Nutrición para todos

COLUMNISTAS 16/05/2021 Redacción Quintaesencia Redacción Quintaesencia
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   Sandra Nutricionista

Por Sandra Laham

Lic. en Nutrición

En palabras de Platón, el hombre es como el cochero de una carroza con dos caballos. El placer y el deber. El arte del cochero consiste en domar la fogosidad de ambos caballos y en ese fino equilibrio, llegar salvo a destino.

Nos encontramos  en constante conflicto entre el placer y el deber.

Guiar a los caballos, en estas circunstancias, no será tarea fácil teniendo en cuenta el conflicto entre ellos, ya que quieren ir en direcciones opuestas. 

Ellos representan los dos aspectos principales con los que batalla el ser humano en su esencia.

Nuestra Razón y Sabiduría serán el arte para dominar a esos caballos. Nos llevará a encontrar nuestra verdad y transitarla.

En lo que se refiere a un plan alimentario necesitamos autogerenciarlo

El profesional en nutrición será un facilitador, un socio.

Nosotros somos el eje, el protagonista del film y el profesional es un asistente de producción que nos acompaña para poder modificar ciertos hábitos alimentarios y sostenerlos en el tiempo.

Cada uno de nosotros tenemos la sabiduría para domar a los dos caballos. 

El profesional es un experto en su área del conocimiento pero el paciente es el único experto en sí mismo. Él es quien conoce sus debilidades y fortalezas, el que sabe de sus posibilidades y de los obstáculos que se le presentan con más frecuencia. Es el que debe descubrir qué lo motivará a producir los cambios. 

Sólo esa dupla de expertos, en interacción, producirá la transformación de estilo de vida necesaria para alcanzar y mantener una vida sana y saludable.

Si queremos lograr un cuerpo cómodo y sano que merecemos, debemos comenzar por hacernos cargo.

Una porción de comida es, finalmente, una porción de honestidad con uno mismo, y siempre implica hacernos cargo.

Hacerse cargo es aceptar los errores porque nos permiten corregir el camino. Es ejercer la libertad de elegir lo mejor para uno mismo, aceptando que no somos perfectos.

Hacerse cargo es comer solo por hambre real, sabiendo que para todo lo demás existen otros recursos.

Hacerse cargo es elegir adecuadamente la comida, pero armándonos un ambiente seguro. Es comprar, preparar, servir y por supuesto, comer lo mejor que podamos, pues nosotros tomamos las decisiones correspondientes conforme a estas conductas.

Por lo tanto, justificarnos a nosotros mismos diciendo que comemos por ansiedad o por otras emociones negativas es solo una manera más de no hacernos cargo.

La comida, finalmente, soluciona solo el hambre de alimento. Para todo lo demás, trabajaremos y realizaremos una búsqueda más compleja, pues la respuesta no la hallaremos en el plato.

Podemos elegir qué hacer con lo que nos sucede. 

Podemos comenzar a domar nuestros caballos: uno dominado por el placer y el otro por el deber.

Quizás ha llegado el momento de hacernos cargo. 

Quizás ha llegado el momento de ahondar en la sabiduría interna y domar a nuestros caballos logrando así un “equilibrio” entre ellos.

 Trabajar el “equilibrio”. Corrernos de los extremos, salirnos de la dicotomía y transitar el punto medio. 

Aprender a domar las emociones, dominar el lazo de las pasiones y guiar los sentidos hacia nuestros rumbos. 

Un brazo emite el juicio, mientras que el otro abraza. Uno sujeta la rienda de lo que debemos, mientras el otro la rienda de la empatía al abordar lo que hagamos. Motivación y moderación. Empuje y paciencia. Fortaleza y sonrisa. Energía y contención. 

Entonces, elegir o esperar. Avanzar o meditar. Decir o callar. Luchar o reparar.

Aprender a transitar todo ese mundo de energías desde el equilibrio.  

Es necesario hacernos equilibristas de nuestras emociones ya que nos hace generadores de belleza. 

Nuestro ser pide que seamos equilibristas. Redoblemos nuestras energías para alcanzarlo.

Amigos queridos, necesitamos recobrar el equilibrio, domar nuestras emociones y encontrar la carretera.

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