Los emprendimientos son el reflejo muchas veces de un lugar, un pedacito de tierra que se convierte en espacio para crear. Hoy en Quintaesencia, les contamos la historia de un joven y el camino que lo lleva a hacer remeras a la sombra de la selva misionera, acunado por el canto de las chicharras y sostenido por el fuego que calienta una “Olla Negra”.
Olla Negra es, justamente el nombre de la empresa de remeras realizadas exclusivamente por medio de la serigrafía o impresión permeográfica, una técnica que transfiere tinta o pintura a través de un marco de metal o madera con una malla tensada de nailon. La malla deja pasar la tinta solamente por las partes que se corresponden con la imagen. Así es como comienza un proceso químico que logra impregnar de magia las remeras de esta marca.
Para conocer más charlamos con Ignacio "Nacho" Gallero, un joven misionero que, tras andar varios caminos, volvió a la tierra que lo vio nacer y en el 2018 un poco por casualidad y otro poco por pasión, descubrió el mundo de la serigrafía, que decidió aplicar a la creación de remeras con selló propio.
“Hago remeras con identidad, los diseños están inspirados en la idiosincrasia de la provincia de Misiones”, comienza resumiendo el emprendedor. Luego aclara, “son esas cosas que uno no sabe bien como surgen solo aparecen, siempre me gustaron las remeras, siempre observé que en su mayoría tienen frases en inglés, entendía que podía generar diseños y adecuarlas al lenguaje local, remeras que digan algo, que signifiquen algo para quienes la usen”.
"Hago remeras con identidad inspirados en la idiosincracia de la provincia de Misiones."
Así la iniciativa comienza a tomar forma, las manchas y lo implacable de la serigrafía obligó a Nacho a dedicar tiempo, entender el proceso químico que atraviesa la impresión, desde la oscuridad hasta la luz, el revelado y como resultado la impresión. “Es un proceso artesanal que demandó paciencia, tiempo, muchas remeras que se mancharon, pequeños logros, observar los detalles, porque cuando decidís emprender, decidís ponerle el 100 a lo que haces, muchos hablan de eso, ese camino del emprendedor que está lleno de aprendizajes. Al principio pensaba: 'Bueno, cuando logre hacerlas perfectas ya está llegue a la meta', pero una vez que lo hacés, aparecen nuevas cosas, y eso le pasó un poco a Olla Negra, que, como muchos emprendimientos también estuvo atravesado por la pandemia, el encierro, la falta de insumos, porque siempre hablamos de la pasión, de lo lindo que es vivir haciendo algo que te apasiona, ese sentir que no trabajás, sino que vivís haciendo lo que te gusta”, explica.
Nacho habla mucho, cuenta ese proceso que hoy mira con mayor distancia: “Al principio estás ocupado aprendiendo, luego estás más ocupado aprendiendo más, llega un día en el que te preguntás de dónde salió todo esto y encontrás algunas respuestas. Quizá haya sido mi abuelo que trabajó en el rubro textil o mi abuela, que era costurera; mi padre que incluso desde la medicina, estuvo siempre muy ligado a la cuestión de diseños, aparecen algunas explicaciones, que podrían estar relacionadas a la herencia o más a la mística, la cosa es que acá está Olla Negra”.
Yo Amo el Reviro, Tierra Colorada, Mavale, Qué argel, Tereré, Mandioca, Mate luego existo, chipa, soberanía alimentaria, Paraná Río mío, Mamón, Keep calm and no te piches, El Lobizón, el Curupí, Picolé, son algunos de los modelos que a lo largo de los años fueron saliendo del taller para dar identidad a la marca.
Pero Nacho va más allá, nos habla sobre ese plus que tiene el trabajo artesanal, ese valor intangible de hacer algo no por dinero, sino por querer hacerlo de una determinada manera. “Me gusta pensar que Olla Negra es mi forma de ganarle al sistema, desde la idea hasta la ejecución, venta, márketing y entrega, todo lo hago todo yo mismo. El proceso sin dudas podría estar tecnificado, pero allí se pierde la magia, creo que las remeras que salen tienen un plus y es esa energía que le impregna el ser humano, podría sonar un tanto romántico, pero de verdad lo creo”, sintetiza.
El joven nos cuenta que tras terminar el colegio secundario se fue a Buenos Aires a estudiar diseño multimedial, luego trabajó en turismo lo que le permitió viajar bastante pero, poco a poco, la vida lo regresó a su tierra natal. “Cuando te vas hay un destierro, uno se lleva su cultura, sus costumbres, pero siempre se extraña, el estar lejos me permitió sentir eso. Cuando comencé con esta idea, sentía que cada remera iba a contar una historia, pero al mismo tiempo se convertía en un objeto que permitía contar a las personas que no están en Misiones, de donde son, contar quiénes son, de dónde vienen, había algo que me decía que si o si tenía que hacerlo”, explica.
Apostando a lo simple, pero con un mensaje que cala profundo y muchas veces solo es entendido por quienes viven o vivieron en la provincia de la tierra colorada, las remeras lograron abriese camino. “Mate luego existo, es una remera que se vende todo el tiempo, otras tienen como ciclos, hay quienes las coleccionan, cuando saco un nuevo diseño me las piden, se fue formando una comunidad que siente y respira el mismo amor por las raíces, que quiere vestir su historia, es llevar la tierra puesta”, dice Nacho.
Es que tierra colorada es una de las remeras imágenes de la marca: “Se hace difícil decir de dónde venimos, cada provincia tiene su historia. Misiones es tierra de inmigrantes, una tierra con fuerte historia, y también con colores que se impregnan, al igual que sus aromas, es difícil explicar para quienes nunca sintieron el olor a la tierra mojada en Misiones que significa esa remera, es difícil explicar lo que significa el sonido de la selva, el canto ensordecedor de las chicharras en una siesta misionera, todo eso tiene, las remeras, o al menos es lo que busco plasmar”.
¿Por qué Olla Negra?
Me gusta la simplicidad de la imagen de una olla negra, pero además se trata de un elemento que donde se cocinan las pociones, está rodeada de misticismo y cuando hablamos de olla negra además estamos hablando de un fuego especial que se debe encender que debe hacerse con leña, que debe arder por varias horas. Muchas de las comidas que están en las remera, por ejemplo el reviro, se cocinan en olla negra, por eso digo que mucho de la marca se entiende entendiendo el contexto, pero también gustan por si solas.
Hablás de una marca que logra contar la historia de una tierra, una marca que permite decir de donde sos, ¿hasta dónde tenés registro que llegaron tus diseños?
Eso es muy loco, salir a la calle en Puerto Rico (Misiones) y ver gente usando una de las remeras es muy raro, me tocó ver una banda donde todos tenían la remera sobre el escenario, eso me roba sonrisas todo el tiempo. En cuanto a pedido tuve de Francia, Italia, Suiza, como te decía antes la gente se quiere llevar su tierra puesta y esta es una forma.
¿Qué futuro soñás para Olla Negra?
Esa pregunta me la hago mucho, no tengo dudas que se podría abrir un local en Iguazú o cosas así, pero no se si estoy dispuesto a cambiar el trabajo artesanal por aumentar la producción. No creo que pase por ahí. Hoy tengo capacidad para responder la demanda, claro que siempre hay problemas que me gustaría tener resueltos sobre todo con proveedores, pero siento que es parte del proceso.
No planeo mucho, si tengo que responder quiero que la marca mantenga esto que la caracteriza, esta cuestión de comunidad, de pequeños logros diarios, pero que al mismo tiempo me da paz y hoy no negocio eso.
De emprendedor a emprendedor
¿Qué le dirías a alguien está arrancando con un emprendimiento?
Hay una parte del emprendimiento que es muy romántica, muy apasionada, muy liberadora, eso es lo que enciende los motores, la llama, pero también deben saber que también habrá que enfrentarse con aprendizajes, cuestiones contables, proveedores, stock, logística, muchas veces vas a sentir que le encontraste la vuelta, pero pasa algo y todo se escapa de las manos, pasan cosas todo el tiempo, el emprendedor debe sabe que el camino es siempre de subidas y bajadas.
Pero, está bueno que te vaya bien, saber que ese éxito no será permanente, pero cuando te vaya mal vas a recordar que una vez te fue bien y eso te anima a seguir.
Y otra cosa, que creo que es la más importante al menos desde mi visión, es aprender a lidiar con la frustración, porque llega un día donde se te pueden acumular deudas, sentir que no es lo tuyo, pero un día le perdés el miedo y entendés porqué haces lo que hacés.
Ignacio, busca resumir lo que haces, entendiendo que como él muchas personas en los últimos años decidieron salir de su zona de confort y andar el sinuoso camino de emprender, de andar sin red. Con ideas claras, busca generar un producto que deje huellas, pero que al mismo tiempo permita llevarse puesta un poco de historia.
Para conocer más sobre este emprendimiento, seguilo en sus redes sociales:
Facebook: Olla negra
Instagram: olla.negra
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