El guardián de las orquídeas: sueña con reproducir todas las especies de Argentina
HISTORIAS QUE INSPIRAN08/01/2022Josefina EchezárragaEs misionero, tiene 33 años y desde hace más de una década, el mundo del cultivo in vitro, lo cautivó. Todo comenzó mientras tomaba mate en lo de su suegra y una orquídea (Gomesa bifolia), lo enamoró por completo. Se trata de Leandro Martínez, conocido en su provincia como el “guardián” de las orquídeas.
De profesión protesista dental ejerce en Posadas tres veces a la semana, pero hace poco más de 10 años, cuando aún era estudiante, el mundo de las orquídeas lo encontró casi por “casualidad”, mientras tomaba mate en la casa de su suegra. Hoy Gisell, su esposa aún bromea en que ese día fue el que cambio sus vidas. Es una su historia de trabajo incansable y amor infinito por la naturaleza nos muestra cómo, no hay imposibles, cuando realmente se desea algo. La invitación es que te quedes hasta el final y quizás, hasta te emociones.
Leandro vive en Oberá (Misiones), su pasión por las orquídeas y una promesa a Dios, además de una tenacidad envidiable, lo convirtieron en un referente del cultivo in vitro de orquídeas en el país. En una nota con Quintaesencia, desando el camino que lo llevó desde una revista que compró en un puesto callejero en Leandro N. Alem, a uno de los proyectos más grandes del país realizados de manera individual y a pulmón.
Es que quizá Leandro no lo sepa todavía, pero su amor por lo que hace lo llevó a tener una de las iniciativas más ambiciosas en lo que respecta a la conservación de especies de orquídeas en el país, ya que tras lograr cultivar in vitro en su laboratorio, la totalidad de las especies que existen en Misiones (son alrededor de 160), ahora busca completar el mapa de orquídeas argentinas de norte a sur y de este a oeste, llegando a un total de 300 variedades.
Todo comenzó al ver la flor de la Gomesa Bifolia, “parecía una bailarina y me quedé impactado con su belleza”, cuenta como hito que marcó el principio de sus investigaciones de unas las plantas con genética más complejas del reino vegetal. A partir de allí, Leandro no paró, leyó, investigó, preguntó y se encontró con muchas personas que lo desalentaron: “Me decían que para el cultivo in vitro tenía que ser genetista, porque había que conocer de fórmulas muy específicas, mucha gente me dijo que no iba a poder, pero a mí eso jamás me importó, yo le prometí a Dios que si el me ayudaba a comprender yo iba a devolver todas las plantas al monte, de donde estaban desapareciendo”, cuenta el orquidiófilo misionero.
Es que su vinculación lo llevó a conocer a muchas personas que llevaban plantas a eventos como la Fiesta Nacional del Inmigrante y la Fiesta Nacional de la Orquídea. “Cada año veía que faltaban especies, cuando le preguntaba a los pobladores del monte que estaba pasando me decían, que el monte se estaba quedando sin orquídeas, esas cosas me comenzaron a preocupar y me dije, tengo que lograr poder reproducir todas las especies, porque los incendios y la deforestación pueden hacer que se extingan, pero si las tengo en el laboratorio, voy a poder devolverlas a su hábitat”, remarca y así inicia una de los primeros proyectos del guardián de las orquídeas.
Cada año veía que faltaban especies, cuando le preguntaba a los pobladores del monte que estaba pasando me decían, que el monte se estaba quedando sin orquídeas.
Vale destacar que, en esta nota, se hace difícil reflejar en detalle todo el trabajo que demandó a Leandro conocer a fondo el proceso de reproducción, que inició en el 2007 y el cual llevó más de un año hasta sacar los primeros frascos sin contaminación y lograr hoy tener cientos de plantas bajo estrictos cuidados.
Es que el camino no fue fácil y demandó importantes inversiones: “Parte del proceso me demandaba una cabina de flujo laminar, un elemento carísimo, pero me las ingenie, investigue como podía hacer una de manera casera, mi jefe (Alejandro) me ayudo a comprar un filtro que traje de China y la hice yo mismo, con el tiempo la tuve que agrandar porque el trabajo creció”.
Leandro da detalles, habla rápido, se ríe al contar sobre cómo el esfuerzo, el trabajo y el amor lo llevaron a conocer a personas de todos lados. “¿Cómo me iba a imaginar yo que todo esto me iba a permitir conocer a ministros, representantes de famosos, que la gente me iba a pedir fotos, cosas re graciosas para mí porque nunca pensé?”, se pregunta durante la amena charla telefónica.
El camino de las orquídeas
Para comprenderlas, Leandro debió meterse de lleno en el mundo de esa planta que necesita condiciones y características específicas, primero para generar su caldo de cultivo que luego dará lugar al brote y finalmente se deberá esperar entre cinco y siete años para dar su primera flor, osea, para ser polinizada y comenzar su reproducción natural.
Él decidió generar sus propias formulas y caldos de cultivos, conocer y reconocer el alimento que debía darle en cada etapa y descubrir miligramo a miligramo cada elemento que necesita la orquídea para desarrollarse. “Todo fue a prueba y error, te puedo decir funciona estas dos o tres cosas y no funcionan estas mil o dos mil que intenté, porque realmente en estos años probé de todo, hasta que logré que las plantas crezcan y ahí apareció otro problema, no tenía un vivero apto para su desarrollo”, resume.
El camino del orquidiófilo estuvo lleno de personas que fueron apareciendo para extender su mano: “Así es que llegó Sandra, otra apasionada de las orquídeas, quien en la ciudad de Villa Ocampo Santa Fe, comenzó a recibir las pequeñas orquídeas para darles un lugar y ayudarlas a crecer, entendí que dentro de los laboratorio, las pequeñas estaban muy bien cuidadas asique antes de sacarlas debida generar un proceso por medio del cual tengan la suficiente fuerza para crecer y adaptarse sin morir, un cambio de alimentación y otros factores que fui diseñando”, resalta.
Mucha gente me dijo que no iba a poder, pero a mí eso jamás me importó, yo le prometí a Dios que si él me ayudaba a comprender, yo iba a devolver todas las plantas al monte, de donde estaban desapareciendo.
Entonces, ¿las orquídeas que hoy cultivas in vitro en Oberá se van hasta Santa Fe, para crecer y luego vuelven para que las devuelvas a la selva misionera?
Sí, ese es el proceso que estamos haciendo, se podría decir que son unas orquídeas viajeras, claro que todo esto está lleno de papeles que también debí aprender a rellenar para que no queden en los controles. Si detienen un envío por problemas de papeleo, lo más probable es que todas las plantas mueran, porque no aguantan el estrés y son muchos años perdidos.
Contanos más del proceso de reinserción.
Una vez que las orquídeas son adultas, vuelven y allí comienzo la implantación, ese proceso ya estoy llevando adelante, tengo planos que fui haciendo para poder llevar el control del movimiento que hagan naturalmente las orquídeas, ellas en cinco o siete años van a empezar a “caminar”, expandirse de forma natural por eso debo saber dónde ponerlas, es importante controlar la altura para que puedan tener un mayor radio de movimiento y además eso ayuda a que no las saquen, el tipo de zona donde las ubicamos y es muy importante que estén mirando al este, porque cerca de las 11 de la mañana les debe dar la sombra que les proveerá el mismo árbol.
¿Cuáles son tus planes a futuro?
Ahora estoy en la etapa de colocar especies en montes cercas del Oberá y Alem, pero mi idea es poder llevarlo a selvas que estén protegidas y a lugares turísticos como las Cataratas y las Ruinas de San Ignacio. También quiero generar conciencia dando charlas informativas sobre todo en las escuelas, porque nadie sabe el daño que causan al sacar una orquídea de su lugar y siento que es muy importante que hablemos de estos temas.
Por otro lado, ¿querés reproducir todas las especies de orquídeas de Argentina?
Ríe. –Sí, la verdad es que el año pasado mi trabajo tuvo mucha visibilidad, me llamaron de todo el país para pedirme orquídeas y ahí se me ocurrió hacer lo que ya hice en Misiones, pero con todas las especies que hay en Argentina que en total son alrededor de 300, solo en Misiones tenemos 160 asique espero que para fin de año alcance mi meta de cultivar in vitro todas las especies y luego comenzar a enviarlas a cada región.
Para poder lograrlo necesito mucha inversión, por ahora hago todo a pulmón, con gente amiga que siempre le dice que sí al trabajo, espero que este año pueda avanzar en esto, porque si bien parece un proyecto ambicioso, realmente sé que le va a hacer muy bien al país, hay muchos incendios y muchas especies corren serio riesgo, si logramos tenerlas en laboratorios, nos vamos a asegurar de que no se pierdan.
En los últimos años, Leandro decidió disminuir su trabajo como protesista dental viajando tres veces a la semana a Posadas, y luego dedicarle martes, jueves y sábado al trabajo en laboratorio y en el monte. “Las orquídeas son flores hermosas, pero demandan muchos cuidados. Llegue hasta acá porque realmente me lo propuse, hoy esto lo ven mis hijos, Máximo (9), Giuliana (6, los cumplió ayer) y Genaro (2) son los faros que alumbran mis proyectos”, resalta, mientras que su esposa Gisell y amigos entrañables, son su apoyo incondicional: “Sin ellos, jamás lo hubiera logrado”, insiste.
La charla con Leandro Martínez fue emotiva, gratificante y realmente esperanzadora porque desde el corazón de la tierra colorada, un joven no solo ve un problema, sino que se propone encontrar la solución y llevarla adelante cueste lo que cueste. “Lo hago de corazón, jamás esperé nada a cambio, hoy mucha gente me llama o me manda mensajes, para agradecerme lo que hago, se emocionan, la gente me dice cosas hermosas cuando llego a una feria y realmente me llenan el alma, jamás imaginé que me iba a pasar algo como esto”, resume hacia el final de la charla.
En sus redes sociales, Leandro sube imágenes y reconoce que debe tratar de estar más atento y admite que este año, espera poder generar un canal de Youtube donde colgar videos.
Les dejemos por aquí las redes de Leandro Martínez:
Facebook: Leandro Jonathan Martinez
Instagram: leandrojonathanmartinez