La vida como la vemos: la percepción según nuestras creencias
COLUMNISTAS24/11/2024Redacción QuintaesenciaHola queridas y queridos. Aquí nuevamente trayéndoles un tema, comenzando con una pregunta…
¿Te preguntaste alguna vez por qué dos personas pueden vivir la misma experiencia, pero interpretarla de formas totalmente distintas?
El tema de hoy es la percepción como te habrás dado cuenta. Esta, no es más que un filtro personal, construido a lo largo de la vida con base en nuestras creencias, experiencias y emociones.
La percepción transforma una situación "neutra" en algo positivo o negativo, dependiendo de nuestra perspectiva. Hay una frase bastante “trillada” pero vale recordarla: “No vemos las cosas como son, las vemos como somos."
La percepción no es estática, podemos entrenarla y cambiarla si estamos dispuestos a revisar nuestras creencias.
La realidad, tal como la experimentamos, no es un hecho absoluto. Es como si todos lleváramos anteojos únicos que filtran lo que vemos, escuchamos y sentimos. Estos “anteojos" están formados por nuestras experiencias de vida, valores, cultura, emociones y, sobre todo, nuestras creencias. (Ya he hablado mucho de creencias, pero imposible no traerlas en tema autoconocimiento.)
Lo interesante es que estos anteojos no solo filtran cómo vemos las cosas, sino también qué vemos. Dos personas pueden presenciar exactamente el mismo evento, pero lo interpretarán de manera completamente distinta dependiendo de su percepción.
El cambio empieza por dentro. Por ejemplo, muchas personas sienten que la vida es una lucha. ¿La vida, es una lucha para todos?
Nuestra percepción no solo afecta cómo interpretamos las cosas, sino también cómo reaccionamos ante ellas. Hay que reconocer que la realidad es subjetiva nos da poder, porque entendemos que podemos elegir cómo ver las cosas.
Epicteto (filósofo) dijo: "No son las cosas las que nos perturban, sino nuestra interpretación de ellas." Cambiar la percepción no siempre es fácil, pero con práctica, podemos aprender a mirar las mismas situaciones desde una perspectiva más positiva y enriquecedora.
Si la realidad que vivimos depende en gran medida de nuestra percepción, entonces la buena noticia es que podemos transformarla. Cambiar cómo interpretamos lo que nos ocurre no significa negar las dificultades, sino elegir conscientemente cómo las enfrentamos. Esto puede parecer un gran desafío, pero es posible cuando empezamos a trabajar desde adentro.
El primer paso para cambiar nuestra percepción es reconocer que llevamos un filtro. Muchas veces no nos damos cuenta de que estamos reaccionando más a nuestras creencias que a la realidad misma. Por ejemplo: Alguien te dice: Hoy te ves muy bien."
Una persona con alta autoestima podría pensar: "¡Qué lindo gesto, se siente bien que lo noten!"
Una persona insegura podría dudar: "¿Me lo dijo en serio o solo para quedar bien?"
La misma frase puede generar confianza o desconfianza, dependiendo de cómo percibas la intención detrás de las palabras.
El filtro está ahí, pero no siempre somos conscientes de él. Observar nuestras reacciones emocionales ante lo que nos pasa es una herramienta poderosa para identificar estos patrones.
Una vez que reconocemos que nuestra percepción puede estar distorsionada, el siguiente paso es cuestionar las creencias que la sostienen. Y nuevamente aparecen las creencias.
Yo no tenía idea de este tema hasta que empecé en este camino del autoconocimiento. Por eso siempre digo, el autoconocimiento me salvo la vida, porque me “avivé” de muchas cosas que antes desconocía. Y comencé con pequeños cambios y lindos resultados.
Cambiar nuestra percepción no significa convertirnos en una persona diferente de la noche a la mañana. Es un proceso que se construye con pequeños pasos.
De a poquito empecé a cambiar mi diálogo interno: Sustituí frases negativas por otras más constructivas. Por ejemplo, en vez de pensar "No puedo, lo reemplazaba con "Todavía no lo logro, pero estoy en camino."
Una de las cosas más poderosas que podemos hacer es recordar que, aunque no siempre podemos controlar lo que pasa, sí podemos elegir cómo reaccionar. Esa elección no siempre es fácil, pero cada vez que optamos por reinterpretar una situación de manera más constructiva, estamos entrenando nuestra mente para vivir con mayor paz. Que, dicho de paso, es un entrenamiento permanente.
Al final, cambiar nuestra percepción no significa ignorar los problemas, sino enfrentarlos con una mirada más amplia y optimista. Como dice una frase popular: "Cambia la forma en que miras las cosas, y las cosas que miras cambiarán." Otra: “Yo cambié y todo cambió”.
El cambio siempre empieza por dentro, un pensamiento a la vez. Y lo más mágico es que, al transformar cómo vemos el mundo, el mundo a nuestro alrededor también comienza a transformarse.
A mí me llevó algún tiempo cambiar creencias que tenía muy incorporadas. Pero de a poco me fui dando cuenta de que las estaba cambiando e incorporando nuevas, positivas por supuesto.
Hoy, con una percepción totalmente diferente de la vida, cuando hablo con alguien, en unos minutos me doy cuenta cuales son las creencias de esas personas.
Bueno, para despedirme, te dejo esta frase resumiendo esta nota:
Al final, la vida no es lo que nos pasa, sino cómo elegimos mirarla.
Hasta la próxima nota. Con amor, María.
La columnista se identifica como amante de la vida. Actriz. Directora de Artes escénicas. Master Programación Neuro Lingüística. Podés encontrar las entrevistas de María Gabriela en su canal de YouTube como Reiniciate, también podés seguirla en su cuenta de Instagram @reiniciateok, donde comparte reflexiones, libros, algún que otro bailecito.