El mundo fungi, un camino entre el misterio, la espiritualidad y la sanación
GENERAL03/11/2024Josefina EchezárragaPara conocer sobre hongos, viajamos hasta el corazón de la selva misionera. Allí Agustín Ortíz, se convierte en guía de un reino donde las formas, los colores, los aromas, pero también el miedo y el tabú, parecen cubrir el tema. Esta entrevista, fue realizada en dos por partes, una cuando aún, ni Agustín sabía que estaba siendo entrevistado, ni esta cronista entendía cabalmente que la entrevista había comenzado; la otra, dónde sí decidimos charlar sobre hongos. El objetivo de estos párrafos es, amalgamar el conocimiento del mundo fungi desde la mirada de un joven que decidió adentrarse en ese hermoso reino.
Así Quintaesencia, se mete en el misterioso, pero al mismo tiempo increíble, mundo de los hongos comestibles y medicinales. Agustín (27) es misionero y, ante la pregunta de dónde sos, sonríe y responde: “Misionero de Misiones”, como quien evita poner límites o marcar fronteras, como quién se sabe parte de un todo, no de un espacio determinado. Al final y un poco para satisfacer la pregunta se acomoda y resume: “Ponele de Apóstoles, porque allí nací, y mañana me vuelvo a mudar a esa ciudad, pero como viví en varios lugares me siento misionero”. Esa primera definición, aunque pareciera desconectada, luego sería lo que hilvanaría la charla, y nos hace entender esa unión subterránea, espiritual que las personas logran alcanzar cuando están conectadas a su esencia.
De profesión técnico agroecológico, de alma un amante de la naturaleza, un estudioso y admirador del mundo de los hongos y un respetuoso habitante de la tierra.
¿Cómo comenzaste a descubrir el reino fungi?
Siento que, al mundo de los hongos, lo descubrí dos veces. La primera en la adolescencia, cuando la experiencia con Psilocybe cubensis me cambió la forma de ver la vida, pero también de relacionarme con la naturaleza, de percibir lo que me rodeaba y sobre todo me cambió la relación con mi familia. En la adolescencia, muchas veces perdemos la noción de que nuestros actos como persona, pueden afectar a otros, de allí aprendí muchísimo, me cambió. Luego me fui a Posadas a estudiar la Tecnicatura en Agroecología y cuando terminé, me mudé con mi hermano Marcelo a una chacra en Apóstoles. Ahí creo que los hongos me encontraron a mí, fue una cosa que puede sonar un poco extraña, pero realmente fue así. Había hongos de pino y comenzamos a cocinarlos, a disfrutarlos, a conocer más sobre ellos y a entender su mundo, sus ciclos, ya tenía herramientas científicas y técnicas, creo que eso me ayudó a comprender que el mundo fungi, estaba ahí frente a mis ojos y debía saber más sobre él.
Empezamos a experimentar y las conservas de hongos fue una de las primeras cosas que hicimos. Al poco tiempo, allá por el 2019, nos invitaron a una feria en el centro de Posadas. Fuimos. Teníamos un stand y también nos pidieron que demos una charla sobre los escabeches. A nosotros, nuestro producto nos encantaba, pero no teníamos idea como iba a reaccionar la gente, entonces llevamos pan casero y pusimos una mesa de degustación. Fue algo increíble, el que probaba, compraba, se iban y al rato volvían y compraban más. En la primera tarde vendimos todo lo que llevamos, así que tuvimos que salir corriendo a recolectar más y hacer para los días de feria que quedaban. Esa experiencia fue la puerta de entrada, vimos que el producto gustaba, además nos pusimos en contacto con mucha gente, investigadores y personas que ya estaban en el mundo de los hongos. Con mi hermano siempre pensamos que ahí empezó todo.
Seguimos estudiando, descubrimos que había miles de hongos, entendimos su ciclo y ahí es cuando también comprendimos que ese mundo nos había llamado para algo. Supimos que no nos va a alcanzar la vida para saber cuántos hongos hay, ni muchos menos, conocer todas sus propiedades. Sí sabemos que cada uno fructifica por un motivo, con una labor esencial, decidimos centrarnos en los que crecen más en Misiones, y tratar de alguna manera identificar hacer un aporte, desde la experiencia, la observación.
Cuando Agustín habla del mundo de los hongos, parece estar hablando de seres a los que conoce desde hace muchísimos años, se ríe, cuida sus palabras y aclara cada tanto: “Hay muchas cosas que aún me cuestan explicar, porque se trata de un mundo complejo, silencioso, pero lleno de vida, que está en todos lados, aunque no lo veamos siempre está, porque por ejemplo el micelio puede estar en latencia, creciendo y creciendo hasta que logra las condiciones indicadas y fructifica, lo mismo con las esporas, pueden permanecer invisibles por muchísimo tiempo, hasta que pasa algo, no se cae una hoja, viene un viento, aumenta la humedad y cuando menos lo esperamos ahí está, fructifica un hongo maravilloso, que puede ser hermoso o no tanto, pero que siempre, siempre, siempre, tiene algo para dar”.
Manejo y recolección
El técnico se enfoca en explicar que hay familias, un hongo puede ser reciclador (saprofito), comunicador (micorrisico) o regulador (parásito) pero, en todos los casos, están cumpliendo una misión. Aparecen para ser parte de un proceso. “Cuando doy charlas, siempre me preocupo por remarcar que no se trata de salir a cortar hongos sin sentido. Por eso es importante conocerlos, poder reconocerlos, saber sus usos medicinales y comestibles. Me gusta que la gente se saque prejuicios, que los hay y muchos. Pero también que entienda, que son seres que están ahí para algo. Entonces si los vamos a cortar, primero tenemos que saber para que lo voy a hacer, saber cómo hacerlo. Es muy importante saber que hay que dispersar las esporas, que se los debe cortar no arrancar, que es importante no dañar el micelio. Hay que estar preparados, llevar una cesta aireada, no ponerlos en bolsas plásticas y, una vez en casa, saber si lo voy a comer o cocinar frescos, si los voy a secar, cuáles serán esas condiciones de secado, todo eso hace que tengamos un trato respetuoso con los hongos que nos dan tanto”, trata de resumir el joven.
Agustín remarca una y otra vez, que uno de los mayores tabúes que rodean a los hongos es una falsa idea de que matan. “Vamos a dejar algo claro, sí hay hongos que no hacen bien al organismo y hasta algunos que son letales, pero realmente son muy pocos, por eso es fundamental saber identificarlos, cuánto más aprendemos sobre ellos, más entendemos que en su silencio nos hablan, si aprendemos a mirarlos, vamos a observar coincidencias que nos maravillan, por ejemplo, hay un hongo que si lo miramos, tiene la forma de un riñón y es color naranja, la ciencia ha demostrado que ese hongo es bueno para la función renal, a eso me refiero que en su silencio nos hablan, solo que sin información es difícil entenderlos”.
Cuanto más aprendemos sobre ellos, más entendemos que en su silencio nos hablan.
“También entre lo tabú está que, si los tocamos, nos pueden hacer daño, eso no es real, tuve la oportunidad de trabajar con chicos en la recolección de hongos y noto como ellos no tienen miedo de tocarlos a diferencia de los adultos que están más llenos de temores y prejuicios”, explica.
¿Cuál es la mejor época la recolectarlos?
Esa pregunta es fácil y al mismo tiempo es interesante. En invierno, los hongos fructifican en mayor medida, pero como te decía antes hay una cuestión de la naturaleza y del ciclo que nos muestra como todo está unido. Muchos hongos medicinales ayudan a mejorar el sistema inmune y es en invierno, cuando el cuerpo más lo necesitan, ellos están ahí para eso, casi como una cuestión de resonancia, claro que siempre hay factores climáticos.
Interés por sus propiedades
Si bien aún queda mucho por recorrer, las investigaciones científicas dan claras muestras de las propiedades de los hongos. “En el último año, noté que muchas personas se comenzaron a interesar por el reino fungi. Hay personas que lo hacen por curiosidad, otras por el lado gastronómico y culinario porque la puerta de sabores, nutrientes y posibilidades que abre es enorme. Están quienes lo hacen por cuestiones de salud, porque realmente se están viendo resultados muy alentadores para el tratamiento de muchas enfermedades, lo cierto es que la gente comienza a dejar de lado los temores y se empieza a informar, también hay quienes lo hacen para buscar una salida comercial, que también está bien, porque la producción de hongos es un camino muy interesante, siempre que se haga a conciencia, con respeto por este reino, en busca de su conservación y no de su depredación”, adelanta Agustín. Él junto a su hermano Marcelo, llevan adelante Kaa'pora Orgánicos, un proyecto de productos y servicios que se expande en Misiones, dando respuestas a distintas demandas y con una mirada ecológica.
“Para nosotros es importante brindar el conocimiento que fuimos adquiriendo y también expandir esta conciencia colectiva de cuidado, de una producción amigable con el entorno, con la mirada puesta en el todo, como lo hacen los hongos, ellos de manera individual hacen una tarea que ayudan a la humanidad”, puntualiza.
“Si hacíamos un curso de hongos hace dos años, no sé cuántas personas hubieran asistido, ahora notamos que la gente de todas las edades se interesa. Esta semana fui a un curso y había investigadores y científicos de todo el país, es un tema que comienza a ganar espacio y Misiones -sin duda-, es una tierra donde tanto los hongos como la investigación, fue creciendo, creciendo como el micelio”, aclara entre risas.
Ante la pregunta, de porque cree que Misiones es un sitio donde existe tanta variedad responde: “Hay condiciones claras de humedad y de sustratos. Muchos hongos solo crecen bajo determinados árboles o plantas, acá te vas a una chacra, caminás un poco por una capuera (parte de la selva desbrozada para el cultivo) y, si sabés mirar, los vas a encontrar. Están siempre en todos lados, pero ante tu pregunta, te voy a dar información que hace algunos días me la daba una señora en un curso que dicté: 'La tierra misionera, su vegetación y el agua del acuífero guaraní. generan vibraciones altas, que hacen que todo lo bueno se quede'. Creo que eso también viene a completar esta respuesta porque los hongos, son parte de un reino que tiene mucha sanación, creo que un poco va por ahí”.
Misterio, prejuicios y tabúes
¡No toques eso! Es la primera advertencia que nos viene a la cabeza cuando estamos frente a un hongo. Pensar que el mundo fungi está ligado a la muerte, está un poco en el inconsciente colectivo. Al consultarle sobre ese punto, Agustín nos brinda una respuesta que nos sorprende: “Sí hay una relación que se hace entre el hongo y el final de algo, podemos ver un árbol que está frondoso, pero viene un hongo y lo coloniza, vamos a decir que el hongo lo mató. Ahí está el error, podemos entender que la naturaleza es sabia, que ese hongo solo viene a ayudar con un ciclo natural, si vemos algo que está podrido y lo vemos llenos de hongos, no pensamos, mirá que grosos como están eliminando algo que de otro modo no se podría haber eliminado en muchísimo tiempo, quizá nos da asco, pero en realidad. Cuando vemos un hongo, estamos viendo el final de un ciclo, pero también el inicio de algo nuevo y esa fructificación, es la mayoría de las veces un regalo de la naturaleza y digo un regalo, porque la mayoría de los hongos son comestibles y aportan muchísimos nutrientes a nuestro organismo. Cuando nos hacemos conscientes de lo importante que son en nuestro entorno, es cuando entramos al mundo fungi y comenzamos a aprender. Aprendemos que los humanos somos los que realmente somos vulnerables, ante todo ese reino en el que sin dudas hay inteligencia, interconexión, sanación y un inmenso amor por el todo”.
“Cuando se quita el velo del prejuicio o el miedo, está el sabio que habita dentro de nosotros y nos muestra eso está ahí para sanar”, reflexiona.
El joven, que cuenta en su haber con unos siete años trabajando en la recolección e identificación de hongos, remarca que hay un sentir que aparece cuando uno está atento. “Como decía, los hongos están en todas partes. Un día, iba caminando por el centro de Posadas y encontré en una plaza, un hongo enorme. Está cuestión del tabú, hace que muchas personas no lo toquen y bueno en cierta medida eso es bueno porque si están en un lugar es para algo. Pero cuando empezamos a conectar con ellos, sentimos su llamado, podemos ir caminando por una selva donde los llamen la atención cientos de cosas, los pájaros, animalitos, sonidos, aromas, por ahí un hongo, en el pie de un árbol, nos atrae. Suelo decir que se deja ver, si lo conocemos, vamos a saber por qué lo vimos. Ahí es cuando digo que hay una cuestión mística, espiritual que está ligada, uno siente por dentro que ese hongo quiere que lo veas, te está dando información”. Agustín hace una pausa y piensa en las mejores palabras y concluye: “Yo sé que todo esto puede parecer raro, por eso es que invito a las personas que por alguna razón se sientan atraídas a que investiguen, a que lo hagan desde el saber, pero también desde una conciencia de amor, de unidad”.
¿Cuál es el preconcepto que más escuchás respecto a los hongos?
La gente cree dos cosas: que matan o que todos son alucinógenos. Cuando les explicó que sí hay variedades que pueden ser letales y otras que son alucinógenas, pero que son muy poquitas si las comparamos con el tremendo mundo de hongos comestibles y medicinales, ahí comienzan a entender que si como un hongo lo mejor que voy a tener es una experiencia culinaria o de sanación Cuando se entra de verdad a este mundo, ese velo de temores y prejuicios que nos alejan, cae y siento que eso es realmente importante.
¿Qué le dirías a una persona que por alguna razón se siente atraída a investigar sobre este mundo?
Sin dudas que, si se siente atraída, comience a preguntar, a buscar información, el mundo fungi es realmente generoso, va a encontrar las respuestas. También le diría que los descubrimientos en este reino son diarios, por eso que es que una vez que entrás, es difícil dejar de buscar, de aprender, de probar.
Cuando se quita el velo del prejuicio o el miedo, está el sabio que habita dentro de nosotros y nos muestra eso está ahí para sanar.
La charla con Agustín se hace larga, aunque es por videollamada, entre mates y risas, pasa más de una hora. Agustín me ayuda a entender el complejo, pero hermoso mundo de los hongos y en pocas líneas busco resumir la esencia tanto de lo que hablamos como de lo que logré conocer mientras recorrimos la selva misionera.
Como cierre, el joven, define: “Los hongos te dan todo, te enseñan tanto de los procesos de la vida, pero por sobre todo aprendí que ellos te conectan con la felicidad más plena”.
Si querés saber más sobre Agustín y su proyecto Ka’a Pora, podes seguirlo en Instagram @kaaporaorganicos y en @vocesdelafunda
Agradecemos las imágenes que acompañan esta nota, tomadas el Taller de Hongos, realizado la semana pasada en Santa Ana (Misiones) en el complejo Don Rodolfo, por el fotógrafo Joaquín a quien también pueden seguir en Instagram: @joaquimfruta.