Inteligencia artificial y felicidad laboral, una nueva visión para trabajos más humanos

GENERAL17/11/2024Redacción QuintaesenciaRedacción Quintaesencia
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Felicidad en el trabajo. Una idea que muchos ven lejana, pero para el doctor Rafael Ravina Ripoll, profesor en la Universidad de Cádiz (España) y director de la Red Internacional Universitaria de la Felicidad, es una cuestión urgente y posible. Para este investigador, el bienestar de los empleados no solo es alcanzable, sino que debería ser una prioridad en las empresas. "Una empresa que cuida la felicidad de sus empleados es más productiva y, además, se convierte en un espacio donde las personas se sienten mejor, algo esencial para la salud mental que necesitamos tanto hoy", comenta Rafael con sinceridad en el inicio de la entrevista con Quintaesencia.

La red que Rafael dirige reúne a universidades de América Latina, incluyendo a Ecuador, El Salvador y México, entre otras, y su enfoque es claramente interdisciplinario: Desde la psicología y la comunicación hasta la tecnología. "Queremos entender la felicidad no solo desde lo organizacional, sino desde el bienestar completo de las personas", explica el docente universitario. La idea es que los empleados puedan trabajar en un ambiente que realmente valore su salud emocional y mental, igual que la económica.

rafaelRafael Ravina Ripoll es docente de la Universidad de Cádiz (España) y
director de la Red Internacional Universitaria de la Felicidad.

Una felicidad con historia

El concepto de felicidad no es algo nuevo; ya los filósofos griegos le daban vueltas. "Desde la Antigua Grecia se pensaba en la felicidad, y de hecho había dos grandes perspectivas: la de Epicuro, que veía la felicidad en el placer, y la de Aristóteles, que la relacionaba con la virtud y el propósito", explica Ravina. Para él, ambas visiones han influido en cómo pensamos la felicidad hoy, y, en particular, el significado que tiene dentro del ámbito laboral.

Pero la idea de la felicidad también ha sido usada en el marketing, y no siempre de la mejor manera. "Recordemos los comerciales de Coca-Cola y su famosa ‘chispa de la felicidad’. Eso es felicidad como consumo, y está bien para el marketing, pero para las empresas es muy superficial. En cambio, pensar la felicidad como un valor de la empresa puede cambiar todo el sistema", asegura. La idea es que una organización no solo sea productiva, sino que sea también un espacio donde las personas puedan crecer y sentirse bien.

La tecnología y el desafío de mantener la felicidad

Con la pandemia, el trabajo remoto y la inteligencia artificial han modificado profundamente nuestras formas de trabajo. "El teletrabajo fue un cambio necesario, pero también ha traído nuevos problemas: aislamiento, estrés, problemas de salud mental", observa Rafael. Para él, la tecnología debe ser una herramienta para mejorar la calidad de vida, no una fuente de presión.

“La inteligencia artificial trae beneficios, claro, pero tenemos que introducirla de a poco y con un enfoque en la felicidad de las personas. Si la IA se convierte en el centro, corremos el riesgo de deshumanizar a los trabajadores”, señala el investigador. De hecho, ya en Europa se plantean la semana laboral de cuatro días como una forma de equilibrar la vida personal y laboral. “Reducir la semana laboral puede ser positivo, pero si no damos formación adecuada y no pensamos en la calidad de vida, el impacto puede ser negativo”, advierte.

“La inteligencia artificial trae beneficios, claro, pero tenemos que introducirla de a poco y con un enfoque en la felicidad de las personas. Si la IA se convierte en el centro, corremos el riesgo de deshumanizar a los trabajadores”.

La felicidad en las constituciones

Rafael sueña con un mundo donde la felicidad sea considerada un derecho humano fundamental, y donde esté reflejada tanto en las políticas de gobierno como en los principios de responsabilidad social de las empresas. "Imaginen que en la constitución de cada país existiera un artículo que hablara de la felicidad como un derecho. Esto cambiaría la forma en que pensamos la vida y el trabajo”, explica.

Un paso importante en esta dirección es la declaración del 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad por la ONU, pero Rafael cree que se puede ir más allá. "No se trata solo de un día; se trata de que la felicidad sea un valor en las decisiones cotidianas, tanto en la sociedad como en las empresas", comenta. Su idea es clara: “Si la sociedad priorizara la felicidad, los conflictos se reducirían. Porque cuando estamos felices, buscamos construir y no destruir”.

Educación y autoconocimiento: El camino al bienestar

Para Ravina, la educación y el autoconocimiento son las claves para crear personas felices. "Hay estudios que muestran que, cuanto más conocimiento tenemos, más nos ayuda a entendernos y a buscar lo que realmente nos hace bien", dice el profesor. Por eso, él defiende que la felicidad debería ser una asignatura desde la niñez.

“Imaginen que enseñemos a los niños a colaborar en lugar de competir, que valoren sus talentos en lugar de compararse. Eso formaría adultos que no solo busquen éxito, sino también felicidad y bienestar para todos”, agrega Rafael. Aunque reconoce que no todo depende de nosotros, cree que "crear entornos favorables es fundamental", y eso aplica tanto en la educación como en el trabajo.

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Inteligencia emocional, el antídoto para la hiperconectividad

La tecnología está cada vez más presente en nuestras vidas, y Rafael cree que hay que encontrar un equilibrio. “Hoy vemos jóvenes que pasan horas frente a una pantalla y pierden la interacción cara a cara. Nos estamos volviendo más individualistas y eso, tarde o temprano, afecta la salud mental”, advierte. La clave está en aprender a usar la tecnología para conectarnos, no para aislarnos.

Rafael decidió limitar el uso de redes sociales y no utiliza WhatsApp, algo poco común pero que él defiende como una forma de mantener la tranquilidad. “Hay estudios que dicen que quienes no usan esta plataforma de mensajería instantánea son más felices. Yo me aplico ese consejo, y te aseguro que funciona”, dice entre risas. Aunque reconoce que la tecnología tiene su lugar, él apuesta por "la conversación directa, la llamada telefónica, porque la verdadera conexión está ahí".

El gestor de la felicidad

Una de las propuestas más innovadoras de Rafael es la creación de un "gestor de la felicidad" en las empresas, un profesional encargado de cuidar el ambiente laboral y fomentar el bienestar entre los empleados. "Imaginemos a alguien que, en lugar de centrarse en las ganancias, promueva la felicidad en el trabajo. Eso cambiaría la cultura de cualquier organización", comenta.

Esta idea surge de la necesidad de crear una cultura empresarial donde el bienestar de las personas esté al frente. "Un líder que sea feliz inspira a su equipo, y eso se refleja en el rendimiento de toda la empresa. La felicidad en el trabajo no solo beneficia a los empleados, sino que también mejora la productividad”, afirma. Rafael ya ha comenzado a desarrollar esta propuesta en su red de investigación, y espera que más empresas se sumen a este cambio.

“Hoy vemos jóvenes que pasan horas frente a una pantalla y pierden la interacción cara a cara. Nos estamos volviendo más individualistas y eso, tarde o temprano, afecta la salud mental”.

Mirando hacia el futuro: El “salario feliz”

Para Rafael, el salario debería ir más allá de un monto que cubra las necesidades básicas; debería tomar en cuenta el bienestar total de la persona. A este concepto lo llama “salario feliz”, una idea que podría revolucionar las relaciones laborales. "No se trata solo de pagar, sino de crear condiciones que hagan del trabajo una fuente de satisfacción y realización personal", explica con entusiasmo.

Rafael sueña con un mundo en el que cada convenio laboral incluya el salario feliz como una meta. “Un salario feliz significa que la persona puede vivir bien, pero también que siente que su trabajo vale, que aporta. Eso puede cambiar la forma en que vemos el trabajo", asegura.

La felicidad como una construcción colectiva

Rafael Ravina Ripoll está convencido de que su misión es poner un granito de arena para que las empresas y la sociedad tengan la felicidad como eje. "Porque cuando trabajamos en un ambiente de felicidad, no solo somos mejores en lo que hacemos, sino que también mejoramos como personas y aportamos a una sociedad más sana", asegura.

En este mundo hiperconectado y a menudo centrado en los resultados, Ravina nos recuerda que el éxito puede ser alcanzado sin sacrificar el bienestar. Para él, el verdadero logro es ver a las personas felices en su trabajo, conscientes de que, más allá de los números, lo que realmente cuenta es el impacto positivo que podemos tener en la vida de los demás.

En el final de la entrevista, el docente español hizo hincapié en la importancia del compartir entre seres humanos, razón por la cual puso a disposición de los lectores de Quintaesencia, su dirección de correo electrónico para contactarse con él e intercambiar ideas sobre la felicidad. Su dirección es [email protected].

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