Se mueven las aguas,
Sí, las aguas.
Las aguas podridas,
las aguas mal olientes,
las algunas estancadas.
Sí, sí las aguas.
Se mueven,
Se mueven las aguas,
Se mueven las sangres.
Se mueve la sangre de nuestros úteros.
Se desprende.
Se desprende.
Se desprende
esa sangre seca.
Esa sangre dura.
Esa sangre que duele.
Y sangran las heridas.
Y lloran los ojos.
Y salen los chorros
de la leche podrida de nuestros pechos.
De esos pechos amargados.
De esos pechos dolientes.
De esos pechos enfermados.
Y el agua se mueve a chorros,
a cataratas, de a lluvia, de a gotas,
en remolinos, de a mares, en oleaje.
Esa agua que inunda todo.
Y se limpia.
Y se limpia toda el agua.
Y se limpia.
Y se limpian nuestros cuerpos.
Y se limpia, y se limpia
Y las lágrimas, ya no sólo de tristeza
sino también de alegría
van brotando de emocón, conmovidas,
abrazadas, entrelazadas, unidas.
En un solo cuerpo, en un solo útero, en un solo corazón
Porque cuando el agua de las mujeres se limpia
hasta las bestias se asustan.
Y se escucha ese silencio tenso
que advierte la gran tormenta.
Porque hay más, hay mucho más
para limpiar de nuestros úteros.
Porque hay más, hay mucho más
para limpiar de nuestras conchas.
Porque hay más, hay mucho más
para limpiar de nuestros pechos,
de nuestra boca, de nuestro ano,
de nuestros oídos, de nuestros ojos,
de nuestras manos,
de nuestro cuerpo todo entero,
de nuestras memorias
Y porqué no del alma.
Se mueven las aguas.
Sí, se mueven.
Y en ese movimiento se limpian,
se sanan,
nos limpian, nos sanamos.
Juntas, como lobas hermanadas
La autora de este poema es Psicóloga, Terapeuta Gestáltica, Sexóloga, Facilitadora de Círculos de Mujeres, Cantautora del cantos sagrados femeninos (Spotify, Youtube), Sacerdotisa de la Diosa y de la Luna, Coordinadora de la Escuela de Brujas Magia Circular y de Esencia desplegar y descubrir en Paraná, Argentina. Podés seguirla en su cuenta de Instagram: @silvana_musso.