Viajar y contar historias para encontrarse

HISTORIAS QUE INSPIRAN 29/10/2021 María del Carmen Ruiz Díaz María del Carmen Ruiz Díaz
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El lado B de Egipto, entre las pirámides y la ciudad bombardeada, visto y contado por Rodrigo.

Rodrigo González es hombre que ya carga con miles de kilómetros recorridos sobre su espalda y en el sentir. Esto se debe a que hace un par de años inició un camino como viajero o mochilero, según guste más, que lo llevaron a recorrer distintos lugares de la extensa América Latina y después, cruzó el océano Atlántico e hizo pie en España.

Pero como tiene una causa y un efecto, esa decisión de iniciar viaje tuvo su puntapie inicial allá por el 2015 y cuando cursaba las últimas materias de la carrera de Derecho, tuvo un cuadro de arritmia cardíaco que si bien en un principio no revestía gravedad fue, sin dudas, una gran luz roja de alerta que se había encendido. "Si bien un par de meses antes tuvo algunos picos de presión importante pero que no le había prestado mucha atención, por lo que todo hace indicar que este problema era consecuencia de eso", dijo casi en el inicio de la charla con Quintaesencia y a modo de contextualización.

A esta altura, él divide su vida en dos etapas: una antes y después del episodio de salud. En el primero, contó, lo hizo de acuerdo a lo "esperable" desde el punto de vista social, teniendo en cuenta su contexto familiar y social. Pero el suceso de arritmia, lo llevó a mirar su vida desde otro lugar y otra perspectiva. "Siempre digo que somos hijos del rigor y que, si no me hubiera pasado eso, tal vez seguiría viviendo de acuerdo a los mandatos y las estructuras, lo cual implicaría tener dejar en el cajoncito de los sueños, la idea de viajar", reflexionó.

"Siempre digo que somos hijos del rigor y que, si no me hubiera pasado eso, tal vez seguiría viviendo de acuerdo a los mandatos y las estructuras..."

La noche que pasó en terapia intensiva en observación, le permitió preguntarse si estando allí todo lo que había hecho tenía real sentido y valor. "Fueron horas de pensar y preguntarme un montón de cosas, pero además de explorar la fragilidad que tenemos los seres humanos y que para mí fue muy chocante porque hasta ese momento, yo pensaba que a mí no me iba a pasar ese tipo de cosas", señaló.

Pero como todo tiene su proceso y tiempo de decantación, Rodrigo contó que el "darse cuenta y darle dimensión" al suceso y a la fragilidad en sí, le demandó un tiempo. "Recién a la semana pude llegar a entender que ese estilo de vida que llevaba, de tener tres trabajos y estudiar, no era lo que me hacía sentir bien. Entonces decidí que eso debía cambiar. Así que, a partir de ese momento, inicié un plan de para poder hacer frente a un par de cuentas que tenía, cumplir con determinados compromisos y comenzar a deshacerme de todo aquello que era superfluo, no lo necesitaba o no lo usaba. Y así, comencé a ahorrar con la idea de iniciar un viaje que me llevara a recorrer en principio, Latinoamérica", recordó.

Este rosarino que -como la mayoría de los nacidos en esa ciudad- lleva grabado a fuego la tonada característica, comentó que siempre abrigó el anhelo de viajar porque atesoraba entre sus recuerdos la emoción de viajar con su familia y en las estaciones de servicios cruzarse con gente que no conocía, poder charlar con ellos unos minutos e identificar sus orígenes por los modismos en el hablar. "Esto a su vez lo pude ratificar en un viaje que hice por dos meses a Bolivia y Perú, sabía que esa posibilidad de experimentar y vivir distintas situaciones mientras viajo, me hacía muy feliz", remarcó.

En este contexto dijo que al empezar a dejar vacíos en su agenda y empezar a desentenderse de algunas actividades y desprenderse de bienes materiales, entendió que lograba ciertos momentos de paz, "momentos conmigo, como también otras situaciones que no las tenía vista o que, por lo menos, entendía que las tapaba con trabajo y otras ocupaciones".

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Un camino, muchos caminos

Una vez que sus pertenencias quedaron reducidas a las que cabían en cinco cajas, Rodrigo sintió que estaba listo para emprender el viaje que lo llevara a conocer y experimentar otras realidades y culturas, como a su vez conocerse y comprender su resistencia ante la diversidad de situaciones que le aguardaban en el recorrido. 

Del Amazonas profundo, pasó por Venezuela y Colombia, desde surgió la posibilidad de viajar a España y así, casi de manera impensada, en el viejo continente comenzó otra etapa que lo llevó a soñar y concretar un recorrido por el Camino de Santiago, y que después lo llevó a Portugal, Egipto, Estambul Andorra, que es uno de los pocos lugares del mundo que permite a los argentinos a trabajar sólo el pasaporte argentino, y también lo llevó a Kosovo, Turquía, Jordania, entre tantos países. 

Y en todo este proceso casi de metamorfosis kafkiana, pero en viaje, para Rodrigo fue fundamental llevar registro de determinados hechos, escribir pequeños relatos o apuntes para algunas de las historias con las que fue delineando Terapia Nómade, un proyecto literario que recopila experiencias, pero también sentires. “Para mí escribir es fundamental porque me permite ir volcando todo aquello que voy sintiendo y procesando”, comentó. 

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Presentaciones en Corrientes

Y un día, los caminos de la vida lo trajeron de vuelta a su Rosario natal y desde allí, comenzó a gestar una serie de presentaciones de su libro en proceso. Así, surgió la posibilidad de programar dos eventos en Corrientes: el primero de ellos programado para el sábado 30 de octubre, a las 17.30, en Séptimo (Pago Largo 821) y el domingo 31, a las 19 en la Biblioteca Mariño (Santa Fe 847). 

Ante la consulta sobre el eje de cada charla, Rodrigo comentó que en la primera hablará sobre viajes post pandemia, viajar sin pagar de más, los requisitos para ingresar a cada país y la cuestión seguro del viajero, entre otros puntos. En tanto que, en la segunda, comentará sobre las posibilidades de viajar haciendo voluntariados, viajar a dedos, las restricciones de viaje y la modalidad de alojamiento couchsurfing, entre otros.

¿Y después?

Esa fue una de las últimas preguntas hechas al joven rosarino, quien comentó que planea quedarse unas semanas más en Argentina y después volver a Andorra para trabajar. La finalidad es poder ahorrar lo suficiente para que Terapia Nómade tenga su versión libro para de allí en más, iniciar una nueva etapa. 

Y es que según contó, el proyecto aún no se acaba, sólo llegó el momento de concluir una etapa, la cual merece un cierre tangible en páginas y tinta. 

Porque después, y casi parafraseando un viejo tango, quien sabe del después… o si habrá un después.


Para conocer más a Rodrigo González se puede visitar su página web o su cuenta de Instagram: Terapia Nómade

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