Los argentinos y el celular, una relación que crece con la hiperconectividad

DE AQUÍ Y DE ALLÁ02/03/2025Redacción QuintaesenciaRedacción Quintaesencia
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El celular se ha convertido en un compañero inseparable en la vida diaria. Lo usamos para trabajar, informarnos, entretenernos y socializar, pero también nos expone a riesgos cuando su uso se vuelve excesivo. Según el informe Global Digital 2024, los argentinos pasan en promedio seis horas al día frente a sus teléfonos, una cifra que plantea interrogantes sobre el impacto de la hiperconectividad en nuestra salud física y mental.

En América Latina, el uso del celular ha crecido de manera exponencial y Argentina no es la excepción. El acceso masivo a internet ha potenciado esta conexión: según datos de UNICEF, el 87 % de los adolescentes entre 13 y 17 años posee un teléfono móvil. Sin embargo, la facilidad de acceso a la tecnología también trae consecuencias.

Los especialistas advierten que el uso excesivo del celular puede generar ansiedad, problemas de sueño y afectar la autoestima, especialmente en los más jóvenes. Un estudio de Common Sense Media indica que los adolescentes pasan en promedio más de siete horas diarias frente a una pantalla, sin contar el tiempo de tareas escolares. Esta sobreexposición digital está vinculada con problemas de salud mental como depresión, aislamiento social y dificultades para establecer relaciones interpersonales.

El lado oculto de la hiperconectividad

El fear of missing out (FOMO), o miedo a perderse algo, es uno de los factores clave que mantienen a las personas constantemente conectadas. Un informe de la organización OnSide reveló que muchos jóvenes sienten la necesidad de estar siempre disponibles en redes sociales, ya sea por hábito, por entretenimiento o por la presión de mantenerse informados.

Paradójicamente, aunque la tecnología permite una comunicación instantánea, cada vez más adolescentes expresan sentirse solos. Según la misma investigación, el 75 % de los jóvenes pasa la mayor parte de su tiempo libre en casa y el 42 % admite que le cuesta reducir su tiempo de pantalla. Esta dependencia tecnológica llevó a los especialistas a hablar de una Generación Aislamiento.

Promedio de uso diario del celular en América Latina

Los efectos en la salud: de la luz azul al estrés digital

El uso prolongado de dispositivos electrónicos también tiene consecuencias en la salud física. La luz azul que emiten las pantallas interfiere en la producción de melatonina, la hormona responsable de regular el sueño, provocando insomnio y fatiga crónica.

Además, la American Academy of Pediatrics advierte que la falta de descanso impacta en la concentración y el rendimiento académico, generando un círculo vicioso de estrés, ansiedad y menor productividad.

Un estudio publicado en JAMA Pediatrics reveló que los adolescentes que pasan más de tres horas diarias en redes sociales tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental. La comparación con estándares irreales de belleza y éxito en plataformas digitales puede afectar la autoestima y la percepción personal.

Uso del celular en las escuelas: regulaciones en Buenos Aires

Ante esta problemática, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires implementó una normativa para regular el uso del celular en las escuelas. Desde el año pasado, los estudiantes de nivel inicial y primario tienen prohibido el uso del teléfono durante la jornada escolar, mientras que en secundaria deben guardarlo en clases, salvo que sea requerido para actividades pedagógicas específicas.

Esta medida busca mejorar la concentración de los estudiantes y fomentar la interacción cara a cara. Un informe de la UNESCO respalda estas iniciativas, señalando que el uso excesivo de dispositivos en el aula interfiere con la atención y la retención de información. En las pruebas PISA 2022, el 54 % de los estudiantes argentinos reconoció distraerse en clase por el uso del celular, superando ampliamente el promedio de la OCDE (30 %).

Uso del celular en niños, niñas y adolescentes

Estrategias para un uso saludable del celular

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adolescentes no superen las dos horas diarias de uso recreativo de pantallas. Sin embargo, aplicar este límite en una sociedad hiperconectada es un desafío.

Algunas estrategias para reducir el tiempo de pantalla y evitar la dependencia incluyen:

✔ Establecer momentos sin pantallas, como durante las comidas o antes de dormir.

✔ Priorizar las relaciones cara a cara y fomentar actividades fuera del entorno digital.

✔ Utilizar herramientas de control del tiempo de pantalla disponibles en los dispositivos.

✔ Promover la desconexión digital al menos un día a la semana.

Educar sobre el uso consciente de la tecnología es clave para evitar una dependencia que pueda afectar la salud mental y el bienestar general. En un mundo donde el celular es una herramienta indispensable, el verdadero desafío es aprender a usarlo sin que domine nuestra vida.

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