio el año que viene”, comenta. Sin embargo, su enfoque está en cerrar el ciclo actual con la misma dedicación que ha puesto en cada clase. “Es un proceso que me gusta vivir paso a paso, con gratitud y calma”, agrega.
Belén Majul ha creado un espacio especial, donde la música, el coaching y el trabajo emocional se entrelazan para ayudar a otros a descubrir su potencial y su voz. Su objetivo es claro: seguir construyendo una comunidad donde cada persona que participe en sus talleres sienta que ha encontrado un lugar donde ser escuchado y valorado, porque -insiste-, la música no es solo una técnica: es un medio de conexión con uno mismo y con los demás, una invitación a sanar y a descubrir lo que cada uno lleva en su interior.