Adicciones y negocios

COLUMNISTAS16/04/2022Redacción QuintaesenciaRedacción Quintaesencia
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En 1993, un grupo de profesionales invitamos al líder italiano en la Prevención y Asistencia de Adicciones Luigi Cancrini que fue uno de los primeros en abordar en su país, el fenómeno social de las drogas. Había estado con él en “Piazza Venezia” en Roma ayudando a heroinómanos en su dolor abstinencial. Me impresionó su entrega y así lo invitamos a Buenos Aires. 

Además, el gobierno italiano lo había contratado para investigar el fenómeno de la “mafia” calabresa y siciliana y especialmente para saber cómo reclutaban los jóvenes que trabajaban para ellos como primera avanzada de cualquier ataque a un enemigo de sus negocios.

Fue casa por casa con un asistente social y comprobó que eran productos de lo que llamó “familias multiproblemáticas” en el seno de la cual había falencias paternas, ausencias, violencia, algunos con pena judicial, psicóticos; o sea el miembro “soldadito” de esas organizaciones surgía de senos familiares críticos y que fomentaban lo que llamó las toxicomanías por desorganización social inductoras de sociopatías, psicopatías y las más variadas gamas de antisocialidad.

Todos ellos necesitaban una estructura, un orden y un Padre, aunque sea un perverso, pero un Padre al fin que le marcara un norte, aunque sea la Muerte. Ese era el jefe de la organización mafiosa; eso se replica en todas las organizaciones tipo las de Pablo Escobar que los incorporó activamente al “sicariato” como forma a de acrecentar el Poder, instaurar el miedo y asegurar la distribución de drogas. La falencia Paterna parece ser un signo de estas épocas.

Cuando bajó Cancrini en Ezeiza había una Villa de emergencia y cuando pasamos por ahí me pregunto si ahí había drogas. Le dije que no sabía y me contestó cuando “haya sustancias ahí comienza la inundación de las ciudades”. Luego en el viaje me pidió ir a una cancha de futbol porque en los” tifosis” decía él y mencionaba lo que hoy se llama “barras bravas” se encuentran fenómenos similares. Lo llevé a la cancha de River y quiso escuchar los canticos y ahí los “Borrachos del Tablón” (vieja agrupación riverplatense) cantaba loas a la marihuana. Me pidió una traducción y me dijo entonces que la “inundación” ya estaba en marcha en la Argentina. “Inundación” para él era el comienzo de una epidemia de consumo.

Barrios populares y “Barras Bravas” dos elementos necesarios según su conocimiento sociológico y psiquiátrico para el avance del consumo. Ahí abrevaban “soldaditos”, “transas”, “aprietes”, “mano de obra para todo fin”, consumidores y distribuidores en distintos puntos desde las tribunas populares (cantidad notable de clientes) hasta los más remotos lugares con distribución “puerta a puerta” en barrios empobrecidos.

¿Cómo funcionan los “barras bravas”? 

He atendido multitud de “barras bravas” en situación de consumo. La conformación era variada desde profesionales con duplicidad de personalidad que se transformaban cuando estaban ahí hasta jóvenes con severos problemas familiares. Siempre un dirigente del club o un “puntero político” los salvaba cuando caían presos, con un estudio de abogados por cualquier eventualidad.

Me interesó entender este fenómeno y pregunte a varios como se va conformando este conjunto humano de Poder y Presión. Los fenómenos más evidentes que he podido recabar han sido: 

A.  Protección de los ámbitos dirigenciales; solo hubo un Presidente de un club grande que no las protegió y tuvo que irse amenazado tanto él como su familia;

B.  Regalo de entradas a través de los dirigentes y reventa sacando “pingues” ganancias;

C.  Habilitación de “trapitos” (“cuidacoches” mientras sus dueños observan el partido) que forman parte de la segunda escala jerárquica de la organización de “barras” con una comisión que deben dar a sus Amos;

D.  La estructura de los “barras” es piramidal con un jefe claro que ordena y manda “manu militari” a los distintos miembros;

E.  “Apretada” (utilizo términos de este grupo) a jugadores para que se vayan del club, por sus actuaciones como también a técnicos mandados por dirigentes para que renuncien o hagan ciertos cambios;

F.   Pedido de dinero a los jugadores y “castigo” a aquellos que no lo hacían (creación de climas contrarios con canticos en las tribunas);

G.  Negocio con la ropa de los jugadores (cada camiseta vale mucho para un hincha) y también de la ropa que se vende en tiendas;

H.  Negocio de la droga por ejemplo vender drogas en las tribunas y en la sede y en las cercanías;  

I.     Las peleas de las “barras” son por la conducción del negocio;

J.   Viajes a distintos puntos del país para ver al equipo y al exterior; un Mundial de estos años contó con financiación y con avales de los clubes, los organismos de dirección del Futbol pagados por dirigentes y ámbitos oficiales. Apretar a empresas ligadas al club para conseguir fondos para determinadas actividades y siempre con un “revolver” sobre la mesa es, también una práctica;

K.  En ese Mundial los “barras” estaban en una escuela y en cada aula había un club diferente; el jefe de esa delegación (responsable máximo del viaje) de todas las “barras” repartía las drogas en cada aula a o sea a cada club;

L.   La mayoría de los equipos y los Dirigentes negocian con los “barras” y de esta manera consiguen paz en la organización;

Otra de las actividades muy rentables es participar en marchas, “escrache” a ciertos dirigentes o políticos, actos vandálicos siendo para ellos contratados. Son un verdadero “ejercito” disponible y “a la mano”.

Organizaciones piramidales

Las “barras” funcionan como organizaciones piramidales con un Pater que funciona como un Führer (líder) indiscutido y que recuerda la forma de manejo de las organizaciones fascistas o stalinianas. 

El otro para un “barra “o sea el perteneciente a otra barra o agrupamiento es siempre un adversario enemigo; esto forma parte del adoctrinamiento que por osmosis se brinda. Nunca debe ser un modelo a imitar o un asociado como nos enseña la vida. La dupla adversario -enemigo es clave para mantener a la “horda” en ebullición.

Las drogas forman parte de lo naturalizado en estos grupos desde la cerveza infaltable o el vino hasta la marihuana, la cocaína tan necesaria para la violencia y la paranoia ante el enemigo y las diversas pastillas. Esto también forma parte del sometimiento al Líder que las consigue y las brinda de acuerdo con el servicio a cumplir y como premio a la obediencia. Esta recompensa asegura la sumisión.

Gustave Le Bon en Psicología de las Masas (1895) hace una descripción maravillosa del funcionamiento de esta masa como el de una multitud “impulsiva, móvil e irritable” (así la describe) siempre conducida por un Líder (Führer) entrando con èl en un estado de enamoramiento y de hipnosis (no se piensa se sigue al que da la consigna como en un estado sonambulico). Cada persona funciona con el Líder en una “formación colectiva de a dos”. Así surge el fanatismo como lo hemos visto en el nazismo, el fascismo y el stalinismo justificando tropelías e incluso muertes y destrozos. 

Incluso el Führer demanda y exige un “culto a la personalidad” como surgió también con Stalin y ocurre con los Lideres de muchas organizaciones como las “barras bravas”.

Cuando un Ideal Paterno Perverso ocupa el lugar de la Ley del Padre que abre caminos y deja trascender al hijo todo puede pasar. La caída de la Función Paterna en esa sociedad es uno de los mayores dolores y crisis y la búsqueda de un Líder que cumpla perversamente esa función se transforma para muchos en necesaria para vivir y con las drogas como combustible.

El autor del artículo es Director General Gradiva - Rehabilitación en adicciones. 


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