Creando libertades

COLUMNISTAS06/08/2023Redacción QuintaesenciaRedacción Quintaesencia
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Silvana Musso

Estuviste 9 meses en su vientre… y ella estuvo 9 meses en su vientre. Y mientras tu abuela engendraba a tu madre, se formaba en tu mamá el gameto que daría lugar al óvulo con el que te engendraron. Así que ese óvulo también  sintió las emociones de tu abuela. ¿Qué maravilla verdad? ¿Quien nos puede desmentir ahora que ellas, todas ellas, viven en nosotras?

Y así es que cuando sanamos, sanamos hacia atrás y hacia adelante, porque lo que yo siento no es solo mío, también es de ellas, y liberando mi dolor, mi miedo, mis vergüenzas, sanamos todas, ellas, nosotras y las y los que vendrán.

Y sanar lo femenino en nosotras implica mirar a nuestras madre y a nuestras abuelas… y un poco más atrás también. Sin olvidar a todas las mujeres que vienen del linaje de nuestro padre, también ellas están en nosotras.

¿Tu mamá fue feliz? ¿Tu mamá fue una mujer plena, con brillo propio, luminosa? ¿Y tu abuela,  imaginás el vibrar de su cuerpo en un orgasmo, el disfrutar de la tibieza del sol en su desnudez? Quizás sí, quizás no, hay abuelas y abuelas, la mía por ejemplo, la mamá de mi mamá, me compartió algunos relatos que hoy parecen inocentes, pero que me dejaron  saber de sus deseos.

El sentirnos bellas, gozosas con el cuerpo que habitamos, sin rechazo ni vergüenza, el aceptar las transformaciones de nuestro cuerpo con la alegría de lo vivido es uno de los mejores regalos que una madre puede dar a sus hijas. Si nos sentimos así es porque nuestra mamá pudo disfrutarse, gozarse… y sino, bueno, ya sabemos, no es para andar echando culpas, seguramente con mirarla nuevamente con otros ojos, veremos sus vergüenzas, sus dolores, sus trabas, su cuerpo cerrado, rígido, temeroso.

Y sí, no es para que todo recaiga sobre mamá, pero de ella tomamos el amor a nosotras mismas, el amor sin condiciones, sin exigencias, el amor porque sí, porque no cabe otra más que amarnos. Cuando el amor es restringido, condicionado, a la espera de esto o aquello, es un amor que nos limita, nos aprisiona, no nos da libertad.

Si, claro, todas van a saltar… ¿y quién ama de esa forma? ...solo una mujer que se siente plenamente a gusto consigo misma… y quizás todavía no esté a la venta, pero podemos empezar a armarla, a soñarla, a fantasearla, a desear… y con el poder de las brujas, lo que intencionamos,  ¡puf!, se nos da. Y lo digo enserio, muy pero muy enserio.

Es hora de que empecemos a estar al mando de nosotras mismas. Sí, de nosotras mismas… sino ¿quién nos gobierna, quien nos manda? ¿Te pusiste a pensar quien está detrás de tus deseos, de tus necesidades, de tus intenciones? Es muy probable que sean muchos para quienes que seas hueca, superficial, con una ¿belleza?  que te aprisiona no solo los glúteos, los pechos y el abdomen, sino también el cerebro, obsesionada por el desafío de la blancura de tus medias, y soñando con Mr. Músculo reflejado en los azulejos de tu baño, es de suma importancia para sus bolsillos. 

Pero yo sé, y la bruja sabe más por vieja que por bruja, que adentro tuyo, quizás muy adentro, y sino por suerte un poco más afuera, hay una mujer libre, salvaje, que huele sin miedo y sin pudor el olor de su sangre menstrual, que desea danzar desnuda como loca alrededor del fuego, que ama que las olas del mar acaricien su vulva. Una mujer que canta, que pinta, que acurruca, que cocina, que ríe…sí, que ríe y rié y llora y llora. Una mujer que puede quedarse horas mirando las estrellas soñando despierta, una mujer que huele las flores, aunque sean las de florería sin olor.

Entonces es hora de salir del closet mujeres, de dejar de escondernos, ya no somos locas, ya no somos pocas, salgamos a la calle con el pelo suelto, con la ropa floja. Saltemos los charcos de agua y no usemos paraguas los días lluviosos.

No son solo palabras, probá,  animate a hacer alguna de esas cosas que no haces porque es “de locas”, dale, probalo.  Disfrutate, dejate libre, aunque más no sea por un rato, hacé el ridículo, cantá en la calle, andá descalza, sí, probalo.

Dejemos de perseguirnos con tantas reglas y mandatos para ser una “buena chica”. Una frase feminisma guió mis pasos de adolescente y mujer joven “las chicas buenas van al cielo, la otras a todas partes”. Podés elegir ser de las otras, ser la que en verdad llevás adentro y quizás esté tan pero tan adentro, que no sepas ni por dónde empezar a buscarla.

Será mucho decir “hacé lo que quieras, lo que tengas ganas”, sí, quizás se me fue la mano. Sí claro, vivimos en una sociedad que tiene reglas y las reglas nos ordenan la convivencia, y mis derechos terminan donde empiezan los del otro. Entiendo, no se trata de cruzar en rojo el semáforo, no, no estoy hablando de eso. Será que me veo y veo a diario tantas mujeres aprisionadas en un jean, ajustadas con un cinturón, haciendo el amor con la luz apaga y las sábanas que cubren todo el cuerpo, durmiendo con pijamas o camisón, no saliendo desnudas del baño a su pieza, y mucho menos verse de cuerpo entero en el espejo. Será que veo mujeres que pasan tantas horas en la peluquería ( y sé que me odiarán las peluqueras) por destetar sus cabellos blancos, o con rulos, o lacio; en la manicura, con tantos sacrificios en las dietas, depiladas . Será que veo tantas mujeres que solo sonríen y no largan la carcajada a boca abierta, con el abdomen tenso para que la panza no salga. Si, entiendo, hay reglas, pero podemos ver de aflojar algunas.

Pensá por un ratito, que cosas no querés morir sin haber hecho… y cuántas te morís de ganas y no haces, chiquitas, cotidianas, de todos los días, también de las grandes, bien grandes, de esos sueños que nos asustan.

Empecé este escrito diciendo “Estuviste 9 mese en su vientre… y ella estuvo 9 meses en su vientre. Y mientras tu abuela engendraba a tu madre, se formaba en tu mamá el gameto que daría lugar al óvulo con el que te engendraron. Así que ese óvulo también  sintió las emociones de tu abuela. ¿Qué maravilla verdad? ¿Quién nos puede desmentir ahora que ellas, todas ellas, viven en nosotras?” y te estarás preguntando qué tiene esto que ver con todo lo que estamos hablando. Es que sus sueños seguro que también son tus sueños, y tus sueños también las sanan y liberan y si reconocemos la fuerza y el destino de cada una de nuestras ancestras para llevar su vida adelante, tomaremos la fuerza que necesitamos para llevar adelante la nuestra.

Y si no te aburrí y leíste hasta acá… te invito a que repliques esto con otras mujeres y que busques en tu interior que cosas necesitás hacer y mover en tu vida para que la Mujer Salvaje que te habita tenga lugar. ¿Te animás?

Silvana Musso es Psicóloga, Terapeuta Gestáltica, Sexóloga, Facilitadora de Círculos de Mujeres, Cantautora del cantos sagrados femeninos (Spotify, Youtube), Sacerdotisa de la Diosa y de la Luna,  Coorinadora de la Escuela de Brujas Magia Circular y de Esencia desplegar y descubrir en Paraná, Argentina. Podés seguirla en su cuenta de Instagram: @silvana_musso


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