Mapaternidad: Autopostergación y realización

COLUMNISTAS21/05/2023Redacción QuintaesenciaRedacción Quintaesencia
familia Sol

Sol Romero Acuña

Tener un hijo supone una gran transformación en la vida de los padres. Hoy voy a referirme a una esfera particular de este cambio tan grande y es la dimensión espiritual del progenitor. 

No estoy hablando de un plano abstracto ni desconectado de la realidad 3D, sino más bien quiero traer la conciencia de la profunda conexión entre la rutina de cuidado de un hijo y la sensación de paz placentera que una madre puede tener al encontrarse consigo misma en esta nueva etapa de su vida. 

Aunque el final del cuento pueda ser feliz, el inicio no lo es ni remotamente. La auto postergación del que cría a un recién nacido es máxima. Supone desde dejar de ir al baño cuando el cuerpo lo pide, pasando por comer mal y dormir peor, hasta llegar a sentir no ser dueña del propio tiempo. En la nueva etapa, el tiempo dedicado a cualquier cosa que no sea cuidar la pequeña vida, tiene un costo personal y material monetario. O no estás produciendo por cuidar o estás gastando en cuidados infantiles. 

Y la repetición diaria, semanal, mensual y anual de este hecho es la clave de la reinvención.   

Mirar como la película de las cuentas por pagar, que aumentan con el crecimiento de los hijos, se entrelaza con los anhelos personales por cumplir, puede ser muy deprimente o muy inspirador. 

En este punto es donde nos llamó la atención como madres, padres y comunidad en general a prestarle atención a las herramientas espirituales de autoconocimiento, de conexión e integración. Porque teniendo la fuerza y la disposición para alimentar y proveer a tus hijos y teniendo la capacidad humana de realizar tu esencia en la existencia, podes pasar de la interminable auto postergación a la diaria realización. 

La realización de tu esencia en tu existencia no es un acto mágico, no es un momento de iluminación repentina ni tampoco es fama, fortuna y reconocimiento público. Como el niño, deberás adaptarte primero a lo que ya hay, a lo que el mercado de la supervivencia ofrece, hasta que el equilibrio de tiempo y dinero esté a tu favor. Y sortear el común riesgo de perderse en la gloria lineal de la supervivencia del más fuerte. 

Cuando exista un poco de tiempo disponible y unos morlacos en el bolsillo recién podrás buscar y encontrar maneras de integrar tus profundos anhelos a la vida rutinaria y acartonada de un mapadre. Será de a un sueño a la vez, de a una hora por día. Será invirtiendo dinero primero para luego compartir tus dones gratis, para luego algún día y con compañía de la providencia recibir honorarios, sueldos y recompensas; recibirás también unos cuantos gracias, mucho placer inmaterial, paz inconmensurable y la alegría del intento realizado. 

Tus hijos pasarán de ser el chivo expiatorio de tu exclavitud a la compañía intima e incondicional en el camino de buenas y malas que recorre todo buscador espiritual en la concreción de su esencia en una existencia 3D.

La columnista es terapeuta gestáltica. Podés seguirla en su cuenta de Instagram: sol.romeroacuna. 


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