Cosmética natural como resultado de los caminos andados

GENERAL 09/10/2021 María del Carmen Ruiz Díaz María del Carmen Ruiz Díaz
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Belén al natural, como la cosmética que elabora.

Los caminos de la vida parecen volverse sinuosos pero tranquilos, como una llanura; otros, pueden ser escarpados como las laderas de una montaña, pero ambos a veces presentan desafíos y encrucijadas. Algo de esto también le pasó a Belén de las Heras, una mujer nacida y criada en Buenos Aires pero que pasó varias y largas vacaciones en Santa Cruz, en la bella Patagonia.

En algún momento, la decisión de dejar la gran ciudad y buscar su lugar entre las montañas y los lagos, fue hasta casi lógica. En una entrevista con Quintaesencia, ella desanduvo algunos de esos caminos que inclusive, la trajo como voluntaria durante seis meses al Parque Nacional Mburucuyá. "Conocí esa maravillosa región del país como una forma de comprobar si realmente yo quería ser guardaparques. Lidia y Marcelo son dos amigos muy queridos, que ya estaban trabajando como tales en la isla Victoria (Neuquén), y que no creían que tenía pasta para eso. Me decían, 'andá a Mburucuyá para probar si querés ser guardaparques porque a vos te gustan las montañas y nada más'. Asi que fui como voluntaria y me enamoré de su gente, su cultura y su naturaleza", contó a modo de contexto.

Pero antes y como parte de la búsqueda de caminos, Belén había estudiado para docente especial: "Cuando terminé el secundario, decidí estudiar esa carrera, pero cuando empezamos a hacer las prácticas, me asustó la realidad que burocrática y social en la que te vez inmersa. Eso me llevó a dejar la carrera y entonces mi familia me dijo: 'Entonces tenés que trabajar'. Y arranqué a trabajar en una cocina y tuve la oportunidad de trabajar con gente muy importante, en Buenos Aires".

As comenzó a estudiar para chef y un mes antes de concluir la carrera, la abandonó porque surgió la oportunidad de ir a trabajar a la cocina de un hotel de la isla Victoria. "Imaginate los planteos que me hizo mi familia, porque todavía hay gente que considera como fundamental el que cuentes con un título. Pero en realidad yo siento que las cosas más importantes que aprendemos e incorporamos en la vida, vienen de nuestra propia inquietud y autodisciplina".

"...siento que las cosas más importantes que aprendemos vienen de nuestra inquietud y autodisciplina".

Trabajó en ese restaurante por varios años, durante los cuales se inició en el camino del yoga y comenzó a incursionar en la cocina vegetariana, esto fue hace 20 años atrás, "cuando nadie quería consumir este tipo de comidas", rememoró. Y como los platos que le demandaban preparar ya no la hacían sentir bien, decidió dejar su puesto y dedicarse a enseñar yoga. "Pero la cosmética siempre estuvo en mi vida, casi como una cuestión de autosuficiencia, y hacía ungüentos, jabones y demás, siento que eso también vino conmigo. Y según cuenta mi mamá, a los 18 yo ya tenía muy clara mi inclinación hacia el cuidado del cuerpo y la salud, pero desde otra perspectiva. Ella cuenta que cuando tuve una bronquitis muy fuerte, yo decidí no tomar la medicación y curarme con jarabe de sauco", contó.

Lo paradójico, es que el papá de Belén era médico y dedicó gran parte de su vida al tratamiento convencional de las afecciones. "Y a mí siempre me interesó la salud, pero desde otro lugar que tenía que ver con las emociones, con lo que tomamos y todo ese costado alternativo", aseguró. Tanto es así que durante el tiempo que vivió en Corrientes, llegó a conocer el uso de muchas de las hierbas medicinales de la región como, por ejemplo, el ambay.

Emprender por pasión

Todo este bagaje de pensar, sentir y experiencias llevaron a Belén y una alumna de yoga a empezar a experimentar y comercializar productos de cosmética natural. "Ella me mostraba las cosas que hacía, yo hacía lo mismo y así nació la intención de generar un emprendimiento. Al principio no me convencía mucho porque daba varias clases, era mamá de una nena de dos años y sentía que no iba a poder, pero finalmente, me decidí", dijo.

La propuesta funcionó muy bien, tanto que los productos que elaboraban llegaron a ser conocidos y demandados muy pronto. Después, las socias decidieron separarse porque cada una perseguía objetivos diferentes, "pero yo quería seguir haciéndolo y así nació Hibiscus Patagonia, mi línea de cosmética natural, como un homenaje a esta región que amo, y en especial la zona en la que vivo, que es entre San Martín y Junín de los Andes (Neuquén)", contó.


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Además de elaborar productos sin parabenos ni otros químicos, Belén también está comprometida con el cuidado del medio ambiente. "Porque me parece que todo debe ir en línea, no podés fijarte y tener cuidado con los productos que usás y que vengan en recipientes que sean contaminantes. Todo esto hizo que diera un montón de vueltas a la hora de definir qué envolotorios y demás iba a usar sea consecuente con el tipo de productos", reflexionó.

En la actualidad, Hibiscus cuenta con una variedad de nueve tipos de shampoo sólido, seis de jabón y un detergente sólido. El proceso de saponificación que conllevan es de seis semanas y a temperatura ambiente.

Pero mientras, sigue ideando y produciendo otros productos como exfoliantes y bálsamos como por ejemplo uno hecho de pasionaria, casi en honor a su paso por Mburucuyá, melisa, tilo y lavanda, "para ayudarnos a lograr una conexión con nosotros mismos antes de dormir", dijo.

Ante la consulta de por qué eligió este nombre, Belén contó que le gustó la sonoridad de la palabra y sus propiedades. "Entonces me pareció que cerraba por todos lados porque habla de un producto que está presente en mis preparados y también habla de mí", sonrió. Y es que de esa manera, ella siente que va compartiendo parte de los caminos andados pero con la intención de aportar buenas intenciones y energías, a quienes adquieren sus productos.


Si querés investigar más sobre los productos elaborados por Belén, podés ingresar a su página web hibiscuspatagonia.com o en su cuenta de Instagram, @hibiscuspatagonia.

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