Flores misioneras, una terapia basada en la fitoterapia regional
GENERAL13/08/2023María del Carmen Ruiz DíazLas terapias alternativas forman parte –cada vez más-, de la vida cotidiana de cientos de personas. Y en paralelo, esas mismas terapias siguen siendo estudiadas y desarrolladas para seguir sumando y certificando los beneficios que pueden aportar a la salud. Una de ellas que ha ganado terreno en este último tiempo en esta región del nordeste argentino son las flores misioneras, las cuales están basadas en la flora y fitoterapia local. Quintaesencia entrevistó a Susana Ogawa, una de las primeras terapeutas en formarse con estas esencias y atender consultantes en la ciudad de Corrientes.
-¿Cómo surgieron las esencias florales misioneras?
- Las esencias fueron investigadas y creadas por Karen Ryberg y Fabián Bachmann, quienes comenzaron a trabajar con flores de la región y la primera fórmula en desarrollar fue la del lapacho y fueron bautizadas como misioneras, porque toda esta labor se concretó en la provincia de Misiones. El trabajo que realizaron fue tan arduo que en poco tiempo pudieron concretar el preparado de las primeras 100 flores, las cuales están presentes en toda la región Nea.
-¿Eso significa que conformaron un grupo de trabajo?
-Sí, se conformó un grupo y las fórmulas se fueron testeando personas, además de un grupo de testeadores o personas sensibles, que son las que van probando las nuevas esencias. Además, se hicieron fórmulas para trabajar distintas cuestiones como, limpiadores de tristeza, de duelo y demás, las cuales son producto de unir varias flores que trabajan esas emociones o situaciones. Por ejemplo, para el duelo se utiliza el rescate que es similar al rescue de las Flores de Bach.
-Esa fórmula de Bach es una de las más conocidas…
-Sí, pero fíjate que estas flores son alrededor de 38 fórmulas y fueron desarrolladas hace un poco más de 100 años. Pero fue el puntapié para que se desarrollen otras similares como las californianas, las australianas, del desierto de Atacama, entre tantas. Y es que como este trabajo está centrado en las fitoterapias locales, que siempre están desarrolladas para las patologías que aparecen más frecuentemente según el lugar donde habitan, teniendo en cuenta el clima, la humedad, el hábitat, si están en altura o en la llanura, porque estas flores son afines a ese entorno.
Susana contó también que además de desarrollar las esencias, los investigadores comenzaron a estudiar su uso junto con piedras como la amatista, cuarzo, además surgieron aguas de los eclipses o el agua de tormentas. “Cuando realizamos un test intuitivo, para saber qué fórmula utilizar, decimos que posiblemente el consultante esté reprimiendo determinadas emociones, entonces se le remienda esta esencia para gestionarlas”, apuntó.
Cartas y esencias como parte de las terapias.
Esencias cuánticas
En la actualidad, hay más de 200 esencias de flores misioneras, “y también hay fórmulas denominadas cuánticas, como la alamanda rosada, que es recomendada para deshabilitar los campos mórficos, esos de los que a veces nos cuesta salir, como por ejemplo el dar muchas vueltas ante determinados temas, como por ejemplo los relacionados con la economía o la inseguridad”, comentó la terapeuta.
En esa línea, Susana comparó el efecto de las esencias florales en el organismo humano como las que suceden con las vibraciones en el agua, tal como lo demostrara el doctor Masaru Emoto. “Y como nuestro cuerpo está compuesto en un 70% por agua, si tomamos estas flores, su vibración repercute en todo nuestro organismo, en todas nuestras células”, aclaró.
-¿Cómo es una consulta para las esencias?
- Cuando viene un consultante, suelo hacer un test intuitivo o vibracional y le pido que piense en lo que necesitan que las flores lo ayuden, entonces ellas se conectan para ayudar a modificar cierta conducta, darnos cuenta de algo, aceptar o soltar cosas. Las flores nos ayudan en cuestiones, ya sean del presente, o sea, en este momento me está sucediendo algo o algo que ya sucedió.
-¿Cómo fue tu llegada al mundo de las flores misionera?
-Estaba buscando formación en fitoterapia porque dentro de la acupuntura, una de las terapias que realizo, se recomienda la administración de fitoterapia china, pero como siempre estuve convencida de que hay que buscar las hierbas que son de la zona, un día se dio la oportunidad y empecé la formación de Terapia Floral misionera. Pensaba que me podía ayudar en la práctica de la acupuntura, pero en la actualidad, en muchas ocasiones la utilizo como como una terapia independiente, más allá de que me ayuda muchísimo en el diagnóstico, en especial en la parte emocional.
En relación a esto último, Susana hizo hincapié en la necesidad de tener presente que los seres humanos somos un manojo de emociones, todas distintas, pero también necesarias, aunque “a veces, algunas predominan más y entonces, desequilibran y puede perjudicar nuestro relacionamiento con otros o, con nosotros mismos, porque cuando las reprimimos, ‘implosionamos’”, reflexionó.
-¿Qué te genera poder llevar adelante estas terapias?
-Me sorprendo todo el tiempo por las implicancias que tiene esta terapia cuántica vibracional y todo lo que pueden ayudar a las personas un par de gotitas, no solamente en lo emocional, sino también en lo físico y en lo social, porque estas esencias se pueden colocar en rociadores para los ambientes, también puede colocarse en cremas y demás. Por otra parte, sus aplicaciones son tantas y sus beneficios amplísimos, con decir que pueden tener desde uso en tratamientos para niños con autismo o un trastorno del espectro autista, hasta uso veterinario.
El uso de las terapias hasta ahora denominadas como alternativas, demuestran con evidencias concretas que los seres humanos poseemos un cuerpo energético y emocional -además del físico-, y que atender los desequilibrios en ellos, sería el camino adecuado para hallar respuestas y hasta por qué no, la sanación integral.
Para conocer más la labor de Susana, podés seguirla en su cuenta de Instagram: @susanaogawa.
Investigación en terreno sobre la producción de las esencias florales.