Autogestión y sostenibilidad, la filosofía detrás de la red Sara Mama

HISTORIAS QUE INSPIRAN05/01/2025Redacción QuintaesenciaRedacción Quintaesencia
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En el bullicioso corazón de Resistencia, Chaco, un grupo de mujeres emprendedoras está generando una pequeña pero contagiosa revolución en la economía colaborativa. Sara Mama es una red autogestiva que reúne a más de 15 emprendedoras que ofrecen productos sostenibles y agroecológicos, pero a su vez, se ha convertido en un ejemplo de cómo el trabajo en comunidad puede empoderar a las personas. Mirlo y Viko son dos de sus integrantes y en una entrevista con Quintaesencia, compartieron la experiencia de construir juntas un espacio basado en la confianza, la comunicación y el propósito compartido.

El origen de Sara Mama: una necesidad colectiva

Sara Mama no nació de un plan premeditado, sino de una necesidad compartida. “Todas estábamos participando en ferias, intentando vender nuestros productos por nuestra cuenta. Era agotador, porque hacíamos todo solas: producir, atender, publicitar. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que, juntas, podíamos lograr mucho más”, recuerda Mirlo, una de las fundadoras.

Viko, otra de las integrantes, explica que al principio fue difícil cambiar la mentalidad individualista. “Estábamos acostumbradas a depender solo de nosotras mismas. Pero cuando empezamos a trabajar juntas, vimos que la carga se aliviaba y que los resultados eran mejores. Fue un aprendizaje que nos transformó”, comenta.

La transición de trabajar individualmente a formar una red no fue sencilla. “Pasar de hacer todo sola a delegar y confiar en el grupo fue un desafío enorme. Tuvimos que aprender a comunicar nuestras necesidades y a confiar en que las demás manejarían bien nuestras cosas”, reflexiona Mirlo.

Sin embargo, esta transformación también trajo consigo grandes recompensas. “El trabajo en comunidad nos enseñó que no estamos solas, que podemos crecer juntas. Cada una aportó algo único, desde habilidades específicas hasta ideas que enriquecieron el proyecto”, añade Viko.

“El trabajo en comunidad nos enseñó que no estamos solas, que podemos crecer juntas. Cada una aportó algo único, desde habilidades específicas hasta ideas que enriquecieron el proyecto”.

Un lugar propio: el sueño del local colectivo

Uno de los hitos más importantes para Sara Mama fue la apertura de su local en Resistencia. Este espacio, más que un punto de venta es un símbolo del esfuerzo colectivo. “Tener nuestro propio local fue un sueño que parecía imposible. Pero con trabajo, rifas y aportes de cada una, lo logramos. Es el lugar donde convergen nuestras historias y donde mostramos al mundo lo que hacemos”, explica Mirlo con orgullo.

El local también es un ejemplo de autogestión. “Cada emprendimiento aporta un porcentaje de sus ingresos para sostener el espacio. Además, todas colaboramos en las tareas del día a día, desde la limpieza hasta la atención al cliente. Es un verdadero trabajo en equipo”, detalla Viko.

Los productos que se encuentran en Sara Mama reflejan una filosofía de vida que prioriza la sostenibilidad, el bienestar y el respeto por el entorno. “Trabajamos con alimentos probióticos, cosmética natural, ropa con algodón orgánico y tintes naturales. Cada producto cuenta una historia y promueve un estilo de vida más consciente”, explica Mirlo.

Además, la red ha implementado un sistema de compras comunitarias que fortalece su compromiso con la agroecología. “Colaboramos con productores locales para ofrecer alimentos básicos como harinas, legumbres y frutas. Esto no solo beneficia a nuestras clientas, sino que también apoya a pequeños productores de la región”, añade Viko.

“Trabajamos con alimentos probióticos, cosmética natural, ropa con algodón orgánico y tintes naturales. Cada producto cuenta una historia y promueve un estilo de vida más consciente”.

El camino hacia la cooperativa

Actualmente, Sara Mama está trabajando en su formalización como cooperativa. “Es un paso enorme, pero necesario para consolidar nuestro modelo. Queremos que este proyecto sea sostenible a largo plazo y que sirva de ejemplo para otras redes que quieran organizarse de manera similar”, comenta Mirlo.

El proceso ha sido desafiante, pero también enriquecedor. “Lo más importante ha sido mantenernos unidas. Cada reunión, cada debate sobre cómo organizarnos mejor, nos hace más fuertes. Sabemos que no es fácil, pero estamos convencidas de que vale la pena”, afirma Viko.

Mirando hacia el futuro: replicar el modelo

De cara al futuro, Sara Mama sueña con expandir su alcance y replicar su modelo en otras comunidades. “Queremos que otras mujeres vean que es posible trabajar juntas, crecer y sostenerse mutuamente. Este modelo no solo transforma nuestras vidas, sino también la forma en que entendemos la economía”, reflexiona Mirlo.

Viko enfatiza la importancia de seguir innovando y adaptándose a los tiempos. “Queremos que Sara Mama sea un espacio que inspire, donde la gente no solo venga a comprar, sino también a aprender, a compartir ideas y a formar parte de algo más grande”, concluye.

Para las integrantes de Sara Mama, esta red es mucho más que una forma de trabajo; es una comunidad que las empodera y las conecta con su propósito. “Aquí nos encontramos, nos apoyamos y nos ayudamos a crecer. Es un lugar donde nuestras historias personales también cuentan”, expresa Mirlo.

Viko, por su parte, destaca el impacto emocional de formar parte de esta red. “Sara Mama nos da fuerza en los momentos difíciles y alegría en los logros. Es un recordatorio constante de que juntas podemos lograr cosas increíbles”, reflexiona.

“Queremos que otras mujeres vean que es posible trabajar juntas, crecer y sostenerse mutuamente. Este modelo no solo transforma nuestras vidas, sino también la forma en que entendemos la economía”.

Una invitación a construir comunidad

Sara Mama es un ejemplo vivo de cómo el trabajo en comunidad puede transformar vidas y abrir nuevas posibilidades. Con su modelo autogestivo, su compromiso con la sostenibilidad y su enfoque en el apoyo mutuo, esta red de emprendedoras está marcando un camino hacia un futuro más solidario y humano.

“Si alguien nos pregunta cómo empezar algo similar, le diríamos que confíe, que tenga paciencia y que siempre priorice la comunicación. Trabajar juntas no es fácil, pero es profundamente transformador”, concluyen Mirlo y Viko, dejando una invitación abierta para quienes quieran sumarse a esta revolución colaborativa.

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