Chamamé y electrónica, una fusión que llega al corazón

HISTORIAS QUE INSPIRAN23/07/2022Josefina EchezárragaJosefina Echezárraga
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Daiuja evita definirse y prefiere fluir libre con el arte que siente por dentro.

Su nombre artístico es “Daiuja”, fue el resultado que Daiana Yaquelín Bejarano, obtuvo tras unir sus dos nombres. Es productora musical, artista, amante de la música en general, diseñadora gráfica y una soñadora incansable. Es una mujer de 34 años que, asegura, con el correr del tiempo comprendió que si se definía en un género sentía que el universo de posibilidades se achicaba, por ello remarca que encontró la forma de vivir un poco fuera de la caja, guiada por aquello que le dicta el corazón. 

En Quintaesencia, te contamos como esta artista pudo sintetizar y mezclar dos géneros musicales como lo son el Chamamé y la música electrónica. 

Daiuja irrumpió hace poco más de un año en la escena musical local, en realidad nos cuenta que siempre estuvo, pero detrás de bastidores. “Tenía una banda, en la que mi rol era más de productora. Siempre estuvo esa idea de lanzarme sola, pero es algo que suele ser complejo por muchas cosas, siempre hay miedos, inseguridades, creo que en el 2020 mientras estuve encerrada, use ese tiempo para decir: bueno esto es lo que yo quiero hacer y así empecé a producir, encerrada y por redes sociales, deje sí puedo, a ver que sale, fue un antes y un después en mi vida”. 

Los artistas siempre recuerdan esa primera vez sobre un escenario, en el caso de Daiuja, fue en un acto escolar en la provincia de Formosa: “Decidí cantar a mi Corrientes Porá, hoy veo como aquella canción me marcó de alguna manera”. 

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Entre el 2020 y el 2022, la carrera musical de Daiuja, dio un vuelco drástico: “Estaba en mi casa y me animé a hacer un video bastante casero y lo subí a todas las plataformas, busqué hacer algo distintos, entonces mezclaba un poco de todo, influencias que me gustaban y salió algo que dije: ‘Me gusta’”. 

Ese video lo vio un productor de Buenos Aires que me invitó a tocar allá, me preguntó si tenía un set preparado y la verdad es que tenía algunas cosas, pero no un set completo de música, considero que soy una persona que trabaja bajo presión y trabaje mucho logrando generar una lista de temas para ir a tocar a Buenos Aires. Realmente era una aventura que, si bien la soñaba, no me la esperaba y se dio. Ese viaje de alguna manera me mostró que lo que estaba haciendo entre cuatro paredes estaba listo para salir. Llegué a Buenos Aires, toqué en un bar con otros artistas. El viernes tenía mi presentación en un bar y el sábado, tocaba en Niceto Club, un lugar reconocido por la música electrónica. Tengo que reconocer: Me costó mucho entender que estaba ahí, que cientos de personas estaban bailando con mi música, tocando y cantando en vivo, realmente hoy me doy cuenta de lo que fue toda esa locura”, resume. 

Daiuja habla rápido, se ríe y cuenta anécdotas, parece como analizar sus palabras, mientras las escucha salir de su boca: “Esa noche no sé si decir que cambió mi vida, pero sí que le dio un giro, era algo que yo estaba buscando, persiguiendo como artista, cuando estuve ahí me dediqué a disfrutarlo, luego comenzaron a pasar cosas y no dejaron de pasar”, cuenta. 

La artista evita las calificaciones, remarca que su búsqueda está guiada por aquellas cosas que siente como lindas. “Soy perfeccionista, puedo decir que soy una persona que va por la vida absorbiendo todo el conocimiento que puede, me nutro y cuando llega el momento uso todo eso, con la música me empezó a pasarme lo mismo”. 

Ante la pregunta cómo nació la idea de hacer chamamé electrónico, o electro chamamé, Daiuja suspira antes de responder. “La verdad es que no vengo de ni del lado de la electrónica ni del chamamé, si bien tengo influencias y me nutro de distintos géneros, me gusta la música disco, o el estilo de Lady Gaga y, a su vez, escucho muchos artistas internacionales que por ahí no son muy conocidos pero que por algún motivo me gusta lo que hacen”, contextualiza y luego agrega que fue Rafael Sorol, un DJ de house music, quien la invitó a ser parte de un disco donde iban a llevar los géneros folclóricos a la electrónica. 

Cada show para mi es una oportunidad de mostrar lo que hago, pero también de conocerme a mí. 

“De ahí pasaron muchas cosas en poco tiempo. Cuando me quise dar cuenta, estaba embarcada en un proyecto hermoso con DJs de distintos puntos del país, vi una canción que se titulaba Soy Forastero, y dije esta será mía, comencé a trabajar. Luego Rafa me corrió la vara diciéndome que podía ser Soy Forastera, eso me voló un poco la cabeza y comencé a mezclar; luego de unas cuantas horas de trabajo (muchas), sentí que había logrado algo que podía ver la luz. Es una certeza que está alejada del ego, es una explosión que se siente en todo el cuerpo, que llena de alegría, esa alegría de haber creado algo que te hace vibrar, que te emociona, querés salir corriendo trepar las paredes y contarles a todos”. 

Así, un poco a los empujones y otro poco por latidos del corazón que dan el veredicto de certeza, Daiuja, comenzó a unir a aquella niña de 10 años en el acto de una escuela en la provincia de Formosa, que le cantaba a su Corrientes natal, con la mujer que le contaba al mundo que el chamamé y la electrónica podía expandirse y llegar a todos los escenarios. “Siempre lo había tenido claro, meterse en un género y decir yo hago esto, un poco daña como artista, porque el arte es una expresión cambiante que nace de maneras extrañas para expresar cosas, contar historias de un momento, pero que al mismo tiempo perdura, ahí estaba yo en medio de todas esas dicotomías, creando algo que jamás me había imaginado pero creo que esa nena de 10 años en algún momento lo había podido expresar, porque no sé si paso o lo imaginé, pero tengo la imagen de decirle en el oido a mi profesor de música: ‘Quiero cantar’”. 

Sincera, trasparente y llena de energía, Daiuja, avanza, se pone nuevos objetivos y mira hacia adelante, se ríe observando las cosas que le van pasando en el camino. “Cuando toco música, me dejo atravesar por las ondas, busco sentir, entiendo que no puedo saber que le va a pasar a las personas cuando me escuchen, solo puedo saber que me pasa a mí, por eso cuando me preguntan cuál es mi público, me suelo reír y digo al que le guste lo que hago, no creo que haya edades o personas en particular, de eso se trata el arte es un collage de sonidos, imágenes, colores, emociones que nos atraviesan”. 

Movida por su intuición y sus corazonadas, además de un espíritu que la invita a no quedarse en el lugar, esta joven artista, llega a los escenarios para contagiar su amor por crear cosas nuevas. “Cada show para mí es una oportunidad de mostrar lo que hago, pero también de conocerme más, porque solo ahí en esa conexión mágica, es que puedo seguir creando, se me ocurren más cosas que luego las bajo, las mezclo y me vuelvo a embalar en un nuevo desafío”. 

La gente que dijo, sí...

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¿Cómo fue eso de lanzarte sola? 

Creo que fue un montón de personas que me iban diciendo sí, gente que apoya, gente que entiende los procesos y los miedos de los artistas. En pandemia trabajé mucho con Martita Toledo, ella fue pilar para mí. Un poco trabajábamos y otro poco eran charlas largas en las que fui ganando confianza, aprendiendo que la crítica va a estar siempre, pero soy yo la que le da el valor de crítica o la deconstruye. Siempre es más fácil escuchar las cosas negativas que tomar las positivas y si lo ponés en la balanza, lo positivo siempre pesa más. Así como Marta, hubo muchas personas que me dijeron sí y, en cada sí había una puerta que se abría y yo me lanzaba. 

Niceto: lo bueno estaba por venir 

“Se podría pensar que llegar a tocar a Niceto, era hermoso, y lo fue lo disfruté muchísimo y en el fondo sabía que eso me iba a abrir puertas, pero jamás hubiera imaginado cuantas, ni cuales. Después de esa noche, comenzaron a pasar cosas muy locas, muy mágicas, vinieron las grabaciones en Corrientes Plays, que también estuvo muy bueno y me empezaron a llamar de distintos lugares. Acompañé la marcha del orgullo de Corrientes y también la de Chaco, estar en esos espacios, me hizo sentir que algo bien estaba haciendo”, recuerda. 

Pero sigue sumando recuerdos y anécdotas: “Otra cosa súper loca que me paso es que una tarde yo quería ir a Arteco, la muestra de Arte Contemporánea, nadie me quería acompañar así que fui con mi sobrina, sabía que iba a ser un lugar hermoso lleno de arte, estaba caminando, vi el escenario y por mi cabeza pasó que lindo sería tocar acá, terminaba de pensar eso y se me acercó Jorge Aguirre y me dijo: ‘Dai, ¿querés tocar acá esta noche? Lo primero que dije fue no, y seguí paseando, pero ya no podía pensar en nada más que ‘como voy a dejar pasar esta oportunidad’. Volví y le dije: ‘Sí, quiero tocar’. Eran las 19, a las 21 tenía que estar sobre el escenario. Parecía imposible, pero le metí pata, todo se dio. Fui a casa, prendí la compu, practiqué, me cambié y a las 21, estaba lista para subir. Esas cosas que cualquiera diría que loca estás, pero las hice, fue un show hermoso. Cuento esto porque muchas veces creemos que las oportunidades van a venir en una cajita con moño, pero a veces no es así, están y hay que tomarlas, tener las herramientas listas, saber que una es artista las 24 horas”. 

Entrevistar a Daiuja, es conocer el empuje de una persona que sueña en grande y abraza sus sueños, “creo mucho en las energías, sé que si quiero algo tengo que hacer cosas para lograrlas, pero sobre todo tengo que tener muy claro que es lo que quiero”, concluye. 

Para escucharla ingresa al link que dejamos abajo o bien podes seguirla en:  

Instagram: @daiujaok 

 Música: https://linktr.ee/Daiuja

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