Franco, un arriesgado soñador que cree en sí mismo

GALERIAS31/07/2021María del Carmen Ruiz DíazMaría del Carmen Ruiz Díaz
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Franco y Víctor, trabajo y compromiso detrás de un estilo.

“¡Qué decirte! La verdad es que desde que llegué a Corrientes hasta ahora, 17 años después, pasé por distintas situaciones, distintos momentos de temor, pero siempre los superé y creo que por eso hoy, siento que estoy empezando a vivir algunos de mis tantos sueños”, dijo Franco Barros a Quintaesencia, durante una entrevista telefónica en la que se le adivinaba la sonrisa de oreja a oreja. 

Y es que como él mismo recuerda, dejar su localidad para comenzar un camino distinto en otra ciudad, siempre es desafiante y hasta por qué no, aterrador. 

Franco nació en Estanislao del Campo, provincia de Formosa y cuando todavía cursaba los estudios secundarios, decidió comenzar a trabajar: “Quería tener mi propia plata y tener para pagar mis gastos, entonces me puse a pensar qué podía hacer. Y como siempre tuve habilidades para las manualidades y demás, empecé a armar cosas de cotillón y para fiestas. Cuando me quise acordar, tenía un montón de trabajo y me iba súper bien”, rememoró. 

Como tantos, en un determinado momento sintió que había encontrado el techo y que debía seguir estudiando o adquirir otros conocimientos para seguir desarrollándose. “Entonces decidí venir a Corrientes para estudiar artes plásticas, pero no me terminaba de convencer. Y un día me puse a hojear un diario y encontré un aviso sobre un lugar donde daban cursos de peluquería y me dije: ¿Por qué no? Y allí empecé”, agregó. 

Casi como corresponde, el curso también les abría la puerta para que pudieran realizar prácticas en distintas peluquerías. “Al poco tiempo comencé a trabajar en una y al poco tiempo, pasé por otra. En paralelo, también comencé a trabajar en un comercio de venta de golosinas y cotillón, porque lo que cobraba en la pelu, no me alcanzaba. Hasta que un día dije: ‘Basta, así, no sigo más’. Dejé la pelu y seguí con el trabajo”, rememoró.

Pero como en todo, cuando uno lleva a cabo un trabajo en el que se esmera y se compromete, pero sobre todo lo apasiona, la demanda poco a poco comienza a surgir. “Entonces algunas de las señoras que yo atendía en la última peluquería me empezaron a llamar y a preguntar dónde estaba, a qué local me fui. Y yo les decía que no, que no estaba trabajando y ellas, comenzaron a insistirme de que las atendiera”, relató. 

Ante la demanda, a Franco no le quedó más alternativa que atenderla: “Así que me compré un espejo y una silla para empezar a atender en mi departamento que, por supuesto, no tenía las condiciones necesarias, pero yo sentía que era transitorio”, dijo. 

Hasta que el día en que debía dar el primer gran salto como peluquero con su propio salón a la calle, llegó. “Me arriesgué, no fue fácil, pero lo hice. Pero gracias a Dios siempre tuve el acompañamiento de Víctor, mi pareja, y de toda mi familia. Eso hace que las cosas fueran un poco más sencillas”, afirmó Franco. 

Como la clientela iba en aumento, llegó el momento de dar otro salto más: “Y surgió la posibilidad de alquilar un salón en peatonal Junín y otra vez, por supuesto, todos los miedos te acorralan, de si será que vamos a poder pagar el alquiler, si vamos a poder cumplir con los sueldos de los chicos que trabajan en el salón, entre tantos. Pero dicen que los miedos pueden ser buenos si no permitís que te paralicen”.

2Buen ambiente y calidad en la atención,
los sellos del salón de Franco.

Y allá fueron. Desde el 2018, Franco y Víctor pusieron en funcionamiento un salón exclusivo “en el que nos ocupamos de que la atención sea buena, que el ambiente sea cálido y que la atención esté a cargo de buenos profesionales. Esos puntos, para mí son esenciales porque queremos atender como nos gustaría que nos atiendan”, remarcó el joven peluquero de 34 años. 

Pero como los desafíos y el correr la vara un poco más allá, “siempre es interesante”, en 2020 Franco se animó a abrir un salón en el Shopping capitalino y, por estos días, también analiza la posibilidad de sumar otro similar en la capital chaqueña. 

Sin dudas, él entendió que es el dueño de su destino y el responsable de escribir su historia, pero además que, para concretar los sueños, es necesario arriesgarse. ¿Qué más se puede decir? ¡Chapeau! 

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