Pascua de ensueño en una ciudad que usa el plástico de manera positiva

GENERAL 19/03/2022 Josefina Echezárraga Josefina Echezárraga
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En diciembre pasado, Quintaesencia entrevistó a Néstor Ledesma, coordinador de Navidad en Capioví, una ciudad misionera donde el plástico, moldeado por las manos de los vecinos, se convierten en verdaderas obras de arte que luego son utilizadas para ornamentar las calles. Esta semana volvimos a charlar con él y en esta oportunidad, para conocer cómo nació la idea de hacer estructuras para celebrar la Pascua en Familia y, así, convertirse en un punto de encuentro. La raíz de esta noticia nació en 1920 pero acompañanos hasta el final, para enterarte más.  

Hasta el 6 de enero, esta ciudad enclavada a orillas del río Paraná, todas las calles estuvieron inundadas de adornos navideños. Y un año más, cientos de personas pasaron por la avenida San Luis Gonzaga para tomar fotos y disfrutar horas llenas de magia. Luego, llegó el momento de desmontar todo con mucho cuidado y volverlo al taller de la navidad. 

Pero el equipo volvió a poner manos a la obra. Esta vez para preparar nuevas estructuras con la temática de las pascuas. Según nos cuenta Néstor, la idea nació hace tres años y si bien dos de ellos estuvieron signados por la pandemia, ese tiempo sirvió para afianzar la idea para desarrollar los distintos arreglos. 

"Estimamos que ya recuperamos 400 toneladas de plástico”

Así el pueblo de la navidad, ahora se prepara para abrir sus brazos y recibir visitantes atraídos por las inmensas estructuras de plástico que, transportan a un mundo de ensueño. De esta manera, Capioví, logró convertirse en una ciudad donde el plástico adquiere un valor diferencial. Néstor nos cuenta que los vecinos comprendieron la importancia de mostrar cómo un poco de amor y sobre todo, mucha dedicación, logran transformar una botella en un elemento hermoso. “Estimamos que llevamos 400 toneladas de plástico recuperados”, resume.

Y es que solo con mirar las imágenes, uno se puede dar cuenta de la dimensión del trabajo realizado. Son los talleristas quienes toman las botellas plásticas, las limpian, cortan, moldean y pintan, para usar cada pedacito y transfórmalos en parte de algo mucho más grande. 

Esta semana están dando los toques finales a las estructuras que son instaladas en la plaza central, en las inmediaciones de la Iglesia y sobre el bulevar San Luiz Gonzaga. “Estamos orgullosos de presentar esta tercera edición de pascuas en Capioví. Este año el lema es “Reencontrate en pascuas”, hay muchas personas que se están reencontrando con sus amigos y familiares y usan este tipo de salidas o momentos como punto de encuentro, eso nos inspira, también muchas personas que las pascuas anteriores no pudieron participar de las celebraciones religiosas este año si lo van a poder hacer, y queremos que lo hagan aquí, donde los vamos a estar esperando con vía crucis, y también con actividades para toda la familia, como son los talleres de pintura, el árbol de los buenos deseos, entre otros cosas”, resume el coordinador general. 

Entender el valor de un material convertirlo en arte y que luego todo eso se transforme en algo mucho más grande, es la esencia del trabajo que realizan en este pequeño pueblo misionero, donde hoy es el plástico el motor del turismo, pero también de una inmensa cantidad de cosas que se generan a su alrededor. 

“Hace 13 años que empezamos con esto, creo que nadie imaginó que íbamos a llegar a tanto, muchas veces nosotros mismos perdemos la dimensión de las cosas, pero cuando nos detenemos a mirar lo que sucede nos llena de emoción, ver familias que vienen desde toda la provincia e incluso de provincias y países vecinos para disfrutar, ahí comprendemos que lo que hacemos tiene una recompensa mayor, porque estamos diciendo se pueden cambiar las cosas, hay otros caminos, no solo sentarnos a esperar que el camión recolector venga y retire mis residuos”, nos explica el referente. 

Más allá del plástico 

Las acciones comunitarias, sobre todo en pequeñas colectividades logran generar cambios sociales, es allí, en donde la gente se involucra porque entiende que su granito de arena puede generar un cambio. Hoy vemos como todo un pueblo logra entender que solo juntos, unidos y trabajando, se puede lograr no solo reducir el plástico que tiene como destino un basural, sino que se genera detrás un movimiento que contagia y enamora.  

¿Quién podría pensar que un pueblo decidiría al mínimo sus desperdicios de plásticos? Y no solo eso, sino que los convertiría en un atractivo turístico y mejoraría el turismo religioso. Ellos lo hicieron y van por más. 

“Cómo decía antes, jamás imaginamos que nos convertiríamos en un ejemplo a seguir, hoy nos visitan personas de todo el mundo porque vieron fotos en internet, recibimos cientos de mensajes, nos damos cuenta que las ganas y sobre todo el esfuerzo, fueron la clave, porque ver las estructuras es hermoso, pero poco se sabe de la cantidad de horas que hay detrás, el plástico es un elemento resistente, hay que aprender de él y eso hicimos”, reflexiona. 

Quienes estén en la provincia de Misiones entre el 2 y 17 de abril, pueden pasar por Capioví. 

 Colonos, su cultura, resiliencia y visión de futuro  

Para comprender más a fondo lo que hace esta comunidad, hay que decir que como en muchas otras ciudades de Misiones, muchos de sus habitantes llegaron desde Alemania o Suiza, entre otros países, huyendo de la guerra y del dolor. “Con la patria a cuesta”, como titula el libro de María Cecilia Gallero, un libro que relata historias de personas que se afincaron en esta parte del país. 

Es importante detenernos en las cuestiones antropológicas que hacen a una comunidad, es que solo así se comprende de verdad la noticia. Aún más cuando, hablamos de una historia que transciende, que une y que logra dejar huellas. 

El libro antes citado nos ayuda a comprender el presente mirando hacia el pasado, por ello siento necesario transcribir algunos extractos de una de las historias que allí se relatan: "Corría el año 1924, cuando la familia Vogel, parte de Brasil para llegar hasta Capioví. 'Siendo el día 3 de septiembre, nos instalamos definitivamente en Capioví', relata Oscar Vogel y la reseña finaliza, 'de esa manera llegó la familia Vogel a esa tierra de colonizadores en tiempos muy difíciles, de gente desconocida, de selva virgen, de pocos caminos, sin escuela de enseñanza para los hijos, sin una iglesia, sin un médico, pero eso sí, con un gran espíritu de trabajo, de progreso y de esperanza, en este país joven de abundante tierra fértil para el futuro de las siguientes generaciones'”. 

Como no comprender así el presente de una comunidad que supo arriesgarlo todo, por el futuro de sus hijos, pero sin olvidar sus tradiciones, su cultura, sus raíces. 

Por eso hoy con esta nota, que en apariencia busca contar una cuestión superficial, Quintaesencia, comparte una historia presente con fuerte raigambre cultural, entendiendo que para saber hacia dónde vamos primero, hay que saber de dónde venimos. 

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