Hablar, poner en palabras las emociones y sensaciones que nos atraviesan cuando la muerte aparece en escena, no es tarea sencilla. Lo paradójico es que forma parte de nuestra vida a partir del mismo momento en que somos concebidos. Estos eran algunos de los razonamientos que comenzaron a ganar espacio en la mente y el sentir de María Sol Romero Acuña, una terapeuta gestáltica a quien los caminos la fueron llevando a asistir a personas que atravesaban un duelo a raíz del fallecimiento de algún ser querido.
Y un día, ella decidió compartir parte de esa experiencia en un libro que publicado hace menos de dos meses y cuyo título es “Sanar en la muerte”. Durante una entrevista con Quintaesencia, la escritora brindó algunos detalles del camino que transitó hasta llegar a la obra.
“Escribo desde la adolescencia y siempre fue como un camino que permitió ir encontrándome. Esto fue lo que a su vez me llevó a escribir este libro -que es el primero- y ha sido una experiencia hermosa porque ante todo, me permitió darle sentido a mis experiencias. En especial a mis propios procesos”, contó la autora en el inicio de la charla. Agregó que cuando terminó el colegio secundario, estudió Licenciatura en Administración y se dedicó a esta profesión por varios años, “pero poco a poco fui perdiéndole el gusto a la vida, peleándome con todo y alejándome hasta de mi corazón y cuando quien era mi novio en ese momento, me propuso tener un hijo entré casi en una gran crisis porque no encontraba una razón para traer un hijo a esta vida, entonces ahí emprendo la búsqueda de sentido de mi vida he inicié un proceso de transformación, fui descubriendo mi vocación”.
En ese viaje de autodescubrimiento, se fue encontrando con otros tipos de muertes, como la aquellas versionas que debía dejar ir para sentar las bases de aquellas que sí quería ser. “Esto me llevó a realizar duelos necesarios para reeditarme, para compartir y sanar, también para dejar de sentirme tan sola. Empecé a recibir a hacer yoga, a meditar y cada vez iba logrando una mayor conexión conmigo entonces un día me dije: ‘Si tengo que ganarme la vida de alguna manera, quiero que sea compartiendo estas técnicas que me están transformándome’. Y así se fue ordenando todo, por decirlo de alguna manera.”
Tapa del primer libro de María Sol.
-¿Y cuál fue la situación que te llevó a abordar la muerte desde otro lugar?
-Primero conecté con mis emociones no procesadas y para ello, el yoga y la meditación fueron fundamentales. Poco a poco, se me fue abriendo el corazón y en un momento empecé a llorar y a sanar. Después falleció una tía muy especial y también me ayudó en el despertar espiritual. Con el tiempo, tuve la oportunidad de tomar contacto con la sabiduría de los pueblos indígenas, que junto con la sabiduría oriental, me permitieron tener mayor percepción y empecé a encontrarme con las personas fallecidas en este plano del alma, y ahí cambió todo mi mundo, se rompieron los paradigmas que yo conocía y sabía. Esto me llevó a preguntarme qué hago con todo y ahí anclé mucho más en el yoga y la meditación.
María Sol comentó que también empezó a estudiar sobre los chakras, sanación con los elementos de la tierra y “encontré en el camino espiritual indígena, un gran apoyo, un marco de sabiduría que me daba contención para el proceso que eso estaba viviendo, porque desde la mirada occidental, no encontraba contención”.
-¿Y cómo fue condensar parte de este recorrido en un libro?
-En realidad fue casi como un proceso natural porque empecé a escribir para mí misma, necesitaba integrar estas experiencias que sucedían en un estado de meditación donde la parte racional, no está tan presente. Sentía que tenía mucha información adentro y empecé a escribirla, fui integrando las emociones hasta que un día entendí que todo eso no era mío, más allá de mi biografía y de mi historia, sentía que había información que podía ser útil para otras personas.
-¿De qué manera se da el acompañamiento que realizás desde la terapia gestáltica?
-Mi acompañamiento se centra en los familiares, es decir cuando una persona ya falleció y hacemos una ceremonia en la que expresan las emociones, es hasta un espacio de mayor intimidad con el alma de quien ya no está. Desde mi punto de vista, poder realizar este tipo de ceremonia es importante porque he visto que las personas llegan a niveles muy altos de retención del dolor, lo cual se vuelve cada vez menos tolerable y, tarde o temprano, se expresa a través del cuerpo.
La escritora comentó que su experiencia le permitió comprender lo importante que es soltar el concepto del cuerpo tal como es, “esto evita estancarnos en emociones y con estas pequeñas prácticas, vamos comprendiendo que no soy un cuerpo y nada más. Estoy dejando de hablar, no soy mi palabra; no estoy dejando de pensar, no soy mis pensamientos. Ahora estoy dejando de sentir, bueno no soy mis emociones y cómo quedarse en ese estado del espíritu de amor, me parece una belleza poder practicar y aprender de eso”.
Puso énfasis además en comprender que la vida es un ciclo continuo de duelo, salir de él y volver a duelar y, que todo esto, nos lleva a transformarnos y reinventarnos. “Nos permite salir del pensamiento lineal y comprender que lo ciclos nos llevan al pensamiento circular, esto se evidencia desde la ciclicidad de la mujer, que va de la gestación y el parto y continúa”, apuntó.
En cuanto a su camino como autora, María Sol dijo estar muy emocionada porque está logrando muy buenas repercusiones y estará presente en la Feria del Libro de Buenos Aires, entre otras ciudades.
Además, a partir del domingo que viene, también formará parte de los columnistas de Quintaesencia.
Para conocer más de sus actividades, podés seguirla en su cuenta de Instagram: sol.romeroacuna.
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