Un Centro de Imaginería Guaraní para difundir el acervo de los primeros habitantes

En El Perichón, a escasos kilómetros de la capital correntina, surge entre añosos árboles una casa de madera de forma octogonal muy particular. Podría decirse que es una especie de templo en el que Mauro Santamaría busca reunir piezas, muestras y partes de la extensa historia del pueblo guaraní que habitó estas tierras. Pero lo más importante aún es que, este espacio surgió con la finalidad de compartir y enseñar a los alumnos de los distintos niveles, quiénes eran esos pobladores y cuál es su cosmovisión. 

El responsable de este proyecto, quien es un reconocido actor, director y dramaturgo, lo bautizó como Centro de Imaginería Guaraní. “Decidí llamarlo así porque me permite algunas licencias y hasta derribar esa primera sensación de estructura que posee la palabra museo, más allá de que en el Instagram usamos la palabra museo como una estrategia para que las personas lo puedan relacionar mejor”, dijo en una entrevista concedida a Quintaesencia. 

Casi como un mojón histórico, allí se puede encontrar numerosa información acerca de cuál era la forma de vida, usos y costumbres de los guaraníes, pero además cómo se entrelaza en el ADN del ser correntino. 

El centro tiene la particularidad de contar con piezas y representaciones en cerámicas hechas por Mauro. En el espacio interior, ocupan un lugar los mitos y leyendas guaraníes, la fundación de Corrientes, los afrodescendientes, el chamamé como hecho cultural e incluye la devoción a la virgen de Itatí. Pero, así como este acervo permea el sentir del habitante de esa tierra y transciende el tiempo, también se adueña de gran parte del patio y allí, varios personajes míticos se apoderan del lugar. Entre otros se encuentra el Jaguar Azul, cuya sola presencia recuerda que está presto a hacerse presente en la tierra para castigar a los hombres por sus malas acciones entre sí y la Madre Tierra. 

También hay representaciones de aves y leyendas como la del Irupé, entra tantas. En el fondo del predio se levanta un muro en el que se representa al Pueblo que Fue, tal el significado de la palabra cementerio, cubierto de máscaras que simbolizan a todas las etnias que habitaron el suelo argentino. 

¿Cómo surgió esta pasión por la cultura guaranítica?
Siempre me sedujo el personaje del pombero. Yo me crié en Chavarría (Corrientes), donde viví hasta los 11 años aproximadamente y creía en el lobizón, la pora y por supuesto el pombero. Todas estas creencias eran fomentadas por las personas del lugar, quienes también creían y nos contaban historias. Y esto a su vez era fomentado por situaciones como por ejemplo que a la noche, comenzaba a ladrar un perro y había como un efecto contagio porque más perros se iban sumando, como si fuera que una presencia los iba poniendo en ese estado.
Y podría decir que siempre me llamó la atención la descripción como un ser perverso y que fuera tan aceptado por la comunidad, te estoy hablando de allá por la década del 60'.
Pero con con el tiempo y tomando la debida distancia intelectual, entendí que era el chivo expiatorio de una comunidad. Yo lo llamo la líbido guaranítica, porque tiene que ver con todo lo que reprimimos. Y el pombero tiene mucha pervesidad aceptada.
Aún hoy por ejemplo, sigue sirviendo como justificación de -por ejemplo- casos de madres solteras, quienes ante la pregunta de quién es el padre, la respuesta es el pombero y es aceptado por la comunidad.
La presencia de este ser mitológico es tan fuerte para mí que está presente en un sinnúmero de mis obras, ya sea para teatro, radioteatro o cortos audiovisuales.
Inclusive hice un trabajo de tesis titulado "Sueño de una noche de verano guaraní" sobre el asombroso parecido entre el pombero y el personaje perverso de Puck de "Sueño de una noche de verano" de William Shakespeare.
Y para mí, el pombero es la representación en ese instante en que se da una determinada situación imperceptible, genera emociones que escapan de nuestra intelectualidad.

Esta fascinación por el personaje del pombero, ¿es un poco la punta del ovillo de este proyecto?
Sí, en cierta medida es así, porque también me permite seguir investigando en los distintos personajes de la mitología. Y cuando sentí que este espacio debía desarrollarse con este concepto, acerqué la propuesta para que desde el Estado se pueda desarrollar pero la idea "no prendió", podría decirse.
En cuanto a la iniciativa, puedo decir que surgió después un viaje por México cuando tuve la oportunidad de recorrer por dos meses, toda la Rivera Maya y estando allí, yo me decía "cómo puede ser que nosotros no tengamos algo así, en especial pensado para los chicos".
Eso fue en el 2011, en el 2012 me mudé a este lugar y comencé a darle forma a la idea y lo pude empezar a matarializar en el 2015, con la ayuda de una organización civil.

¿Tenés pensado cómo puede seguir creciendo y afianzándose esta propuesta?
Me gustaría poder encontrar a alguien que pueda seguir con el proyecto, que le de continuidad. Pero además, querría que se pueda sumar más infraestructura para brindar otros servicios, como por ejemplo para brindar charlas y proyectar audiovisuales. 

Mi intención es que este espacio siga creciendo y cumpla el rol de transmitir parte de esta gran riqueza a los alumnos de las distintas escuelas que nos quieran visitar.

El centro recibe a los estudiantes de todos los niveles desde el año 2017 y es el propio Mauro quien oficia de guía para contar en un lenguaje más que adecuado, cuál es el bagaje histórico-cultural representado en cada una de los espacios.

Quienes estén interesados en conocer y acercarse hasta allí, pueden contactarse a través de la cuenta de Instagram del Museo Guaraní .