El desafío crear y aportar desde el arte en tiempos de Covid-19

HISTORIAS QUE INSPIRAN 12/05/2020 Redacción Quintaesencia Redacción Quintaesencia
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Un creador, un artista, necesita por lo general, estar aislado parar llevar adelante el proceso de gestación y parto de una obra. Y siguiendo esta regla, ese es el caso del montecasereño Matías Astarloa, quien realiza obras de gran porte hechas en distintos tipos de metales, cemento y madera. Entre ellas se destacan Las Lavanderas, ubicadas en la zona de la Cachuera, a orillas del río Uruguay en su ciudad, además otras tres obras que fueron emplazadas en el Paseo del Puente, de la ciudad de Mocoretá en un homenaje a los inmigrantes.

“La verdad que tener la oportunidad de seguir trabajando en este contexto de pandemia, te genera un poquito de culpa, pero bueno es el camino del artista y uno se tiene que ir adaptando. Por lo pronto, yo todavía no me veo afectado por esta situación porque lo que hago no realizo una labor que es necesaria y fundamental para una comunidad, como por ejemplo un médico o un mecánico”, reflexionó durante una entrevista concedida a Quintaesencia

Según dijo, por lo pronto está cumpliendo con pedidos, “pero además tengo la oportunidad de seguir creando, modificando algunas cosas en el taller”. No obstante, indicó que lo conmueve porque “todos lo vivimos de distinta manera, y el hecho de tener que estar encerrado tanto tiempo a nuestra casa, hay gente que lo vive con un poco de ansiedad y no sabe cómo canalizarlo”.

El artista también habló del miedo e incertidumbre que este tipo de situaciones puede generar el no saber cómo sigue crisis sanitaria y lo que puede generar. “Es una situación diferente, no la podemos comparar con nada, ni con una inundación ni ningún otro suceso extraordinario”, indicó. 

Más allá de estas particularidades, Matías sigue adelante con un proyecto de una escultura de un aguatero solicitado por el municipio casereño que también será emplazado, en su momento, en la zona de la Cachuera. “Pero además estoy terminando una serie de pedidos particulares como un dorado y otras más pequeñas, pero de decoración”, agregó. 

Cuestión de popularidad

“Fui tan de a poco haciendo cosas chicas y a pequeña escala, que me resulta todavía un poco raro la popularidad y notoriedad que fue ganando mi trabajo. Si bien es cierto, las publicaciones en los medios y las redes sociales de mis trabajos más grandes, hicieron que se conozca más mi trabajo, tampoco generó un sinnúmero de pedidos. Pero sí, siento que me ayudaron a lograr cierta trascendencia”, dijo casi a modo de confesión. La mayor sorpresa también tiene que ver con el hecho de que hace un poco más de una década que se dedica a producir este tipo de obras. 

“Muchas veces voy a las escuelas a dar charlas y siento que los docentes o los padres, esperan que yo les diga que sigan sus sueños y demás, pero resulta que yo no puedo hacer eso porque yo nunca soñé con ser escultor. Sí les puedo decir que nunca dejen de buscar, de investigar sobre los temas que les gusta”, contó Matías. 

Aseguró que siente pasión o debilidad por las herramientas y que un día, comenzó a jugar con ellas. “Tanto es así que puedo decir que hago esculturas porque tengo habilidad en el uso de estos materiales y también un poco de creatividad, entonces fui haciendo cosas, tanto es así que tengo muchas producciones que nunca las mostré”, aseguró. 

Para Matías, las esculturas son medios para hacer llegar un mensaje.

Desde su perspectiva, las esculturas constituyen medios para hacer llegar un mensaje, “aunque a veces no tengo muy claro cuál es, tal vez tengo que seguir que las cosas se vayan dando. Tal vez sea la resiliencia tanto en mi vida y como las obras que realizo”, señaló. 

En cuanto a cómo vislumbra su futuro como escultor dijo que no tiene mucha claridad más allá de la cuestión coyuntural de la pandemia. “Sobre todo por la manera en que se fueron dando las cosas. Yo hoy me siento muy agradecido porque puedo vivir de esto porque conozco otros, que viven en grandes ciudades que es donde uno piensa que tienen más posibilidades, y sin embargo no lo pueden hacer y tienen otros trabajos para poder sobrevivir”, contextualizó. 

Escuchar la obra

A la hora de la producción, Matías dijo que por lo general aquellas obras que vienen con determinadas especificaciones, no hay margen para la creación. “Pero aquellos trabajos en los que me dan la libertad, es maravilloso porque siento que la obra me va diciendo por dónde quiere que vaya”, contó. 

Por otra parte, consideró como una gran necesidad particular el hecho de darse la oportunidad de crear por el mero hecho de crear, “porque siento que la tengo que alimentar, no la tengo que encapsular”, remarcó. 

No obstante, a la hora de evaluar lo que le dejan aquellas grandes obras que lo ayudaron a ser más conocido, el escultor reconoció que una vez que están emplazadas en sus lugares, ya siente que dejaron de ser suyas. “Porque la gente se apropia de la obra, tanto es así que muchas veces recibo alumnos o turistas, gente que quiere conocerme y conocer el lugar donde creo las obras y eso, para mí es muy lindo y a veces, hasta raro porque no estoy acostumbrado”, dijo mientras se le dibuja una amplia sonrisa. 

Mientras tanto y el aislamiento se flexibiliza, aunque sea un poco, él sigue creando en Casa de Inventos -tal como denominó a su taller- mientras sigue dando alas a su creatividad y atendiendo a todo aquel que se llegue hasta su lugar para conocer más al autor de esas grandes obras que de a poco, van siendo parte del paisaje. 

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