“La observación del cielo nos permite volver al origen”

“La observación del cielo nos permite volver al origen”. Con esta frase, la astrofísica Antonia Varela, resume un camino de más de 30 años de estudio que le permitió entender aquello que, de niña la atrapaba por su inmensidad, en verdad guardaba todas las respuestas. 

El año pasado en Quintaesencia te contamos la experiencia de astroturismo en Iberá, la cual estuvo a cargo de astroguías capacitados por Starlight, una organización internacional sin fines de lucro que se dedica a certificar cielos aptos para la realización de astroturismo por su alta calidad y baja contaminación lumínica. Días atrás, Antonia, quien es su directora internacional visitó Corrientes y pudimos entrevistarla. 

Durante la charla, la astrofísica destacó la importancia del trabajo que realizan en varios puntos del mundo para que las personas puedan poner en valor su cielo, pero -sobre todo-, para conservarlos como recurso natural y turístico. 

“De pequeña, recuerdo mirar el cielo de Tenerife y quedarme absorta. En la adolescencia, ese mirar se hizo aún más intenso y luego de grande, pues ya llegué a la universidad y comencé a estudiarlo, a buscar respuestas. Hoy con más de 30 años de estudio, puedo decir que aquel sueño que tenía de recorrer el mundo mirando el cielo se hizo realidad, pero es aún mejor de lo que lo había soñado”, nos cuenta Antonia quien -con generosidad-, nos habla de cómo llegó a ser directora de Starlight y lograr que los gobiernos comiencen a entender la importancia de mirar hacia arriba. 

“Como sociedad, hemos perdido el contacto con el cielo. En la antigüedad, el cielo tenía gran importancia. Durante muchísimos años, se utilizaron las estrellas como guías, como así también para el relato de historias con connotaciones religiosas; hoy gran parte de todo eso se perdió, la gente va mirando hacia abajo, más interesados en lo que les muestra el móvil que lo que pueden ver -si mira unos segundos- el cielo estrellado. Aquí debó hacer una salvedad, hay cientos de lugares en el mundo donde el cielo ha desaparecido, sí hay tanta luz que ya nadie puede ver el cielo, eso aún aquí no pasa tanto, pero realmente es una amenaza y por ello, es que trabajamos en la concientización de la contaminación lumínica”, explica la especialista. 

El cielo de esteros del Iberá, recibió recientemente la certificación internacional debido a la baja contaminación lumínica que permite la observación a ojo desnudo. “Trabajamos para que los correntinos puedan conservar el cielo increíble que tienen, con características que lo hacen único en el mundo, ya que por ejemplo desde aquí, se pueden ver las nubes de Magallanes, sin problemas. Para quienes estudiamos el cielo, es algo que realmente tiene un valor incalculable”, sentencia. 

Antonia, se apasiona hablando de la bóveda celeste. Con algunos chipás en la mano, busca graficar los movimientos de la Tierra, el Sol y la Luna, cuando se asegura que sus interlocutores han comprendido la explicación, sonríe pide disculpas y suelta: “Ahora sí, me voy a comer al sol”. 

Con términos simples, pero con base científica, la astrofísica remarca el trabajo que se realizó en la provincia para la formación de personas como guías de astroturismo y que -a su vez-, abre caminos a nuevos emprendimientos y mucho trabajo en red, es lo que buscaba hacía muchísimos años. 

“Hemos entendido que son las personas, las que deben sumarse a esta conciencia por el cuidado del cielo, viendo su potencial enorme, pero a la vez, recuperando parte de su cultura. Aquí hemos logrado recuperar leyendas muy ligadas al cielo, que aún están presentes en distintas localidades. Hoy nos alegra saber que hay nuevas generaciones recuperando esas historias, volviéndolas a contar. Eso significa que hay nuevas generaciones mirando hacia arriba, maravillándose con la inmensidad del universo, adquiriendo conocimiento que luego pueden transmitir”, señala. 

En tiempo donde todo son luces, la experiencia llama a tomar conciencia sobre la importancia de volver al origen, volver a reconocernos en los ciclos naturales. “Lo que está pasando en las grandes ciudades, donde ya no se ve el cielo, es que las personas viven con luces, su ciclo circadiano natural está alterado, lo que trae aparejado una gran cantidad de problemas. Mirar al cielo, nos permite volver a conectar con nuestro origen de dónde venimos porque -científicamente- somos polvos de estrellas, pero nada debemos sobre eso”, sintetiza Antonia. 

Sobre ello insiste: “No somos conscientes, lo que produce la falta de oscuridad en la salud de los seres humanos”. 

Varela, responde todas las preguntas de la prensa correntina, se esfuerza porque se comprenda la tarea y el objetivo que Starlight, junto a la fundación Yetapá, realizaron en el último año y medio en la formación de personas que decidieron mirar hacia arriba y aprovechar un recurso tan rico como es el cielo. 

-¿Qué mensajes querés dar a los correntinos? 

-Les digo que disfruten y cuiden su cielo, realmente no tienen una idea el inmenso valor que tiene. Aprovechen salidas nocturnas, busquen los recorridos de astroturismo que están realizando en los portales. Es difícil contar lo que van a vivenciar, porque se trata de una experiencia profundamente transformadora. 

Para conocer más sobre astroturismo te dejamos los siguientes links: Instagram: @astroturismoibera y Instagram: fundacionyetapa. Web: https://fundacionstarlight.org/

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