¿Para qué es el Sexo?

COLUMNISTAS 15/10/2022 Redacción Quintaesencia Redacción Quintaesencia
sexualidad

Silvana Musso

Siempre recuerdo un libro de Alex Comfort y Jane Comfort (1980) que mi madre me regaló en la pubertad/adolescencia -muy revolucionario para la época-, donde los autores planteaban: ¿Para qué es el Sexo? Y lo dividían en tres secciones: para tener hijos, para el amor, para divertirse… ¡Guau! ¡Para divertirse! Eso sí que era revolucionario… y en esta parte el libro dice: “Los buenos amantes investigan juntos. También conversan, y se cuentan lo que les da placer y lo que no” (todavía tengo este libro y no he encontrado ninguno que lo supere).

Parece obvio -pero no tanto-, que para tener hijos es para lo menos que usamos el sexo… Sí mucho más para el amor (como una forma más de expresar y compartir el afecto que sentimos hacia y por alguien y por nosotros mismos) y para divertirnos. Sin embargo, lo que más se nos enseña de Sexualidad es la posibilidad de tener hijos, ni siquiera la de elegir no tenerlos.

Y aún hoy, 40 años después, es muy poco lo que se comparte sobre el amor y sobre la diversión en relación a la sexualidad… porque no confundamos diversión con toda la maquinaria que se vende hoy en día para excitarnos y hacernos creer que así tendremos mejores relaciones sexuales.

Consoladores de todo tipo y tamaño, cremas, lencería, películas, revistas, computadoras, pastillas… uff, y seguro me quedo corta por desactualizada. Todo un mercado a nuestra disposición para garantizarnos el placer sexual.

Sin embargo hay algunos pilares sin los cuales por más tecnología de última generación que le pongamos, nada nos va a garantizar estar pasando un buen momento sexual.

Estos pilares son:

  • La confianza
  • El respeto
  • Y Elegir

¿Qué? Sí, confianza, respeto y elección son las bases para disfrutar, con o sin aparatos, de la sexualidad.

La confianza en mí y en el otro. En mí es primordial para sentirme libre con mi cuerpo. La mayoría de las mujeres no se sienten cómodas con su cuerpo, no se sienten a gusto, por mucho o por poco. Poder estar cómodos con nuestro cuerpo es el punto de partida para que podamos movernos, experimentar, innovar… con luz, sin luz. 

No podemos disfrutar sexualmente ni experimentar plenamente el amor si no queremos que nos toquen la panza por las estrías, la cola por la celulitis, que no nos besen los pechos por caídos… que si las rodillas son muy gordas, que si tengo rollitos, que si estoy depilada…. 

En fin, interminable la lista de condicionamientos que las mujeres ponemos en el encuentro sexual. Y ni que hablar de nuestros genitales, un porcentaje enorme de mujeres nunca miró su vulva, y las que lo han hecho en su mayoría ha sido después de un parto para ve que cómo les quedó. ¡Nos avergüenza nuestro olor natural, nos parece sucia… y cuando nuestro compañero o compañera sexual se detiene un largo rato allí abajo, con besos y caricias…nos da cosa!, Sí, cosa… esa palabra que define algo mezcla de vergüenza, asco, incomodidad… así decimos: “Me da cosa”, y no nos relajamos a disfrutar y sentir plenamente.

Y los varones también tienen lo suyo, que si su pene está lo suficientemente duro, si es lo suficientemente grande, el temor de que si al ponerse un preservativo se les ablanda, que si podrán aguantar la eyaculación el tiempo necesario,  de si estarán a la altura de las experiencias previas de su compañera o compañero… en fin, también una lista interminable. Quizás se enrollen menos con la panza, les guste más con luz que a nosotras porque disfrutan de ver el cuerpo desnudo de su compañero/a, pero también tienen  sus temores y vergüenzas.

Por lo tanto la confianza en mí, la libertad que pueda sentir con mi cuerpo es fundamental para entregarme verdaderamente a la experiencia sexual, sino con tantas cosas a controlar, manipular y disimular…¿Dónde está el sentir, el disfrutar?

Y la confianza en la otra persona con la que estoy, saber que le gusto tal cual soy, cómo soy, cómo estoy, que me mira, me acaricia y me huele desde el afecto (y no estoy diciendo amor, pero sí afecto), que puedo mostrarme, que puedo decir que me gusta y que no me gusta sin sentirme tonta o tonto.. que estoy en confianza. De lo contrario me dará mucha vergüenza que me mire cuando llego al orgasmo o disfruto de sus caricias, o estaré pendiente de si lo que hago, digo o cómo me muevo está bien para esta otra persona y no me dejare llevar libremente por lo que mi cuerpo va sintiendo.

Parece una obviedad,  pero no es tan obvio, principalmente para las mujeres que hemos sido educadas en agradar, en gustar, en estar pendientes de si para el otro está bien lo que hacemos o decimos. 

Y todo esto lo digo, porque por más que se habla de sexo en todos lados, que parece que nos hemos liberado de millones de prejuicios, de tabúes y que ahora si no disfrutas del sexo … algo está mal en vos…, a pesar de todo esto, yo en el consultorio me sigo encontrando con varones y mujeres llenos de miedos, vergüenzas, prejuicios, inhibiciones que hacen que sus experiencias sexuales estén cargadas de frustración, temor, y que sean espacios donde vuelven a reforzar su baja autoestima y sus complejos en lugar de ganar confianza en sí mismos. Porque los cambios se han dado para afuera, y el sexo pasó a ser algo más dentro de la larga lista de consumos, y no se ha profundizado en lo que realmente nos ha dañado durante milenios.

Y este daño viene de toda la basura con la que se ha asociado al sexo. Algo tan maravilloso, que nos hace sentir y experimentar cosas tan hermosas, cargado de violencia, de agresión, de denigración, de exitismo, de consumismo, de exigencias, de esclavitud, de sometimiento… ¿Cómo nos sacamos tantos miles de años de todo esto? No es posible con tan solos unos pocos años de “libertad sexual”, internet y google para buscar lo que quieras, y un vibrador con forma de mariposa… 

No es posible despojarnos de todo esto cuando sabemos de la Trata de Mujeres y Niños y que el poder político y económico que nos gobierna de una u otra manera están involucrados. Cuando se sigue comercializando con el cuerpo de una mujer desnuda autos y bebidas como si accediendo a una cosa tuvieras el poder de acceder libremente a la otra.

Debemos ir a lo profundo, a lo que ha generado esta brecha en la sexualidad que ha hecho que dejemos de considerarla algo sagrado para verla como algo profano, bajo, indecoroso.

Pero volvamos a estos tres pilares.

Ya hablamos de la confianza… ahora es el tiempo del respeto.

Respeto por mí, por mis necesidades, por mis gustos, por mis tiempos. Respeto por el otro, por sus necesidades, por sus tiempos, por sus gustos. Me respeto para decir Si, cuando quiero decir Si, y para decir No cuando quiero decir No, y de la misma manera respetar el Sí y el No del otro. También parece una tontería decir estas cosas, pero son cruciales a la hora de la sexualidad. ¿Cuántas veces decimos Si a un encuentro sexual que querríamos decir No? Por no parecer unas tontas y unos tontos, por mostrarnos más liberales y modernos, y decimos sí a cosas que suceden en el encuentro sexual y que realmente no me gustan, o no me excitan…pero otra vez nos “da cosa” decir que no nos gusta…o que sí, que nos gusta, que siga más y más….

Y en relación al respeto Alex y Jane Comfort hablaban de los buenos modales… parece chisque dicho en relación al sexo, pero ahora que vuelvo a leerlo me parece tan profundo. Cómo no olvidar los buenos modales, el buen trato, el no decir ni hacer cosas que puedan incomodar o molestar al otro, el ser cortes, afectuoso, considerado con esa persona con la que estamos compartiendo algo tan íntimo. Estar atento a lo que va sintiendo la otra persona, a no aprovecharme de sus sentimientos, a no menospreciarlos, a disponerme con lo mejor de mí para ese encuentro.

Y en esa falta de respeto, y en esa falta de confianza que va desde los detalles más simples y pequeños a las grandes decisiones… nos olvidamos de elegir.

Elegir con quién, cómo, cuando, de qué modo y para qué accedo, busco o quiero un encuentro sexual. ¿Soy libre de elegir cómo vivir mi sexualidad? ¿Vivo mi sexualidad cómo me gusta?...

Elegir, sí elegir, cuantas veces varones y mujeres se encuentran en la cama con alguien que en verdad no eligieron… seguro que elijo con quien ir al cine, con quien ir a comer afuera… y muchas veces por modernos, por creernos que somos más piolas, más libres, mas desprejuiciados, nos encontramos involucrados sexualmente en situaciones que no hemos elegido. Quizás sí la persona, pero no el lugar o el momento, quizás sí el momento, pero no la persona, en fin… infinidad de elecciones que muchas veces no hacemos y simplemente dejamos que pase algo que después nos deja con una enorme sensación de vació… ellas muchas veces sin siquiera haber llegado al órganos, y ellos sin siquiera recordar el nombre de la mujer o el hombre con el que estuvieron.

Entonces volviendo a la pregunta inicial… ¿Para qué es la SEXO?, simplemente cambiaría el orden, para divertirse, para amar y para tener hijos, siempre que haya confianza, respeto y elección… ¿No sería mejor hablar de estas cosas con nuestros hijos? Esto es lo importante de una buena Educación Sexual… el resto es solo relleno, métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual, ninguno de estos cuidados serán efectivos si no apelo a la confianza, al respeto y a la posibilidad de elegir.

Y aquí se abre todo otro tema, del que solo esbozaré unas líneas. La confianza, el respeto y la libertad para elegir se inculcan desde los primeros momentos. No es posible que a los 15 años por sentarnos a hablar con nuestros jóvenes de estas cosas creamos que van a desarrollar la confianza, el respeto y ejercer la libertad de elegir por arte de magia. 

¿Confiamos en nuestros jóvenes, les inculcamos  confianza en ellos mismos, los ayudamos a desarrollar sus capacidades de una manera amorosa para que aprendan a confiar en ellos? ¿Los respetamos, los tratamos con respeto en las diferencias, les enseñamos a respetarse y respetar a los demás? ¿Les damos la libertad para que elijan en relación a lo que consideramos que ya están en edad de elegir por si solos, o imponemos nuestras elecciones por sobre las de ellos… o lo que también es peor los dejamos tomar decisiones en cosas para las que todavía no están preparados para responder con responsabilidad?

Porque una cuarta pata de una buena sexualidad es la RESPONSABILIDAD, entendida como la capacidad para dar respuesta por mis acciones. Sin responsabilidad, sin hacernos responsables de lo que hacemos, con nosotros, con el otro y de lo que surge de este encuentro, la confianza, el respeto, la libertad para elegir caen en saco roto…

Y la responsabilidad en sexualidad no solo se refiere a asumir la posibilidad de traer la vida, sino también saberme responsable de lo que en ese encuentro se genera, que así como estoy y soy parte de esa magia, las relaciones sexuales crean vínculos y ligazones que van más allá de ese momento… y que también soy responsable de la energía que allí se crea y de la intención con la que la libero. Que una relación sexual genera un vínculo entre dos personas, más allá de sus cuerpos y que muchas veces pretendo apretar un botón como en la película “El lado oscuro del corazón” y que todo lo allí generado se desvanezca. Eso no es posible, y esa es la verdadera Alquimia Sexual, esa magia que se produce en el encuentro que no queda solamente en el plano físico… pero de esto tampoco se habla y mucho menos se enseña. 

Porque el Sexo es para divertirse, para amar, para tener hijos… y para hacer MAGIA… pero esto será tema de otra columna.

La autora de esta columna es Terapeuta Gestáltica; Sexóloga Clínica y Educativa; Facilitador de Círculo de Mujeres y Espiritualidad Femenina; Coordinadora de la Escuela de Brujas Magia Circular; Cantautora de cantos Sagrados Femeninos Cd “Con Voz de mujer 1 y 2”. Podés buscarla en Instagram como:  silvana_musso.

 


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