Quimya: una propuesta para nutrir el alma, el cuerpo y cuidar el planeta    

HISTORIAS QUE INSPIRAN 21/03/2021 María del Carmen Ruiz Díaz María del Carmen Ruiz Díaz
Quimya
Quimya Yog

Hace más de una década, Agustina Casco le puso el cuerpo y el alma a una nueva perspectiva de vida, una que le permitiera estar más en contacto con la esencia y la sustancia de los productos que ingería y formaban parte de la nutrición cotidiana. “Toda mi vida he sido amante de los animales, pero fue recién en el año 2008 cuando tomé consciencia de que era muy irónico ‘rescatar’ o ‘salvar’ algunos animales, pero seguir consumiendo a otros animales”, comentó a Quintaesencia la joven correntina.

Esa decisión, la llevó a recorrer un camino en el que decidió cambiar su alimentación y hábitos. “Descubrí, y aún lo sigo haciendo, un universo nuevo, inmenso y totalmente desconocido. Tuve que sacar de mi la parte más creativa, ya que había dejado de consumir algunas cosas que cualquier persona tiene incorporadas naturalmente en el día a día”, aseguró.

Para eso debió desaprender todo lo conocido hasta el momento e ir aprendiendo e incorporando nuevos hábitos. No obstante, se impuso el objetivo de seguir disfrutando de cosas ricas sin causar daño a otros seres. “Y para ello, encontré la manera de reemplazar los ingredientes que más utilizaba para las preparaciones que más me gustaba consumir (leche, yogur, postres, quesos, entre otros), y me di cuenta que además de no causar daño, minuto a minuto mi cuerpo me lo agradecía. Me cambió el pelo, la piel, el humor, la claridad mental y muchas otras cosas”, dijo a modo de resumen.

Los cambios que fue experimentando fueron tan grandes y hasta abrumadores, que la joven tenía muchas ganas de compartir para que más personas se sumaran a esos cambios. Entonces, inició un emprendimiento de viandas naturales y veganas de gran variedad. “Al poco tiempo, en el año 2013 – y con ayuda de mi familia-, inauguré en Corrientes el primer bar natural y vegano Verde Corazón. Fué una de las mejores experiencias de mi vida”, aseguró.

Para el 2015, el emprendimiento había logrado mucha aceptación y prosperidad, pero Agustina sentía que era el momento de seguir avanzando y adquirir conocimientos.

Se instaló en la ciudad de Buenos Aires para capacitarse en nuevas áreas relacionadas a la alimentación y, trabajando en un restaurante vegano. Allí pudo compartir su receta de yogur a base de leche de coco y granola con una gran cantidad de público. Ese fue un momento de epifanía, podría decirse, porque sintió que la necesidad de que ese producto llegue a más personas. 

“Entonces decidí dejar el restaurante donde trabajaba y con el último sueldo que recibí, más los ahorros que tenía, compré dos licuadoras, un horno deshidratador, una heladera exhibidora y un freezer. Y así, nació Quimya Yog en el garage de una casa”, recordó.

Este nuevo emprendimiento comenzó a comercializar cuatro sabores en el barrio Chino y en las pocas dietéticas que en ese momento había en Buenos Aires. Quimya empezó a darse a conocer, de boca en boca y a ser demandado en cada almacén natural o dietética que se inauguraba.

En febrero del año 2017, momento auge de demanda y éxito, una fuerte y arrasadora tormenta de verano, inundó el garage que usaba como lugar de producción de Quimya. Con más de un metro de agua, perdió todo lo que había generado hasta el momento. “Este hecho pudo haber significado para mí una desgracia, pero decidí convertirlo en un bendito empujón para ir por más. Agradecí la situación desde el principio, confiando y con mucha fe de que esa fue la manera que tuvo la vida de decirme ‘la tormenta pasa, el agua limpia, es momento de dar otro paso y salir de este garage’. Lo viví así porque soy consciente que lo único permanente es el cambio y que esta vida, es puro dinamismo”.

Con los ahorros que había generado, decidió comenzar de nuevo y Quimya se mudó a un predio industrial en provincia de Buenos Aires con un nuevo equipo de trabajo, “el apoyo incondicional de mi familia, pocas cosas materiales, ¡y muchas ganas de seguir creciendo!”, contó Agustina.

Poco tiempo después, conoció a su compañero de vida Augusto Bircher, quien también decide sumarse al proyecto y aportar su conocimiento como ingeniero para expandir el emprendimiento, registrar la marca y cada producto y lograr la mejor eficiencia productiva.

Augusto es oriundo de Felicia, un pueblo de la provincia de Santa Fe que está rodeado de las fabricas lácteas más reconocidas en el país, “y siempre estuvo relacionado con personas que trabajan en esos lugares y con acceso a contactos de la industria”, contextualizó la joven.

Por medio de esos conocidos, pudieron adquirir las primeras máquinas industriales que debieron ser adaptadas para poder hacer la elaboración de yogur de origen vegetal.

Ante la consulta de qué es Quimya para Agustina, no dudó en responder: “Es el resultado de un deseo inmenso y de energía creadora, enviado a nuestros corazones, interpretado por nuestras mentes y llevado a cabo por nuestras manos”.

Creer para crear
“Tenemos la convicción de que es posible hacer llegar al cliente un alimento real. Es decir, preparaciones que podrían ser perfectamente elaboradas en la cocina de la casa de una familia que busca nutrientes de alta calidad, obtenidos de una materia prima pura, cuidadosamente tratada y seleccionada, a través de procesos amigables con las personas involucradas, los animales y el medio ambiente”, dijo Agustina a modo de presentación formal de Quimya. 

A lo que agregó: “Elaboramos yogures, postres, untables y snacks 100% de origen vegetal. Son productos pensados e intencionados amorosamente para elevar el potencial de cada uno desde adentro hacia afuera. Buscamos resultados óptimos, deliciosos, y sobre todo… ¡verdaderos!”. 

Remarcó que no utilizan conservantes, saborizantes, colorantes o aditivos artificiales. Tampoco utilizan ingredientes ni endulzantes refinados. Indicó que tampoco interviene ningún ingrediente de origen animal. Los ingredientes principales de sus productos son naturalmente libres de lactosa y huevo (alérgenos), ofreciendo de esta manera, una alternativa a los productos convencionales de consumo diario. Una opción ideal para aquellas personas con alergias a la proteína de leche de vaca, al huevo, intolerantes a la lactosa, vegetarianos estrictos o veganos.

Por todas estas razones, Agustina consideró que los productos Quimya y la empresa en sí misma, cumple con tres puntos indispensables, que combinados entre sí, “nos hacen marcar la diferencia: excelencia y calidad; capacidad resolutiva e innovación y novedad”, apuntó.

Y a la hora de resumir en una frase el camino andado hasta acá, dijo que sería: “Si lo creemos, lo creamos, a nosotros nos pasó, nosotros lo confirmamos”.

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