Camila Carrasco es profesora de gimnasia rítmica y una apasionada del deporte y el baile. Días atrás nos permitió conocer su historia de vida, una historia que hoy inspira a cientos de personas en todo el mundo a iniciarse en la práctica del yoga, sin importar el cuerpo.
Tiene 35 años y vive en Valparaíso (Chile). Es dueña de una sonrisa que contagia y asegura que fundamentalmente es una agradecida de la vida. En una charla telefónica con Quintaesencia, nos cuenta como la pandemia puso su mundo de cabeza: “Es que me dio tal cachetada que me puso de lado”, relata entre risas, para graficar como logró convertir sus días oscuros en un camino que la ayudo a salir adelante y reiniciarse.
Su cuenta en Instagram -@kmilapacis- tiene 100 mil seguidores, allí, sube sus videos realizando distintas posturas de yoga muchas de las cuales son invertidas y según cuenta, son su locura. Desde esa red social, Camila rompe con todos los prejuicios, demostrando que todos los cuerpos son capaces de hacer aquello que la persona se proponga de verdad.
“Desde muy chica me inicié en la gimnasia rítmica, un deporte que lo llevó en la sangre porque mi mamá es profesora y entrenadora, pero de verdad me gustaba mucho, aunque mi cuerpo nunca se ajustó a las exigencias hegemónicas de la gimnasia rítmica sobre de los parámetros rusos, donde el estereotipo de niña gimnasta es extremadamente delgado, pase una infancia difícil entre dietas restrictivas, la mirada de las personas y mis propias exigencias”, contextualiza.
“Creo que nadie imagina lo que se sufre siendo niña en una sociedad gordofóbica, dónde la imagen si no cumple un peso ideal está fuera. Hoy puedo sacar todo ese dolor en terapia, porque estoy sanando a mi niña interna”, nos cuenta.
“Cuando me recibí de profesora de educación física, sabía que no quería estar en las aulas, eso no era para mí, así es que entre al club con mi mamá y comencé a formar a las niñas, allí me propuse comenzar a romper todas esas estructuras de la gimnasia rítmica, mostrar de que trata ese deporte que es hermoso, hacerlo más másico y no tan clasista”, agrega.
En ese sentido, asegura “que si hoy miro para atrás solo veo que fueron años de mucho trabajo, de mucho mirar afuera y no mirar adentro, de no mírame y no reconocerme. El 2019 había sido un año muy estresante para mí, realmente estaba en medio de ambientes complicados y luego de eso llegó la pandemia, varias semanas me la pase en la cama, luego empezaron las clases online, y todo ese combo hizo que mi cintura y toda la espalda me comenzara a doler mucho, un día mi hermana me dijo que habían clases online de yoga y decidí probar, mi cuerpo hacía mucho tiempo no se movía, porque a decir verdad, como profesora no me movía mucho, les mostraba a las niñas algunas cosas y ya, así es que las primeras clases fueron todo un desafío, hasta que logre dar con una profesora que realmente me entendí, yo había hecho yoga en el inicio de la facultad y poco a poco mi cuerpo comenzó a recordar”.
Camila tenía la rigurosidad del entregamiento que había adquirido desde pequeña con la gimnasia rítmica y esa herramienta la ayudó a tener constancia. “Cachaí, pensaba yo como no voy a poder ponerme de cabeza, y lo intenté y lo intenté varios meses, entendiendo la técnica y con prácticas diarias primero una vez a la semana, luego, dos, más tarde fueron cuatro hasta que ahora practico 6 veces a la semana y descanso los domingos, el yoga me empezó a dar ese lugar de encuentro conmigo, una meditación activa y a la vez un nuevo desafío, sin darme cuenta comenzaba así un proceso de sanación muy profundo”, trata de resumir.
“La pandemia fue un breack, venía en piloto automático, me levantaba, me iba a trabajar, de vuelta a casa, dormir y así todos los días, sin darme cuenta tenía mucha rabia dentro mío, la verdad es que no quería mi cuerpo, y el yoga me comenzó a dar la posibilidad de estar en mi burbuja donde me sentía libre, me sentía yo y me sentía feliz, por eso es que estoy tan segura de que allí fue cuando comencé a sanarme, comencé un profundo y duro camino de mirarme, de aceptarme, pero de verdad”, asegura.
"El yoga comenzó a darme la posibilidad de estar en mi burbuja donde me sentía libre, me sentía yo y me sentía feliz."
Durante el 2020, Camila confiesa que no se filmaba en sus prácticas: “La verdad es que no podía verme, entonces si bien tenía avances en mis posturas la gimnasia me había dañado un poco la cabeza y yo estaba fallada, por eso no podía ver más que un cuerpo que no me gustaba, hasta que en el 2021 un día me anime a subir una historia con un video haciendo una postura de cabeza, mi pareja y mucha gente me decía que lo suba, y un día me anime, estaba tan feliz porque haber logrado esa postura invertida que lo hice, allí mi profesora que tiene mucho seguidores, me escribió y me pidió permiso para compartir el video, le dije que sí, desde ese momento los mensajes no pararon de llegarme, muchísimas personas de todo el mundo diciéndome que las inspiré a comenzar a moverse a hacer cosas que creían que no podían”.
Desde el 2021, la cuenta @kmilapacis no ha dejado de crecer. “No se sí la gente que está del otro lado toma dimensión de lo que significó para mi comenzar a subir videos, realmente me costó mucho, porque mientras todos veían que estaba haciendo algo genial, yo solo podía centrarme en mi cuerpo, pero luego entendí que se trataba de un proceso, como la progresión de llegar a una postura invertida, nunca llegamos de una, toma tiempo, entender, sentir el cuerpo, saber la técnica y hay algo más, la intensión de porque quiero hacerlo”.
¿Cómo es eso de la intención?
“oy muy fanáticas de las posturas invertidas, al principio un poco me obsesione con que me salgan, luego cuando comprendí que estaba en un proceso de sanación en donde el yoga era mi forma de conectar con mi cuerpo, comprendí lo profundo que era todo, allí descubrí que las posturas invertidas me atraían tanto porque me permitían poner el mundo de cabeza, ver todo desde otro ángulo, así comprendí que mi intensión, era mucho más que lograr una postura, era poder lograrla para estar allí por algunos segundos y tener una mirada distinta, cambiar el lugar de donde mirar una situación o de mi misma, lo que sea, da igual la postura tenía mucho más para darme, yo podía conectar con mi cuerpo en el proceso y al final obtenía algo supremo, algo mucho mayor que solo complacer al ego.
"Si yo hubiera seguido escuchando los 'vos no podes porque sos gorda', nunca hubiera entendido que cada cuerpo es una máquina perfecta."
Prejuicios y sentencias sociales
En otro punto de la entrevista, señala que "la sociedad y sobre todo la medicina tradicional son muy dañinas cuando de gordos se trata, hay sentencias muy fuertes que realmente son mentira, ir al médico durante muchos años fue para mí una tortura, salía de las consultas con mi sentencia de muerte firmada, diabetes, presión arterial, y una lista enorme de “por tu peso no puedes hacer”, al final una se convence de que no puede y de que aunque viva a base de alimentación saludable hay un cuerpo que funciona mal por el hecho de ser gordo”.
“En este proceso me encontré una médica holística, o natural no sé como la llaman en otros países, la cosa es que esta mujer me comenzó a sacar todas las pastillas que no hacían más que dañarme, buscamos controlar mi ansiedad con métodos naturales y una alimentación que no es restrictiva, por fin de la mano del yoga y de la medicina natural comencé a recuperar mi vida, comencé a tener esperanza nuevamente, soy una mujer joven y ahora a eso le sumo llena de vida, llena de agradecimiento porque pase de estar en lugares muy oscuros a entender que no hay nada que no podamos hacer, sin importar el cuerpo que tengamos”.
Por esa razón asegura que: “Si hubiera seguido escuchando los 'vos no podes porque sos gorda', nunca hubiera entendido que cada cuerpo es una máquina perfecta, que con más o menos disciplina, más o menos entrenamiento, más o menos dedicación, siempre que se quiera se va a poder, el cuerpo aprende, hay que encontrar las personas adecuadas que acompañen los procesos, porque de eso se trata de encontrar el camino que se adecué a cada uno”.
“Por mi parte -agrega- lo único que sé y lo hablo desde mi experiencia personal, porque la verdad jamás se me hubiera ocurrido ser inspiración de nada ni de nadie, es que si hay algo que una persona quiera hacer solo debe ir por ello, intentarlo, dejar de lado las voces que dicen vos no vas a poder, y centrarse, lo repito una y mil veces, el cuerpo es una máquina persona, es la mente la que muchas veces nos juega una mala pasada”.
¿Cuándo ya no hay más excusas, sólo hay que avanzar?
Sí, pero no es tan fácil, hay miedos y hay que sortearlos, como te decía recién se trata de un proceso, hay días buenos y días malos, pero hay que tener bien en claro la meta. Mi papá en mis tiempos de depresión me decía: “Usted no está deprimida, esta distraída”, ahora que voy conectada a mí, a mi cuerpo que voy viviendo en el presente, entiendo lo que él me quería decir, por eso dejé de estar distraída y comencé a estar agradecida, agradecida a todo, a cada cosita chiquita que me pasa, cada cosa que veo, que siento.
¿Cuál es la realidad de las personas con sobrepeso en Latinoamérica?
Dura, durísima, aquí en Chile se ha comenzado a hablar un poco más, pero las cosas no han cambiado mucho, en Latinoamérica no hay mujeres activistas gordas que hagan deportes. Hay muchas personas que sufren muchísimo todos los días, hay niños que sufren por ese tema, lo que busco con mis videos es mostrar que el cuerpo que tenemos hoy es la máquina que nos acompaña, y debemos estar agradecidos, tenemos que ser capaces de recuperar nuestro fuego interno para ir por nuestros sueños y si hay algo que aprendí en este tiempo es a solar, a dejar ir, eso para mí fue muy liberador.
En Valparaiso, Camila da clases de hidrogimnasia a adultos mayores, también clases de baile, clases de gimnasia para niños y de flexibilidad de manera online. Nos cuenta además que no es instructora de yoga: "Siempre quise ser aprendíz pero hace poco me escribieron desde una academia en Argentina para invitarme a hacer el instructorado y voy a aceptar, siempre creo que las oportunidades cuando llegan hay que aprovecharlas, asique comenzaré a avanzar hacia ese lado".
Su red social, donde solo sube videos con posturas, mostrando como desde la flexibilidad se pueden derribar todas las barreras. Tras finalizar la charla, Camila nos confiesa que jamás habla de su historia, pero remarca: “Entendí de que si lo que haga puede ayudar a alguien entonces está bien”.
Seguila en @kmilapacis.
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