Soledad, abundancia y aislamiento según Nacha Ríos

HISTORIAS QUE INSPIRAN 19/07/2020 Redacción Quintaesencia Redacción Quintaesencia
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Quintaesencia entrevistó a la escritora Nacha Ríos sobre cómo vive y atraviesa el aislamiento social preventivo y obligatorio ante el covid-19. Durante la entrevista, la autora de libros como Corazones Clandestinos y Mujeres que Cuentan –su más reciente obra-, desanduvo diversos senderos del sentir que muchas veces tienen que ver la -a veces- hercúlea tarea de mirarse a sí misma, sin mentiras ni maquillaje. 

“La verdad es que a mí el aislamiento no me modificó mucho mi rutina diaria porque general, gran parte de mi trabajo lo hago en casa, ya sea escribir, pintar o elaborar proyectos culturales. Pero además disfruto mucho de mi casa soy a pesar de que soy muy sociable, pero soy una persona solitaria. Además, si no fuera así, hay muchos trabajos que no podría realizarlos. Sin perder de vista que la soledad elegida, siempre es muy buena compañera, no la que viene y se instala en tu living sin ser invitada, esa es jodida”, dijo mientras una amplia sonrisa se le colaba en los labios.

Para Nacha, esa soledad -que no se quiere mover- es la que nos desnuda el vacío que se produce “cuando nos faltan los afectos y nos invade una soledad diferente. Igual, esa hay que transitarla, porque a veces viene con linterna en mano porque te quiere alumbrar los lugares oscuros, pero esa es otra historia”, remarcó. 

En cuanto a la abundancia, Nacha dijo que para ella tiene que ver con la fe, “esa certeza de que nunca nada te va a faltar, que el Universo siempre provee, o Dios para los que creen en Dios. Pero también la abundancia siempre está relacionada con lo material, porque hay gente que cree que la abundancia son un montón de billetes, tener ahorros, tener dólares o comprarme cosas, pero la abundancia a la que hago referencia, no pasa por ahí la abundancia, hablo de la que es mágica”.

“Los planes del universo son tan lindos, tanto que los que aparecen son muchísimos mejores de las que vos pensás, pero para eso se deber realizar un trabajo espiritual, que por ahí también está enlazado con lo que tal vez tenemos que trabajar durante esta pandemia, como por ejemplo cuáles son las cosas válidas e importantes porque las materiales, van, vienen, cambian, se transmutan”, reflexionó la autora formoseña. 

En cuanto a las paradojas cotidianas, comentó que en este tiempo de aislamiento está realizando más entrevista que antes de ella, “pero eso también me llevan a ocuparme de otras cosas como, por ejemplo, ocuparme de tener un auricular, de saber cómo ubicar el teléfono, entre otros puntos. Pero siento que la gente empezó a usar más la creatividad para resolver muchas situaciones cotidianas, pueden ver que muchas cosas materiales pueden ser reemplazadas por otra”. 

"Anhelo que el día después de la pandemia, seamos un sociedad mejor".

No obstante, comentó que anhela que los cambios, algunos forzados por las circunstancias, “nos ayuden a estar más comunicados, sabiendo cómo utilizar esta herramienta tan importante como como internet o la tecnología. Por ejemplo, tengo algunos amigos que estaban tan enloquecidos con preocupaciones y con trabajos que me dicen, ‘de alguna manera, si bien todo esto parece un caos, estoy más tranquila o tranquilo’. Algunos volvieron a escribir hasta con la máquina Olivetti porque salieron de esa presión todo el tiempo, que nos volvemos adictos porque todo hay un sistema relacionado con el consumismo. Entonces, no hay tiempo para pensar en el otro”. 

“Esa vorágine va en contra de la abundancia, porque ella está muy relacionada con la energía, en el pensar en el compartir con el otro, en cómo ayudarlo, en cómo pueden hacer algo juntos, como se pueden pensar los proyectos, las estructuras con otras personas, sumando el aporte de todos y no competir, y así tener empatía”, puntualizó Nacha. Consideró por otra parte que uno de los escollos que debemos superar como sociedad, es la naturalización de la violencia, “en vez de naturalizarse la empatía, el amor”. 

“No debemos perder de vista que una de nuestras abundancias es tener salud, tener una casa y qué comer todos los días. Eso, lo tenemos que agradecer, esas son cosas tan importantes. Por lo general, cuando nos falta algo, nos damos cuenta de su importancia”, señaló. 

Cuestión aislamiento

Sobre este punto, Nacha Ríos dijo que en determinado momento sufrió un poco la imposibilidad d salir, “pero lo acepto y lo entiendo porque es una necesidad para curarnos entre todos. Más allá de que ahora ya me puedo mover un poco más y tengo un permiso para visitar y asistir a mis padres que viven a tres cuadras de mi casa, pero por momentos fue difícil”. 

“En especial, porque el ser humano es un ser social y me afecta muchísimo el tema de los contactos porque soy muy afectiva. Tengo cuatro nietos a los que extraño porque estamos acostumbrados a reunirnos, a cocinar juntos y abrazarnos mucho. Pero como algo positivo, por ejemplo, es que pudimos armar un taller literario entre nosotros y nos reunimos cada 15 días y compartir esos momentos, nos hace muy felices”, contó con evidente orgullo y alegría. 

“En lo personal, durante el aislamiento hice y hago mucho conmigo misma, reflexionando, escuchando a otros compañeros escritores. Y para el día después de la pandemia, ya estoy anotando ideas de proyectos. Pero lo fundamental para mí, es que el día después nos agarre con una comunidad y una sociedad distinta, preparados para vivir una vida diferente, con más empatía, con nuevos recursos para armar nuevas formas de trabajo y nuevas formas de relacionarnos”, dijo a modo de gran anhelo. 

Coleccionista de historias

Entre el apunte de ideas para proyectos para la pos pandemia, Nacha también va anotando palabras claves, situaciones que la sorprenden o anécdotas con moraleja que va juntando durante el aislamiento mediante el teléfono fijo. “Es que el servicio de internet que contraté trae en el pack, una línea telefónica que la utilizo para llamar a parientes mayores o amigos de mis papás para hacerles un poco de compañía. Y en el medio, me van contando historias, situaciones jocosas o serias, que las voy anotando porque sé que puede ser la base de otro libro”, contextualizó. 

Según contó, otro tanto ocurre con las historias de balcón de las que es testigo desde su departamento en el piso 11 en Buenos Aires. “Te imaginás las tramas que puedo ir tejiendo con lo que voy viendo desde mi ventana”, dijo casi a modo de confesión.

Y así, dejándose atravesar por este particular tiempo histórico, Nacha Ríos también se va haciendo tiempo y espacio para acompañar y empatizar con otros, sin perder de vista que posee el don de desnudar con las palabras tantos “corazones clandestinos” porque, en definitiva, ella es una Mujer que cuenta.

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