Charlar con Alejandro Cerda Alvar es casi como subirse a las palabras e iniciar un viaje por numerosos caminos hechos de historias, sabores y sentires. “Y es que las palabras tienen alma, como dicen los guaraníes”, dijo en un momento de la entrevista que Quintaesencia le realizó tras la presentación de su libro Palabras Espejo. Ese compartir fue amenizado con una ronda de cacao, un producto presente en la vida cotidiana de muchas personas pero que, dependiendo de la calidad del mismo, su preparación y dosificación, tiene la posibilidad de convertirse en una poderosa herramienta terapéutica.
Este hombre nació en Chile y es psicólogo transpersonal de profesión, pero además un buscador de respuestas en el mundo de la medicina alternativa u holística. Hace poco más de dos años, vive junto a su esposa Elena en Asunción (Paraguay), donde pudo profundizar el relacionamiento con la cultura indígena en general y el guaraní en particular.
Ese contacto con estos pueblos cuyos orígenes se pierden en el tiempo, nació allá por el 2010 en un gran encuentro de abuelos indígenas. Ese marco, también fue el inicio de un nuevo camino que lo llevó a indagar el mundo de las medicinas alternativas aplicadas al ámbito de la psicología.
¿Cómo nació su relación con el mundo el cacao?
-Tuvo origen después de haber compartido hace un par de años atrás, un encuentro con abuelos de varias tribus americanas. Fue una oportunidad sin igual porque tuve acceso a tanto conocimiento y saber en un mismo espacio, porque si ellos no hubieran estado reunidos en un solo lugar, hubiéramos tenido que viajar una vida entera para conocer tantas culturas.
Allí estuvieron presentes abuelos siux, representantes de pueblos asentados en México, que es un mundo mágico maravilloso que tiene una diversidad de pueblos originarios de sabiduría concentradas como los mayas, hasta representantes de Tierra del Fuego. En ese contexto, conozco a tres abuelos mayas quiché de Guatemala, quienes han sido guardianes del cacao en su expresión sagrada por muchas generaciones. También tuve la oportunidad de compartir con el abuelo Carlos Jesús Castillejo, quien es maya tolteca y proviene de una tradición familiar de Tabasco (México), que es la tierra original del cacao. Entonces a través de ellos, tuve un acercamiento con el cacao fue muy mágico.
A partir de ahí, comienzo a entrevistarlos para tener acceso a esa información y ellos, muy generosamente me compartieron su saber.
Sabor y contención terapéutica de
la mano de un producto ancestral.
¿Qué sucede cuándo se produce ese acercamiento casi místico con el cacao?
-Bueno, tomándolo, lo sabrás-, dijo con una gran sonrisa, a lo que agregó: -Hay que tomar cacao, pero desde un lugar espiritual, porque, así como el espíritu que te habla por otros canales, también lo puede hacer a través de él. Nosotros, la gente contemporánea occidental ha puesto en duda la posibilidad de tener contacto con ese espíritu y esa duda, nos ha hecho estar en esta dualidad. En muchos casos, inclusive, se la ha negado directamente, En ningún momento ha sido invitada y por ende también acrecentada. Entonces abordamos la toma del cacao desde la oportunidad de lograr una conexión espiritual. Por eso los abuelos mayas me han dicho que es la gran medicina del sueño, entonces donde más trabaja y donde más entrega su sabiduría, es durante el sueño.
En ese sentido es necesario recordar que algunas profecías del mundo ancestral maya, hablan de que, por mucho tiempo, las personas perderán su voz pero que ya ha llegado el tiempo de retomarlo. Dicen que es tiempo en que la humanidad pase por una especie de acomodamiento y para lo cual, se puede recurrir al cacao.
Ellos dicen que la medicina del cacao permite remover con mucha facilidad los bloqueos que, durante miles de años, hicieron que la humanidad caminara en la confusión y el caos. En especial los occidentales, quienes nos olvidamos de lo espiritual, de lo esencial, olvidamos a la comunidad y a lo pequeñito que nos engrandece.
Los mayas consideran que el cacao puede remover los bloqueos de los seres humanos.
Y en virtud del relacionamiento que el cacao tiene con la medicina alopática, ¿podría ser considerada una medicina?
-Sí, sí porque ya sido estudiada y medida químicamente, como también sus efectos de acuerdo a las dosificaciones en las personas. Se ha demostrado que su composición química tiene una injerencia muy importante en nuestro cerebro porque produce estados de euforia, placer y felicidad. Entonces es utilizado en tratamientos para depresiones profundas.
Tiene el poder de asistir al paciente en su proceso y hacerlo en forma amena, más llevadero, ameno. Es como si fuera que el cacao te dide: “Mira, no estás solo para atravesarlo, yo te voy a acompañar desde la dulzura”.
No en vano, mucha gente cuando siente tristeza o ansiedad come chocolate y su estado de ánimo cambia, más allá de que muchas veces aquel al que se tiene acceso no es 100% cacao porque hay mucha distorsión porque el chocolate comercial tiene 85 hasta 90% de azúcar. Y desde alí se construye de la mala fama del cacao, pero el cacao en su porcentaje de pureza, aporta innumerables beneficios.
¿Cómo fue el proceso para el uso terapéutico del cacao?
-Una vez que tuve acceso a este saber y pude también acceder a la información sobre numerosos estudios clínicos, como los realizado por la médica costarricense Cristina Venegas, en los que incluyó el respeto ancestral para hacer ese trabajo. Es decir, ella tuvo en cuenta cómo crece el cacao, dónde, bajo qué condiciones. Todos datos fueron relevados por ella y pudo testificar que el cacao logra esta potencialidad medicinal.
Además, hay otros estudios químicos realizados en Guatemala sobre el beneficio medicinal en el acompañamiento de ciertas condiciones de salud que surgen a partir del estrés producido a raíz del estilo de vida que llevamos. Esos estudios indican que partir del consumo de 20 gramos de cacao, ya se experimentan cambios en el cuerpo y en el cerebro.
Todos estos estudios se llevaron a cabo con rigurosidad científica, con mediciones clínicas, con el seguimiento a cientos de pacientes con depresiones profundas, por ejemplo.
En ningún momento decimos que se deba abandonar los medicamentos recetados por psiquiatras, por ejemplo, pero sí permite realizar un acompañamiento terapéutico.
En mi caso, como psicólogo transpersonal y sistémico, recomiendo tomas medidas clínicamente de cacao en un determinado periodo de tiempo y, hasta ahora y en todos los casos, los resultados han superado ampliamente las expectativas.
Lectura en comunidad, arte compartido.
Yendo ahora a su faceta de autor, ¿cómo se da su relación con las palabras y la poesía?
Allí vuelvo a mi acercamiento a los guaraníes, quienes dicen que el uso de las palabras constituye una experiencia sagrada. Ellos hablan de palabras alma, porque el Padre Creador primero imagina el mundo y lo concreta a través de un soplo, de la palabra.
Entonces la palabra pasa a encarnar lo vivo, permite que algo tome fuerza de una visible y con tanta fuerza. Por lo tanto, tenemos que ser responsables con lo que decimos porque eso es lo que estoy creando. En el mundo occidental somos poco conscientes de eso. Por ejemplo, si te digo te odio, voy a crear algo en ti y en mí, algo que no es lindo, que no nos hace bien, pero si te digo a ti te amo, voy a crear algo distinto a través de esa palabra.
Pero respondiendo a tu pregunta, también hablando con los abuelos y abuelas, me doy cuenta de que el arte de hacer poemas o contar historias a través de esas palabras alma, es colectivo porque no hay derechos de autor porque pertenece a la comunidad, a esa conciencia común.
Además, que los lenguajes originarios son sumamente poéticos, tienen una tiene una multi diversidad de significaciones bellísimas y también son palabras que son onomatopéyicas (imitación lingüística oral o la palabra o representación escrita de un sonido natural). Entonces me pregunté cómo compartir ese arte desde mi lugar y surgió la posibilidad de expresarlo a través de poemas, los cuales a veces me demandan escribirlos casi con cierta urgencia, porque hasta que me tome el tiempo para escribirlos, no puedo hacer otra cosa.
Y teniendo en cuenta ese sentido de lo colectivo, durante las presentaciones es el público el que toma el libro y lee lo que siente, lo que elige. Porque el arte nos pertenece a todo, nos interpela a todos y cada vez más, siento que el arte nos habilita una oportunidad de conexión con el espíritu, esa que los occidentales hemos perdido y ya es tiempo de retomar.
Si querés conocer más sobre el trabajo de Alejandro, podés ingresar a su cuenta de Instagram: @alejandro.cerda.alvar.
Fotos: Alicia Ramos - Ig.: @aramos.hbl
Palabras Espejo, el libro de Alejandro presentado en Corrientes.
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