“…se acabó la contemplación, que es la verdadera libertad; llegamos a la sociedad del “dopaje” con excesos de estímulos”.
(Byun Chul-Han filosofo europeo)
Jorge pide auxilio a las 3 de la madrugada. Tiene ideas de suicidio luego de noches sin dormir y de un “cocktail” incontrolable de cocaína y alcohol. Los llamados nocturnos por sobredosis o intentos de suicidios luego de una gran ingesta de drogas y alcohol son hoy comunes.
Las historias de consumo critico se tratan de resolver-en algunos casos- normalizando ciertos parámetros biológicos alterados (pulso, presión, temperatura, excitación, etc.) y con medicamentos y sueros generándose un tratamiento paliativo que no va a los verdaderos problemas de esa persona.
La historia clínica en realidad es una historia literaria o sea una novela de vida y una novela, también, familiar. Llegar a desentrañarla es realmente ayudar a alguien a conocerse y a que se desarrolle su pulsión de vida, aunque para llegar a esto necesitamos que el afectado acepte su enfermedad y que sus desbordes lo acercaron a su precipicio vital.
Esa historia como novela de vida intento explicar tiene varios actores que se complementan : el deterioro cerebral creciente al cual lleva el consumo, la secuela de traumas que vivió y que trató desde púber habitualmente de “sedar” artificialmente con sustancias y por ultimo una cultura que avala el consumo como lo “políticamente correcto” que hoy se denomina en el mundo cultura “woke” y por último el suicidio que es una de las caras culturales de la eutanasia
El paciente agudo que llega a una guardia o cuando el familiar llama a un teléfono de emergencia de un centro de adicciones lleva años de sufrimiento en forma de angustia, ansiedad, depresión, asi como también de negación y huida de sí mismo.
Novela de un auto-exterminio
Nosotros decimos que al final luego de una pelea con el mundo y sobornado y extorsionado por traumas, abusos, duelos se somete a si mismo a un exterminio lento o rápido dependiendo esto de las dosis o de vulnerabilidades biológicas o de personalidad.
Al principio en muchos el paciente inicia una pelea con el mundo o de venganza hacia otros en donde lo traumático se convierte en rabia y odio contra otros (inflexión paranoica) y las drogas y el alcohol sirven para esta lucha “pírrica” (triunfo momentáneo que asegura una derrota) y sin destino y, asi, va virando progresivamente a un ataque a sí mismo no exento de deterioro y abandono de vínculos humanos (inflexión melancólica). Así el suicidio agrupa hoy a muchos que apelan a una última ayuda a través de un llamado telefónico habitualmente nocturno.
Todo esto tiene una historia que como diría Pirandello “cada uno de nosotros es un personaje en busca de un autor”. Esta es la tarea de un equipo en adicciones que es la desentrañar esta “loca” carrera al exterminio. Ahí hablará de personajes significativos, otros ausentes y no menos deseados, violencias, violaciones, abusos, abandonos. No escucha. Todo un rosario de dificultades y traumas vitales.
La lectura de esta derrota vital con historias significativas en una “novela familiar” habitualmente traumática va unido a un deterioro cerebral significativo con un sistema neurocognitivo deficitario cada vez más evidente. Memoria avejentada en gente joven, atención fluctuante, capacidades superiores debilitadas.
El consumo de una gran mayoría de las drogas de abuso (cocaína, anfetaminas, metanfetaminas, alcaloides opiáceos del tipo de la morfina y heroína, alcohol y tabaco) actúan alterando a los sistemas de neurotransmisores, la duración y la fuerza de las conexiones entre neuronas, así como la morfología de las mismas, es decir, la adicción tiene como consecuencia, la alteración de la plasticidad tanto estructural como sináptica.
El cerebro como campo de exterminio
Se van generando cambios neuro inflamatorios, degenerativos del sistema neuronal y se alteran todas las familias de proteínas que permiten la supervivencia de las neuronas (cambios neurotróficos o sea lo que alimenta el sistema nervioso). Así se va creando un envejecimiento del sistema nervioso acelerado.
Estructuras muy sensibles como son los sistemas fronto-estriados y para límbicos quedan lesionadas siendo los responsables de la planificación y el control de la conducta motivada y la regulación de estados emocionales que son vitales para la supervivencia, por lo que su disfunción está en la base de los déficits neuropsicológicos que facilitan la transición entre consumo de drogas y adicción, y la fijación de la conducta de consumo pese a sus repercusiones negativas.
En los últimos años se ha destacado la contribución de la corteza prefrontal, la región cerebral responsable de las funciones ejecutivas, en distintos aspectos del proceso adictivo incluyendo la vulnerabilidad a iniciarse en el consumo de drogas, la progresión entre el consumo recreativo y la dependencia, el “craving”(anhelo permanente por consumir) o las recaídas (Dom, Sabbe, Hulstijn y van den Brink, 2005; Goldstein y Volkow, 2002).
Cuando esto ha pasado, especialmente en los adolescentes por la inmadurez de su sistema nervioso que recién termina de desarrollarse a los 25 años, el reforzamiento que causan las drogas lleva a un “cerco” imposible de franquear entre la impulsión y la compulsión.
Las conductas adictivas en su inicio se mueven por la búsqueda del placer para pasar de forma progresiva e insidiosa a transformarse en conductas cuyo último fin es la evitación del malestar así queda sometido a lo impulsivo descontrolado y a los excesos con todo tipo de estupefacientes o de lo contrario a las compulsiones que son comportamientos repetitivos incoercibles que son imposibles de frenar. Así se pierde toda la libertad y la esclavitud está ahí cerca. Lo impulsivo lo acerca a un placer buscado y lo compulsivo busca disminuir el malestar que causa la falta de las sustancias. El automatismo reemplaza a la libertad.
Deterioro y melancolía suicida
Se unen, asi, el deterioro cerebral con la melancolía creciente y el suicidio en cuotas. La sobreestimulación continua del sistema nervioso va generando lesiones estructurales secundarias al consumo de drogas, como por ejemplo infartos o hemorragias cerebrales. Estas lesiones pueden aparecer tras un uso crónico como con un consumo agudo.
La atrofia más prominente se observa en los lóbulos frontales, hipocampo y cerebelo. En ella se asientan las conductas y las funciones cognitivas más específicamente humanas: la inteligencia, la conciencia, la personalidad, el juicio ético, la toma de decisiones, la capacidad para resolver situaciones novedosas o la creatividad se han relacionado con esta estructura cerebral.
La función ejecutiva, CEO o gerente general del organismo humano, se deteriora y su tarea puede englobarse bajo el acrónimo IDEAL donde I significaría identificar el problema, D definirlo, E elaborar alternativas, A aplicar el plan y L logro o no lograr el objetivo deseado.
Queda, así, un “ser humano desnudo” desprovisto de su capital simbólico pero manipulable a los fines del Poder.
Cultura “woke” y promoción del consumo
Nadie puede dudar ya que la evidencia científica lo muestra que el consumo de drogas altera el cerebro y lleva a la demenciación; sin embargo, este discurso culturalmente es “cancelado” porque no es “políticamente correcto”. Ese paciente nocturno que llama clamando auxilio es también un producto cultural; ha sido “domado” por una banalización del consumo.
Se denomina a esta cultura de la cancelación hoy en el mundo “wokismo” en donde el uso de drogas, la eutanasia, el control de la natalidad, el descredito y ataque a la vida familiar, etc., etc. son materias sin discusión y se cancela todo pensamiento diferente entronizando un pensamiento único que margina a todo discrepante.
Es una nueva forma de colonización ideológica (por derecha y por izquierda) que no debe admitir dudas. El mundo queda dividido en “buenos y malos”, aliados y enemigos. Esta cultura es una ideología que en el mundo está conquistando la enseñanza, los medios, las instituciones, la medicina, la ciencia y las corporaciones incluso negando toda evidencia científica y denigrando toda política preventiva.
(*) El doctor Yarias es Director general FRADIVA Rehabilitación en Adicciones.