La planta de cannabis se utilizó por miles de años en distintas culturas alrededor del mundo para distintos fines, entre ellos, la medicina. La planta posee distintos principios activos, denominados Cannabinoides. Estos Cannabinoides, tienen distintas funciones, algunas descubiertas, y en su mayoría sin tener en claro aún cual es propósito. Estos Cannabinoides, por estar dentro de la planta se denominan Fitocannabinoides.
Los cannabinoides tienen propiedades medicinales, y esto permite que algunas dolencias y patologías puedan ser tratadas con cannabis, tales como cáncer, epilepsia, glaucoma, esclerosis múltiple, fibromialgia, dolor crónico, entre otros que están en investigación.
En Argentina y varios países del mundo donde la planta estuvo prohibida por más de 90 años, desde hace algún tiempo comenzó a transitarse un camino de regularización. Para saber más, sobre este y otros puntos, Quintaesencia entrevistó a Nora Maciel, defensora de pobres y ausentes N° 2 e integrante de la Asociación Pensamiento Penal, quien días atrás brindó una charla invitada por la Asociación Correntina Cannábica, allí clarificó puntos relacionados a la historia de prohibicionismo y la realidad que transita el tema.
¿Cuándo comenzaron las prohibiciones?
A principios del siglo XX algunos países comenzaron a generar legislaciones para disminuir o desalentar el uso de la planta de cannabis, hoy vemos que fue con un claro interés de control social y eso se dio en los países árabes, en Brasil y algunos países del mediterraneo, la primera sustancia que despierta interés para su control internacional fue el opio en 1912 y el cannabis en los anexos por una fuerte presión de los Estados Unidos, empujado por una situación de interna donde tenía mucha mano de obra inmigrante desempleada en gran medida china, que consumía opio. Allí se inicia la persecución, algo parecido sucede luego con la población mexicana y la población negra relacionada al cannabis, así la planta se convierte en el fundamento para la deportación, la cárcel de estas poblaciones.
Luego se instala el mensaje que la marihuana era capaz de producir locura, demencia y fomentar la criminalidad, como se menciona en el debate (1934), la saga de convenciones internacionales, comenzaron a apuntar al prohibicionismo.
Al mismo tiempo la doctora aclara, “En todo este recorrido de prohibición lo que queda claro que las categorías licitas o ilícitas no están dadas por los efectos que producen en el cuerpo en los seres humanos, sino que está dado por intereses de tipo económico, geopolítico o por cuestiones socioculturales que no tienen que ver con los efectos de la sustancia”.
Fueron más de 90 años de mano dura y prohibicionismo, ¿Qué nos dejó?
Los países firmantes de los tratados internacionales y las convenciones entre los que se encontraba Argentina, debieron frenar las investigaciones sobre los efectos medicinales de la planta, pero tal como lo dije antes, eso no hizo que disminuyera el consumo.
Lo que sí está demostrado, es que el tabaco y el alcohol producen efectos dañinos mucho más dañinos que los del cannabis que hasta ahora no hay registro de muerte por consumo de cannabis, lo que no quiere decir que las sustancia sean inocuas.
¿Qué se desprende de todo esto?
Qué no hay sustancias buenas ni malas, sino que hay un mal o buen uso de las sustancias y eso ya depende de los sujetos que se relacionan con esas sustancias.
¿Qué vino a traer en cuanto a aspectos legales la ley 27.350?
Su reglamentación fue por etapas, hoy podemos decir que se está avanzando tanto a nivel nacional como en Corrientes, sobre todo en lo que respecto al acceso del producto por parte de los pacientes o familiares de quienes lo necesitan. Es importante aclarar que avanzamos hacia la regulación de la sustancia, no así hacia la legalización, son puntos que deben ser siempre aclarados.
Esto abre una puerta tanto para las organizaciones de autocultivadores, como para las familias, hay que aclarar también que debe haber una prescripción médica y que los datos están preservados.
Además, vino a evitar la persecución, la clandestinidad y los estigmas, porque hay una realidad la producción se da desde hace años por parte de familias que necesitan la sustancia, que aún bajo riesgo de ir presos decidían hacerlo. Ahora hay un registro, hay un certificado al que se accede y que brinda seguridad.
¿Podemos hablar que estamos iniciando un tiempo de justicia para la planta de cannabis?
Creo que la práctica demuestra que el Poder Judicial no es la institución natural que deba garantizar el acceso a la salud, antes de la ley lo que pasaba es que se pedía permiso para acceder a la sustancia, eso ya deja de ser así.
¿En qué punto estamos?
Creo que se logró avanzar mucho, fueron las organizaciones, las madres de niños y jóvenes con patologías que necesitaban la sustancia y la sociedad civil quienes lucharon para que la ley sea una realidad para este país, queda aún mucho por hacer, pero estamos en un punto donde apuntamos al final de la estigmatización, hoy sabemos que quienes llegan a la planta están buscando calidad de vida, también es importante aclarar que el consumo recreativo o adulto, no está permitido, es algo que debe quedar claro.